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Migrantes

Dari Dapur: Una nueva narrativa sobre la migración en Malasia

15 julio 2024

Un grupo de jóvenes trabajadoras migrantes se abren paso a través de callejones para llegar a trabajar a las instalaciones de una fábrica de alta tecnología cercana, Petaling Jaya, Malasia, 28 de noviembre de 2017. © ONU Mujeres
© ONU Mujeres

“Me encanta lo que hemos creado aquí, este pequeño y acogedor espacio de comidas familiares, que siempre están en el centro de lo que nos reúne. Siento que en este espacio hay más humanidad que en ninguna otra parte. Dari Dapur tiene algo que me llega al fondo del corazón”, afirmó Melisa Idris, periodista del principal canal de televisión de Malasia, Astro Awani.

Idris acaba de disfrutar de un almuerzo variado, y quizá más copioso de lo que inicialmente pensaba, en el Centro de Aprendizaje para Refugiados Kachin en Kuala Lumpur (Malasia). Tras haber celebrado dos eventos similares este año, la campaña Dari Dapur reunió por tercera vez a un grupo de prominentes malayos y a miembros de comunidades de refugiados y trabajadores migrantes en torno a platos que evocaban recuerdos especiales de sus patrias respectivas. 

Ese día, Idris no participaba en la comida en calidad de reportera. Estaba allí como una de las portavoces de la campaña Dari Dapur que, mediante su emblemática serie de documentales cortos, congrega a algunas de las figuras más influyentes del país y a colectivos de refugiados y migrantes, para que cocinen juntos una comida típica del país de origen de cada cual e intercambien relatos, esperanzas y sueños, como medio de hallar en la comida un terreno común capaz de aunar a toda la humanidad a través de regiones y generaciones. 

Algunos participantes narraron historias sobre la patria perdida, una separación familiar o los malos tratos sufridos mientras estaban detenidos y sus esperanzas de que la situación cambiara. Otros reflexionaron sobre la posibilidad de hallar un terreno común con sus anfitriones malayos y la importancia de contar sus propias historias.

Dari Dapur (título que en español podría traducirse por Cuentos de la cocina), es el capítulo malayo de la iniciativa mundial del ACNUDH #StandUp4Migrantsla segunda edición de la campaña MyGreat Story para la región de Asia y el Pacífico, que se inauguró en Australia, en septiembre de 2022. Esta iniciativa se creó en colaboración con un equipo de producción social con sede en Kuala Lumpur denominado kompeni, y su objetivo es cambiar la narrativa sobre la migración, unir a las comunidades y defender los derechos humanos de todos los trabajadores migrantes, los refugiados y otros colectivos itinerantes.

Aunque en Malasia y en muchos otros países del mundo la narrativa en torno a la migración se ha vuelto cada vez más peligrosa, excluyente y divisiva, la campaña Dari Dapur ofrece una nueva perspectiva basada en relatos y valores que los malayos comparten con migrantes y refugiados. La iniciativa ha obtenido una respuesta sumamente positiva de los millones de espectadores que han visto los documentales en las redes sociales y otras plataformas públicas.

Yo creo en esto: una persona solamente te odiará si no logra comprenderte y si no sabe quién eres, si no conocen tus orígenes o si tú no le cuentas tu historia

Príncipe, refugiado Rohingya Pelariano

Malasia es uno de los países más diversos del continente asiático y su diversidad procede de una rica historia de migraciones. Malasia alberga a unos tres millones de inmigrantes regularizados y entre dos y cuatro millones de migrantes “sin papeles”, así como a unos 188.000 refugiados. Los trabajadores migrantes constituyen casi la quinta parte de la fuerza laboral del país. El gobierno de Malasia ha prometido que respetará las diferentes culturas, lenguas y religiones existentes dentro de sus fronteras y los valores de tolerancia, comprensión y aceptación del prójimo están consagrados en la Constitución.

Según investigaciones exhaustivas encargadas por el ACNUDH, que sirvieron de base a la campaña Dari Dapur, la mayoría de los malayos valoran positivamente los aportes de la migración a la economía y la sociedad. Pero algunos expresan temor ante la complejidad de los problemas relativos a la integración y la cultura.

La investigación mostró además que los malayos coinciden abrumadoramente en la idea de que el respeto de los derechos humanos es síntoma de una sociedad decente y que toda persona merece disfrutar de los mismos derechos. Alrededor del 63 por ciento de los encuestados afirmó que las comunidades son más sólidas cuando todo el mundo recibe apoyo social; más de la mitad dijo que creían en la virtud de ayudar a los demás, cualquiera que fuera su identidad o procedencia, y cerca del 35 por ciento declaró estar dispuesto a acoger a quienes huían de la guerra o la persecución, mientras la misma proporción aseguró que albergaría a quienes no pueden obtener atención sanitaria, educación, alimentos o un empleo decente en sus países de origen.

“Para muchos malayos, la migración es un tema complejo y a veces abstracto, pero los relatos sencillos son un buen instrumento para superar el ruido y la confusión”, señaló Pia Oberoi, asesora principal sobre migración en la región de Asia y el Pacífico. “En nuestra investigación hallamos que la gente sí está dispuesta a escuchar y examinar las vidas de las personas itinerantes, que quieren comprender y apreciar, y entienden que tenemos más cosas en común que asuntos que nos dividen”.

Las ciencias de la conducta en el centro de los derechos humanos

En esa calurosa tarde de junio, el almuerzo habitual contó con un invitado especial, el Alto Comisionado del ACNUDH Volker Türk, que realizó una visita al centro en el marco de su reciente viaje oficial a Malasia.

“Esta comunidad abarca a malayos, trabajadores migrantes de distintos países y refugiados… Hay una sensación auténtica de que la gente se reúne en torno a la comida, pero también en torno a vivencias compartidas, y eso es un acto muy hermoso”, dijo Türk.

Basándose en las conclusiones de la prolija investigación realizada en el contexto de las iniciativas Dari Dapur y MyGreat Story, el ACNUDH preparó una guía de orientación para apoyar la labor de los agentes de la sociedad civil que en la región de Asia y el Pacífico tratan organizar campañas para cambiar el relato público con miras a contrarrestar el discurso pernicioso y deshumanizador sobre la migración y los derechos humanos.

La guía, titulada “Building Human Rights-Based Migration Narratives: The Story of Dari Dapur and MyGreat Story” [Relatos sobre la migración basados en los derechos humanos: La historia de Dari Dapur y MyGreat Story] pone de relieve la metodología, sólidamente anclada en las ciencias de la conducta, que el ACNUDH aplicó en el proceso de investigación y desarrollo de la campaña #StandUp4Migrants en dos experiencias piloto, Malasia y Australia.

Las ciencias de la conducta abarcan conocimientos de base empírica relativos a cómo la gente se comporta y toma decisiones en respuesta al contexto. La comprensión de los vectores del comportamiento individual y colectivo es indispensable para elaborar una narrativa convincente, cambiar los modos de intervención, transformar la actitud de las sociedades y lograr cambios eficaces en la conducta personal y social. El ACNUDH ha utilizado con frecuencia las ciencias de la conducta como medio de mejorar la ejecución de su mandato y lograr sus objetivos en materia de derechos humanos, desde fomentar cambios en actitudes y comportamientos, hasta propiciar intervenciones en asuntos legislativos, políticos y comunitarios. 

“El campo de las ciencias de la conducta encierra un enorme potencial para los derechos humanos. Puede ayudarnos a comprender cómo la gente se comporta y cómo ejercen sus opciones. Y puede ayudarnos a llegar a nuestro público”, señaló Türk.

“Al destacar las ocho etapas que seguimos, esperamos que la guía sirva de apoyo concreto para los agentes de la sociedad civil y otros interesados que deseen coordinar campañas similares de participación pública. Tenemos la esperanza de que otras personas se sientan inspiradas y aúnen fuerzas con miras a cambiar la narrativa y así avanzar hacia un futuro de igualdad y dignidad”.

En muchos países del mundo, la migración se suele plantear como un problema social, y a las personas itinerantes se les representa únicamente en términos de dificultades y costos, por ejemplo, la economía o la sociedad. Las narrativas perjudiciales prolongan los estereotipos y las percepciones erróneas acerca de los migrantes y la desinformación en torno a la migración, y pueden conducir a la deshumanización de esas personas.

Estas modalidades de narrativa suelen fundamentarse en la xenofobia y el racismo, y pueden reforzar el sentimiento de “nosotros contra ellos”, excluir de la sociedad a personas que están en situación de vulnerabilidad. La forma en que la gente percibe a los migrantes y habla de ellos y de la migración desempeña una función esencial en la tarea de garantizar la igualdad y los derechos humanos de los migrantes, refugiados y otras personas itinerantes.

“Las sociedades sanas y dinámicas son las que celebran la diversidad y nuestra humanidad común. Estas sociedades defienden activamente a todas las personas del odio y la discriminación. Y exaltan los principios de justicia, dignidad, igualdad y respeto para todos”, declaró Oberoi.