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Dónde trabajamos

¿Qué es el Fondo de Contribuciones Voluntarias de las Naciones Unidas para las Víctimas de la Tortura?
El Fondo es una operación única de las Naciones Unidas que ofrece ayuda directa a las víctimas de la tortura y a sus familias. Fue creado en 1981 por la Asamblea General para centrar la atención mundial en las necesidades de las víctimas de la tortura.  El objetivo del Fondo es ayudar a las víctimas y a sus familias a reconstruir sus vidas y a buscar reparación por las violaciones de los derechos humanos que han sufrido. 

¿A quién ayuda?
El Fondo ayuda a las víctimas allí donde se produzca la tortura. En 2015, presta ayuda directa a más de 57.000 víctimas, tanto adultos como niños, en más de 80 países. Entre las personas a las que actualmente ayuda el Fondo se encuentran solicitantes de asilo, migrantes indocumentados, víctimas de violencia sexual en conflictos armados, defensores de los derechos humanos, víctimas de desapariciones forzadas, indígenas, personas LGBT y personas torturadas durante la detención.

¿Cómo funciona el Fondo?
El Fondo concede subvenciones anuales de entre 30.000 y 40.000 dólares de media a diversos proyectos de la sociedad civil que proporcionan asistencia médica, psicológica, social y jurídica a las víctimas de la tortura. Los proyectos son seleccionados por el Consejo de Administración independiente del Fondo. La Oficina de Derechos Humanos de la ONU (OACDH) gestiona el Fondo. En 2015, el Fondo concedió un total de 6.188.000 dólares a 184 proyectos; 75.400 dólares a tres proyectos de formación; y 1.000.000 de dólares para proyectos de emergencia y creación de capacidades.

¿Qué tipo de proyectos apoya el Fondo?
Los proyectos incluyen centros de rehabilitación, ONG, asociaciones de víctimas de la tortura y las desapariciones forzadas, asociaciones de familias, hospitales privados y públicos, clínicas de asistencia jurídica, bufetes de abogados de interés público y organizaciones comunitarias.

¿Por qué es tan importante la rehabilitación para las víctimas?
La prestación de asistencia a las víctimas de la tortura no es una obra de caridad: es una obligación legal consagrada en un derecho exigible que entra de lleno en las obligaciones de los Estados en virtud del derecho internacional. El artículo 14 de la Convención contra la Tortura, ratificada hasta la fecha por 157 países, estipula que los Estados tienen que garantizar que una víctima de la tortura bajo su jurisdicción obtenga reparación, incluidos los medios para una rehabilitación lo más completa posible.

Es ampliamente reconocido que la tortura, que puede provocar graves sufrimientos físicos, psicológicos, económicos y sociales, afecta no sólo a la víctima, sino también a su familia y a su comunidad. No proporcionar una rehabilitación eficaz puede destruir a las familias y a las comunidades, y amenazar a la sociedad en su conjunto.

¿Por qué es tan necesaria la labor del Fondo?
La Convención contra la Tortura entró en vigor en 1987, pero la evidencia indica que muchos Estados, a pesar de ser partes de la Convención, siguen descuidando su obligación de proporcionar rehabilitación. Esto significa que el Fondo recibe solicitudes de ayuda de todo el mundo, muy por encima de sus recursos disponibles.

En algunos países, los proyectos apoyados por el Fondo complementan los esfuerzos de las autoridades para ayudar a las víctimas de la tortura y ayudan al Estado en cuestión a cumplir sus obligaciones en virtud del derecho internacional. En otros países, los proyectos apoyados por el Fondo son la única ayuda que se ofrece a las víctimas de la tortura. En muchos países, el Fondo es un salvavidas para muchos centros de rehabilitación de la tortura que están al límite de su capacidad y tienen largas listas de espera.

¿Cuál ha sido la eficacia del Fondo?
En las últimas tres décadas, se calcula que el Fondo ha proporcionado ayuda por valor de 140 millones de dólares a más de 600 organizaciones de todo el mundo. En general, la financiación de la ONU se considera una fuente de ayuda políticamente neutral y no selectiva, aceptable y aceptada por todos, y se prefiere a la financiación bilateral.

El Fondo puede responder rápidamente a las necesidades que surgen en situaciones de emergencia. Por ejemplo, este año está apoyando a una organización en el norte de Irak que proporciona servicios de salud mental a los refugiados sirios y a las víctimas de los ataques del ISIL; un proyecto de asistencia jurídica en Ucrania que aborda la tortura perpetrada en la región oriental, así como en Crimea; y un proyecto en Senegal que proporciona ayuda médica, psicológica y social a las personas que fueron torturadas en la República Centroafricana.

El Fondo también reconoce las necesidades a largo plazo de las víctimas. Por ejemplo, apoya proyectos que documentan las torturas cometidas durante los regímenes militares de los años 70 y 80 en Argentina y Chile, lo que ha dado lugar al enjuiciamiento y condena de los autores.

¿Cuál es la situación financiera del Fondo?
Las contribuciones al Fondo son exclusivamente voluntarias. En 2013, los donantes (principalmente los Estados miembros de la ONU) aportaron 8,3 millones de dólares; en 2014, esta cifra aumentó a unos 9,3 millones de dólares. El aumento se debió principalmente a una contribución excepcional de Alemania para apoyar la labor del Fondo en apoyo de las víctimas sirias. El Fondo cuenta con una base de donantes relativamente limitada (22 donantes en 2014) y no alcanza su nivel objetivo de 12 millones de dólares que le permitiría responder a las numerosas demandas de ayuda que recibe.

Para más información, incluyendo detalles sobre cómo solicitar financiación:
http://www.ohchr.org/SP/Issues/Torture/UNVFT/Pages/Index.aspx

Datos de contacto:
Teléfono (41) 22 917 9315
Fax (41) 22 917 9017 
Correo electrónico: unvfvt@ohchr.org 

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