Refugiados y refugiadas procedentes de Ucrania reciben apoyo en Moldova
25 octubre 2024
Desde la ventana de su habitación, Liubov puede ver las vides y rosales del jardín, una de las pocas distracciones en su día a día. Esta vista sirve también para ayudar a que esta mujer de 83 años de edad se olvide por un rato de las sirenas de ataques aéreos y explosiones que siguen sonando en su cabeza desde que huyó de Ucrania.
"Aquí la gente es muy hospitalaria. Se está tranquilo y me dan mis medicinas, pero echo de menos mi piso de Odesa," declaró. "Hay días en los que pienso en embalar mis cosas y volver, pero me da mucho miedo."
Gracias a un proyecto puesto en marcha por Derechos Humanos de las Naciones Unidas, refugiados marginados de Ucrania reciben un mejor acceso a servicios básicos en Moldova, que incluyen medicinas, cuidados y dispositivos de asistencia para niños y adultos con discapacidades. Liubov tiene diabetes y no puede levantarse de la cama sin ayuda.
Con financiación de la Dirección General de Protección Civil y Operaciones de Ayuda Humanitaria Europeas (DG ECHO), este programa aspira a proteger los derechos humanos de refugiados con necesidades especiales como por ejemplo personas mayores, personas con discapacidades, niños, madres solteras y miembros de la comunidad romaní.
"Todo refugiado y refugiada tiene detrás una historia de pérdida y trauma," afirmó Bea Ferenci, jefa de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Moldova. "Esta iniciativa busca mejorar el acceso a servicios y asistencia, además de garantizar el derecho humano de todas las personas refugiadas a la igualdad y a la no discriminación."
Apoyo vital
Derechos Humanos de las Naciones Unidas ha ofrecido apoyo a refugiados que huyen de Ucrania hacia Moldova desde que comenzara la invasión a gran escala de Ucrania por parte de la Federación de Rusia el 24 de febrero de 2022. Casi un millón de personas desplazadas desde Ucrania han llegado a Moldova, y aproximadamente 124.000 permanecen en el país, en busca de seguridad mientras huyen de un conflicto armado que acaba de entrar en su tercer año.
Cifras ofrecidas por el gobierno muestran que cerca de un 80 por ciento de las personas que llegan son mujeres, niños y personas mayores. Estas están expuestas a diversos riesgos, que incluyen poder encontrar vivienda, acceso a asistencia sanitaria y el peligro de caer en la pobreza. Muchas de las personas refugiadas ya han agotado sus ahorros y tienen que depender cada vez más de la ayuda humanitaria para poder satisfacer sus necesidades más básicas, según detalla un estudio reciente del Consejo Noruego para los Refugiados.
Debido a que su salud iba empeorando y los ataques aéreos la mantenían despierta por las noches, Liubov metió en una maleta algunas de sus pertenencias y cogió un autobús hacia Moldova junto con su compañera de habitación. Liubov estaba demasiada enferma para caminar, por lo que los guardias fronterizos de Moldova la tuvieron que transportar en una silla de madera para que cruzara la frontera. Hoy ella vive en una casa de alquiler en Basarabeasca, en el sur de Moldova. Con el apoyo de un funcionario de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Liubov comenzó a recibir medicación para su diabetes, la cual era proporcionada por una ONG local.
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El objetivo de esta iniciativa es dar dignidad a los refugiados y refugiadas.
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BEA FERENCI, JEFA DE DERECHOS HUMANOS DE LAS NACIONES UNIDAS EN MOLDOVA.
Desde que comenzó en junio de 2023, el proyecto de Derechos Humanos de las Naciones Unidas ha proporcionado medicinas contra la diabetes y el cáncer, pañales, andadores, sillas de ruedas y gafas, así como otros dispositivos de asistencia a través de un sistema de derivación que sirve para conectar a refugiados con ONGs moldovas e internacionales.
El proyecto abarca todas las regiones administrativas de Moldova, incluyendo la orilla izquierda del río Nistru/Dniester. Durante las visitas sobre el terreno a centros humanitarios, puntos de distribución y centros de acogida a refugiados, los oficiales de Derechos Humanos de las Naciones Unidas identifican a personas en riesgo quienes precisan de servicios especializados, apoyo, o asistencia, para su posterior derivación a proveedores de servicios relevantes.
Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Moldova ha mantenido entrevistas con 2.130 refugiados y refugiadas procedentes de Ucrania y con 546 miembros de comunidades de acogida, recopilando datos sobre su situación de derechos humanos y sobre cualquier posible experiencia de discriminación.
Esto permite que la Oficina elabore datos exhaustivos y desglosados sobre distintos grupos de refugiados, incluyendo a comunidades marginadas, aseguró Olha Florynska, una Oficial de Gestión de Información y Presentación de Informes de las Naciones Unidas en Moldova.
"Ahora yo le puedo ver y él puede escucharme."
Entre aquellas personas quienes también fueron receptores de servicios se encuentran Oleksandr y su mujer, Olga.
Oleksandr tiene una discapacidad auditiva, pero a pesar de eso podía sentir cómo las paredes y el suelo temblaban cada vez que las fuerzas rusas disparaban misiles sobre Kyiv. Olga, por su parte, tiene problemas cardíacos y se ha sometido recientemente a una operación de cataratas.
"Mi mujer no podía dormir y yo, a pesar de mis problemas de audición, podía sentir las explosiones de las bombas, por lo que tampoco podía dormir por la noche," explicó Oleksandr, de 73 años de edad.
A pesar de los problemas de salud de ambos, la pareja decidió huir de Ucrania e instalarse en Moldova.
"Estamos aquí para poder calmar los nervios y tranquilizarnos," indicó Oleksandr.
Un oficial de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Moldova identificó las necesidades especiales que tenían la pareja en una reunión en el ayuntamiento de Basarabeasca, donde vive la pareja. A través del programa, Oleksandr recibió un audífono y Olga un par de gafas, ambos objetos provistos por una ONG de Moldava. La pareja recibe también medicinas gratis para su tensión arterial.
"Tuve que acostumbrarme a llevar un audífono, pero ahora estoy encantado," aseveró Oleksandr.
"Ahora yo le puedo ver y él puede escucharme," indicó Olga, de 66 años.
Problemas cardíacos
Polina y Oleksandr, refugiados procedentes de Ucrania, viven en un pequeño apartamento alquilado en Chisinau. Los dos sufren problemas cardíacos.
Después de que un oficial de Derechos Humanos de las Naciones Unidas les conociera en un centro gubernamental para refugiados, Polina y Oleksandr comenzaron a recibir medicación para el corazón, la cual es proporcionada por una ONG local.
"Dejar nuestra granja fue una decisión difícil," declaró Polina, de 67 años, una antigua profesora de primaria, a la vez que servía kompot, una tradicional bebida de frutas casera. "A nosotros nos hubiera gustado quedarnos con nuestros hijos y nietos. Ahora somos refugiados."
La pareja relata cómo tuvieron que esconderse en un sótano con sus nietos durante cinco días mientras su pueblo era bombardeado. En Chisinau se sienten seguros, pero su vida no ha sido nada fácil. El coste de la vida es elevado. Polina y Oleksandr, quienes comparten su apartamento con un nieto, están preocupados por su situación respecto a la vivienda, ya que su contrato de alquiler finaliza a finales de este mes.
Oleksandr, de 65 años de edad, hace todo lo que está en sus manos para mantener la moral alta en su familia, desde cantar de vez en cuando una canción tradicional ucraniana hasta comprar flores para Polina.
"Nunca me olvido de llevarle flores cada 8 de mayo. Ese fue el día que nos dimos nuestro primer beso," señaló Oleksandr, quien trabajaba en el pasado como electricista.
A la vez que los refugiados se muestran agradecidos por la ayuda que están recibiendo en Moldova, todos ellos sueñan con volver a Ucrania algún día.
Olga, quién empezó hace poco a reordenar el mobiliario de su apartamento para hacerlo más parecido a su hogar, dijo que se moría de ganas de volver a reunirse con su nieta, Victoria.
"Guardo una foto suya cerca de mi corazón. Volveremos. No tengo ninguna duda sobre ello."