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Minorías gitanas

Comunidad romaní: Aniversario de holocausto trae consigo recuerdos dolorosos a la vez que la esperanza de más derechos

28 agosto 2024

Defensores de derechos humanos de las personas romaníes depositan flores en un memorial del Holocausto Romaní en el monumento conmemorativo del campo de concentración romaní de Lety, en Chequia, el cual ha sido recientemente reformado.
© Claude Cahn/ACNUDH

Todos los participantes caminaron en medio de un silencio solemne, pasando lentamente por la puerta del campo, la alambrada y los barracones de los prisioneros, desandando el mismo camino que muchas de sus familias tuvieron que hacer antes de encontrarse con la muerte hace 80 años.

El 2 de agosto de 1944, al menos 4.300 personas romaníes, que incluian a mujeres, niños y personas mayores, fueron asesinadas en Auschwitz-Birkenau, el campo de concentración y exterminio Nazi de mayor tamaño.  Para un grupo de activistas en pro de los derechos humanos de las personas romaní y para unos pocos supervivientes romaníes que aún siguen con vida, esta visita reciente al emplazamiento supuso recordar vívidamente los crímenes cometidos contra esta comunidad a lo largo de la historia.

Pero esta ocasión también se consideró como una oportunidad que sirviera de inspiración a las nuevas generaciones para promocionar los derechos de las personas romaníes y de acabar con el odio y la discriminación.

«Estos campos son un monumento al dolor, pero también lo son a la esperanza.  Cada campo que he visitado conlleva la promesa de un futuro más compasivo,» declaró Michel Kriston, un activista por los derechos de las personas romaníes y descendiente de supervivientes de campos de concentración, durante una ceremonia conmemorativa celebrada el 2 de agosto para celebrar el 80º aniversario del Holocausto.  

«Los campos de concentración, ahora mudos, siguen hablándonos a través del eco de aquellas personas que perdimos; sus voces, aunque ahora están en silencio, nunca serán olvidadas,» aseguró.

Durante el Holocausto, cientos de miles de personas romaníes y Sinti fueron asesinadas por los Nazis y sus colaboradores.   En algunos países, hasta un 90% de las comunidades romaníes que existían antes de la Segunda Guerra Mundial no sobrevivieron al Holocausto.  Muchas de estas personas acabaron en prisión, siendo usadas para realizar trabajos forzosos o sometidas a esterilización forzada y a experimentos médicos.

Como parte de la conmemoración, Derechos Humanos de las Naciones Unidas y otros asociados organizaron una visita guiada por defensores de derechos humanos de las personas romaníes procedentes de las Américas con el objeto de participar en actividades de sensibilización en Europa, cuyo fin era promocionar la memoria pública de las personas romaníes y su historia, consolidar los derechos de las personas romaníes, así como combatir la discriminación racial contra la población romaní, la cual es la forma específica de racismo que afecta a la comunidad romaní.

Esta misión de una semana de duración incluyó visitas al museo y monumento conmemorativo del campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, situado en Polonia, además de a otros dos antiguos campos de concentración en Chequia diseñados específicamente para enviar a romaníes, y a donde familias enteras fueron deportadas desde guetos romaníes situados en ciudades de toda Europa, además de obligadas a vestir uniformes que portaban una letra «Z» como inicial de  "Zigeuner" (Gitano o Romaní).   En estos emplazamientos, los activistas romaníes, muchos de los cuales eran descendientes de supervivientes de los campos, depositaron flores y celebraron vigilias silenciosas.

Esta misión ha servido para reforzar mi voluntad de defender los derechos humanos y no olvidar nunca las atrocidades del pasado.

NATHAN MICK, ACTIVISTA POR LOS DERECHOS HUMANOS DE LAS PERSONAS ROMANÍES

A la delegación procedente de las Américas se le unió un grupo de 400 activistas romaníes organizados por las ONGs Ternype y Dikh he na Bister (”Mira y No Te Olvides» en romaní), cuyo fin es promover el debate entre jóvenes romaníes sobre el Holocausto y su memoria.

Para muchos de los romaníes europeos presentes en la ceremonia, se trataba de la primera vez que se enteraban de que existían comunidades romaníes en las Américas. Aunque la comunidad romaní tiene un historial de cientos de años en las Américas, muchos de ellos llegaron en la década de 1930, 1940 y 1950, huyendo de la persecución Nazi y su período posterior.  Los participantes comentaron que habían quedado gratamente sorprendidos por los parecidos entre sus familias, a la vez que estaban muy contentos de haber podido comunicarse en la lengua romaní.

«Esta misión supuso un momento clave para la concienciación dentro de las Naciones Unidas sobre la necesidad de una labor urgente destinada a abordar los derechos humanos de las poblaciones romaníes, no solo en Europa sino también en las Américas,» declaró Dafina Savic, fundadora de la rama canadiense de Ternyipe.   

En el emplazamiento de Auschwitz-Birkenau, el grupo visitó la zona que estaba diseñada para recluir a las familias romaníes.   Un pequeño museo en el lugar detalla la historia de la comunidad romaní, su persecución, y detalles de las familias que fueron encarceladas. Sus archivos contienen dos «Libros de Registro de los Gitanos» redactados por oficiales del campo, uno de ellos recopilando información sobre hombres y niños, y el otro sobre mujeres y niñas.  Durante su visita, los defensores y defensoras de derechos de la comunidad romaní emplearon bastante tiempo buscando minuciosamente los nombres de miembros de sus familias.

Claude Cahn, un oficial de derechos humanos en Derechos Humanos de las Naciones Unidas quién trabajó en el proyecto para traer la misión de las Américas a Europa, aseguró que el aniversario del holocausto romaní ofrece muchas oportunidades para dar a conocer la historia de la comunidad romaní, así como para promocionar los derechos de esta comunidad y la inclusión de las personas romaníes en todo el mundo.

«La conmemoración desempeña una función relevante para la defensa de la verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición, además de ofrecer oportunidades para debatir y hacer frente al racismo y exclusión que afectan a la comunidad romaní en la actualidad,» aseveró Cahn. 

Members of the Americas delegation at the concentration camp memorial at Hodonin u Kunstatu. © Claude Cahn/OHCHR.

Miembros de la delegación de las Américas en el monumento conmemorativo del campo de concentración en Hodonin u Kunstatu. © Claude Cahn/ACNUDH

Mapa de la Memoria Romaní

Derechos Humanos de las Naciones Unidas ha estado trabajando con organizaciones de la sociedad civil, gobiernos, y otros socios, con el objetivo de hacer frente a la discriminación contra la comunidad romaní y para alentar a establecer políticas de conmemoración pública, y que incluye el Mapa de la Memoria Romaní para las Américas, un proyecto puesto en marcha con financiación de varias fuentes con el fin tanto de destacar las contribuciones positivas como recordar las atrocidades del pasado.   

La comunidad romaní y otras relacionadas de todo el mundo han padecido durante mucho tiempo un racismo arraigado, exclusión y violencia, los cuales se han plasmado en el Holocausto, la depuración étnica o la esclavitud, pasando por la asignación sistemática de niños y niñas a la custodia del Estado.  Las denuncias de violaciones de derechos humanos de la comunidad romaní afectan a prácticamente todas las esferas de la vida: educación, atención sanitaria, vivienda, empleo, acceso a servicios, además de otros campos distintos.   

La misión incluyó visitas a proyectos de desarrollo de la comunidad romaní, así como a museos e instituciones sobre la cultura romaní, en donde recibieron información sobre las iniciativas puestas en marcha para crear lugares conmemorativos donde recordar el Holocausto Romaní.  El grupo se reunió también con funcionarios del gobierno y grupos de la sociedad civil romaní, además de pasearse por un barrio romaní en la ciudad de Brno.  La delegación de las Américas se encargó de presentar el Mapa de la Memoria Romaní.

Aline Miklos, una consultora de Naciones Unidas que participó en la visita, afirmó que contar la verdad sobre lo que ocurrió en el pasado supone una manera de combatir la discriminación y la injusticia.  Ella dijo que el objetivo de la misión consistía también en poner el foco en las violaciones que se producen actualmente.

«La situación económica, social y política de la población romaní no ha variado mucho desde que acabara la Segunda Guerra Mundial,» señaló Miklos.  «Se les sigue privando de sus derechos básicos y, como ya hemos observado, sufren un nivel elevado de discriminación y racismo tanto en Europa como en las Américas.»

Para Kriston, recordar los horrores del pasado es un incentivo más para permanecer vigilantes ahora.

«Visitar los campos de concentración fue como enfrentarse al lado más oscuro de la humanidad y volver a encender las alarmas de la vigilancia del odio,» indicó.

Esta misión recibió el apoyo del Ministerio de Igualdad Racial del gobierno brasileño.