El ACNUDH en Moldova: Ofreciendo apoyo vital a los refugiados ucranianos
21 abril 2022
Desde que comenzara la guerra en Ucrania el 24 de febrero, Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Moldova ha desempeñado un papel integrante a la hora de supervisar las fronteras del país y de movilizar apoyos para los refugiados que entran al país.
Se calcula que en el período que va del 24 de febrero al 15 de abril, 421.130 refugiados han huido hacia Moldova y que 101.331 de ellos han tomado la decisión de quedarse en el país, según declara Bea Ferenci, Asesora de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Moldova.
Aproximadamente otros 8.000 refugiados adicionales que han decidido quedarse permanecen en la región de Transnistria, localizada entre el río Nistru y la frontera entre Moldova y Ucrania, una región que soporta un conflicto de larga data. El apoyo a los refugiados en la región presenta dificultades y ya lleva cierto retraso.
El número de refugiados que está entrando es demasiado grande para Moldova ya que se trata de un país pobre y pequeño con una población residente de sólo 2,59 millones de personas, explicó Ferenci.
«Nosotros hemos recibido el mayor ingreso de refugiados en términos de cifra per cápita de todos los países que están recibiendo refugiados,» explicó.
En el centro de la crisis
Ferenci relató que cuando su equipo ofreció apoyo inmediato en la frontera por primera vez, los coches formaban una cola de 30 kilómetros, y cientos de personas, que eran principalmente mujeres, niños y personas mayores, esperaban para poder cruzar. Al principio del conflicto, cerca de 15.000 personas cruzaban los puntos de paso en la frontera cada día.
Desde el principio, ellos se encargaron de la supervisión de la situación observando, hablando con la gente e identificando los servicios necesarios para protegerlos y apoyarlos como por ejemplo el acceso a información, refugio, servicios de salud, alimentos, ropas, educación, traducción, y asistencia legal.
Además, ellos vigilaron la situación en los Centros de Alojamiento para Refugiados (RACs, según siglas en inglés) para poder entender cuáles eran sus necesidades y saber cuál era su nivel de preparación para poder alojar a pesonas de diferentes grupos vulnerables, como por ejemplo personas con discapacidades, romaníes, y familias con niños pequeños.
Algunos de los problemas que Ferenci y su equipo identificó fueron cuestiones de discriminación contra Romaníes, la posibilidad de trata de personas, la posibilidad de explotación sexual, problemas con la documentación, así como la falta de acceso al transporte, centros de tránsito y albergues para personas con discapacidades físicas. Ella también añadió que al principio hubo problemas con las personas que tenían que esperar durante horas haciendo cola bajo el frío y sin ropa de abrigo ni mantas y también con la falta de infrastructura de servicios de higiene personal, alimentos o servicios.
«Desde el mismo comienzo de la entrada de refugiados hubo una gran movilización por parte de la comunidad para ayudar a los refugiados,» aseguró. «La mayor parte del apoyo provenía de voluntarios, por lo que básicamente eran moldavos los que se acercaban con carros con alimentos, ropa, ofreciendo transporte, alojamiento y demás. El Estado agradeció esta movilización, a la vez que se encargaba de instalar la infraestructura necesaria.»
A la vez que se han instalado albergues para alojar a los refugiados, Ferenci explicó que otras personas han abierto también sus hogares.
“Es increíble,» indicó.
«Mucha gente se acerca a los puntos de cruce de la frontera y recogen a refugiados. Incluso se acercan a albergues a recoger a familias y llevarlas a sus hogares. La respuesta está siendo impresionante.»
Ferenci indicó que cerca del 80 por ciento de los refugiados aquí son alojados por familias y muchos de ellos no están emparentados con ellos. Dadas las dificultades económicas que sufre Moldova, Ferenci añadió que se han creado programas de subvenciones en efectivo para ayudar a las familias que ofrecen alojamiento a los refugiados y también para los propios refugiados.
«Existe un sentido de comprensión y empatía con los refugiados ucranianos,» señaló. «También existe un enorme temor de que todo esto terminará teniendo consecuencias para Moldova.»
Identificando y apoyando a los grupos vulnerables que corren un mayor riesgo
Casi el 90 por ciento del número total de refugiados son mujeres con niños, y este es uno de los grupos de personas más vulnerables a quedar expuesto a diferentes riesgos como la explotación sexual y la trata de personas.
El grupo minoritario de los romaníes forma también un grupo vulnerable que se enfrenta a numerosos obstáculos como la discriminación racial, la exclusión basada en prejuicios, asi como el estigma.
«Los romaníes corren el riesgo de ser relegados,» declaró Elena Cuijuclu, Investigadora Superior sobre Minorías en Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Moldova. «Es una de las principales cuestiones que han denunciado los defensores de derechos humanos, las organizaciones de la sociedad civil, así como los mecanismos de derechos humanos de las Naciones Unidas.»
Esta es la razón por la que Derechos Humanos de las Naciones Unidas ha venido ayudando a las organizaciones de la sociedad civil romaní a desarrollar un proyecto para proporcionar ayuda humanitaria a los refugiados romaníes en Moldova, incluyendo la región de Transnistria, con el apoyo financiero de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación. Es necesario que los romaníes cuenten con un mayor acceso a educación y otros servicios básicos como medicinas y alimentos, y que también reciban asesoramiento legal para la documentación de niños y adultos, explicó Cuijucl.
Los niños con discapacidades y sus familias necesitan de asistencia y apoyo para adaptarse a entornos desconocidos. A la vez que visitaban albergues en diferentes lugares de Moldova, Tatiana Cernomorit, Oficial Nacional de Derechos Humanos en Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Moldova, observó que los niños con discapacidades, como por ejemplo los niños con trastorno del espectro autista, se desenvuelven mejor en albergues de menor tamaño.
Cernomorit también explicó que los niños con discapacidades necesitarán de apoyo y ayuda para su inclusión en las escuelas. Ella recalcó la necesidad de dar mayor formación a los profesores sobre cómo apoyar de manera más eficiente su inclusión así como el trabajo en el aula para los niños refugiados, incluyendo a niños con discapacidades.
Ella también afirmó que es necesario garantizar que las infraestructuras de los CARs sean accesibles para las personas con discapacidades como por ejemplo los grupos sanitarios, habitaciones adaptadas a las necesidades de las personas con discapacidades. Además, se debe garantizar acceso a la información (materiales informativos y plataforma en línea), como por ejemplo la interpretación de lengua de signos y de formatos fáciles de leer, para que de ese modo también puedan recibir información importante sobre sus derechos y servicios.
«Debemos también concienciar sobre el hecho de que las personas con discapacidades psicosociales e intelectuales se encuentran entre los grupos de personas con discapacidades que son menos aceptadas en nuestra sociedad,» aseguró.
El Gobierno cuenta ahora con la infraestructura instalada para dar apoyo a los refugiados que lleguen y se encuentra trabajando con las Naciones Unidas para crear planes de acción para protección. Por ejemplo, se ha formado un grupo de trabajo de protección para abordar los riesgos y cuestiones relacionados con grupos vulnerables y debido a la labor de promoción realizada por Derechos Humanos de las Naciones Unidas, se crearon grupos de trabajo sobre refugiados con discapacidades y sobre romaníes. En la actualidad existen 16 organismos de las Naciones Unidas además de varios ONGIs y ONGs trabajando en Moldova para prestar su ayuda.
Debido a que otras entidades de las Naciones Unidas y ONGIs que han llegado a Moldova se están encargando ahora de la recepción de los refugiados, Ferenci explicó que Derechos Humanos de las Naciones Unidas ha desplazado su centro de atención hacia las personas que han decidido quedarse en el país, en especial los grupos vulnerables, para identificar los servicios que estos necesitarán a largo plazo. Ahora que hay personas que van a quedarse por más tiempo, surgirán nuevos problemas, y será necesario abordar estas cuestiones como por ejemplo hacer frente al problema de la información errónea, el discurso de odio, la cohesión social y la ayuda a personas con problemas de plazo más largo, incluyendo la salud mental.
«Las personas con problemas de salud mental deberán contar con un acceso regular a apoyo y medicación de salud mental, por lo que necesitarán de un médico de familia,» explicó Ferenci. «Esta es la fase en la que nos encontramos ahora. Cada refugiado tiene su propia historia y sus propios problemas.»