Skip to main content

Consejo de Derechos Humanos

Bachelet apela al Consejo a abordar toda la variedad de derechos que tienen las mujeres y las niñas en situaciones de conflicto

11 octubre 2021

Una niña afgana espera junto a otros refugiados a que un autobús les lleve a un centro de procesamiento a su llegada al aeropuerto internacional de Dulles, Virginia, Estados Unidos, el 26 de agosto de 2021. REUTERS/Kevin Lamarque

«En conflictos y desastres, las mujeres y las niñas (las cuales ya soportan la carga de una amplia discriminación) suelen sufrir una mayor vulnerabilidad y una discriminación aun más profunda,» afirmó la Alta Comisionada de Derechos Humanos, Michelle Bachelet. «La inseguridad y el desplazamiento también dan pie a un aumento de la violencia sexual y de género, así como a otros crímenes y violaciones de derechos humanos tales como la trata de personas, los matrimonios infantiles, precoces y forzados, o la denegación del acceso a servicios de salud sexual y reproductiva.»

Bachelet intervino en el Consejo de Derechos Humanos en Ginebra donde presentó un examen de la labor del Consejo sobre la cuestión de mujeres y niñas en situaciones de conflicto y posteriores a un conflicto, como parte de los esfuerzos del órgano intergubernamental de atender más eficazmente sus derechos humanos en estos contextos.  

El informe analítico que presentó Bachelet llega en un momento cuando el sistema de derechos humanos de las Naciones Unidas celebra el 20º aniversario de la resolución 1325 del Consejo de Seguridad sobre mujeres y paz y seguridad, la cual reafirmó la necesidad de implementar plenamente el derecho internacional y humanitario que protege los derechos de las mujeres y las niñas durante y después de un conflicto. 

El informe de Bachelet destaca que, desde 2015 a 2021, el órgano intergubernamental aprobó cerca de 120 resoluciones relacionadas con esta cuestión, lo que representa el 20 por ciento de todas las resoluciones aprobadas durante ese período.  No obstante, el Examen Periódico Universal atendió solamente al siete por ciento de las 500 recomendaciones referentes a países afectados por conflictos en relación con los derechos humanos de mujeres y niñas en situaciones de conflicto y de postconflicto.  

Bachelet resaltó la importancia de adoptar un enfoque multidisciplinar para asegurar que ninguna mujer o niña se queda atrás.  «Por ejemplo, algunas recomendaciones se centraron en la necesidad de proteger a las mujeres y niñas desplazadas internamente o a mujeres y niñas con discapacidades,» indicó. «Muchas otras resoluciones reconocen también las continuas violaciones que sufren las mujeres y niñas, que incluyen las debidas al desmoronamiento del estado de derecho o al estigma asociado con la violencia sexual y de género.»

El análisis de Bachelet de los informes de los 13 mandatos temáticos del Consejo, subrayó la necesidad de considerar «los factores intersectoriales y agravantes de la discriminación a la que se enfrentan mujeres y niñas, incluso en los programas de protección y reparación.»

Los órganos de investigación del Consejo (como las Comisiones de Investigación) han documentado también discriminación y desigualdad de género, que afectan de forma desproporcionada a mujeres y niñas en contextos de conflicto y de postconflicto.  Bachelet acentuó la importancia de abordar las causas originarias de la violencia sexual y la necesidad de rendir cuentas y de que las supervivientes puedan acceder a servicios integrales de atención sanitaria. Ella citó como ejemplos positivos los informes sobre violencia sexual y de género elaborados por la Comisión de Investigación sobre Siria y la Misión Internacional de Investigación sobre Myanmar.

Bachelet, no obstante, apuntó a deficiencias a la hora de abordar cuestiones relacionadas con determinados derechos de mujeres y niñas en contextos de conflicto.  Estas incluyen el ignorar sus derechos a alimentos, vivienda adecuada, salud (incluyendo salud y derechos sexuales y reproductivos), educación, así como la participación equitativa en la vida económica y pública. 

Bachelet también destacó otras cuestiones que necesitan de mayor atención, que incluyen los efectos negativos de las transferencias ilícitas de armas; del uso de armas explosivas; y de abusos por parte de actores no estatales, que incluyen a los empleados de empresas de seguridad privada. 

Bachelet también subrayó que las resoluciones en raras ocasiones tienen en cuenta cómo la discriminación de género determina la experiencia de un conflicto que sufren las mujeres y las niñas, y que el tipo de cuestiones que se tratan en estas resoluciones proporcionan «una narrativa que sigue reduciendo principalmente la experiencia de un conflicto de las mujeres a la victimización... En varias evaluaciones de EPUs, la mayor parte de las recomendaciones se centraron en la violencia sexual y de género ejercida contra mujeres y niñas, con referencias limitadas a asuntos como la participación, o la salud y derechos sexuales y reproductivos.»

Bachelet recordó a los Estados que, en situaciones de conflicto y posteriores a un conflicto, las mujeres desempeñan un papel fundamental como defensoras de los derechos humanos, periodistas, agentes de consolidación de la paz, líderes de la comunidad, y como proveedoras de las necesidades básicas para sus comunidades, incluyendo los medios de subsistencia, la educación y la asistencia sanitaria. 

Bachelet animó al Consejo y a sus mecanismos a trabajar estrechamente con el Grupo Oficioso de Expertos sobre las Mujeres y la Paz y la Seguridad, el Representante Especial del Secretario General sobre la Violencia Sexual en los Conflictos, el Representante Especial del Secretario General para la Cuestión de los Niños y los Conflictos Armados; además de a reforzar su colaboración con organizaciones de la sociedad civil, incluyendo a organizaciones de mujeres y mujeres que actúan como consolidadores de la paz. 

«Entender de forma plena la experiencia de las mujeres en los conflictos es vital para conseguir respuestas inclusivas, y para promocionar y facilitar un entorno para las mujeres y niñas en toda su diversidad para que prosperen y participen de forma considerable en los procesos de paz, en la consolidación de la paz, y en  los esfuerzos de recuperación,» añadió.  «Es también un elemento vital para construir sociedades resilientes y prevenir una mayor inestabilidad en el futuro.»