El mapeo de datos impulsa la revolución del agua para la comunidad romaní serbia
25 enero 2024
Cientos de romaníes que viven en asentamientos informales de Serbia disponen ahora de agua potable gracias al primer intento del país de realizar un mapeo de datos completo.
Esta iniciativa pionera, encabezada por Derechos Humanos de las Naciones Unidas al inicio de la pandemia de COVID-19, reveló realidades pasmosas: más de 30.000 romaníes tenían poco o ningún acceso al agua potable, más de la mitad vivían sin servicios de alcantarillado y unos 24.000 tenían poca electricidad o carecían de ella. La comunidad romaní, que representa casi el 2 % de la población serbia, también se enfrenta a una tasa elevada de desempleo, pobreza y discriminación, a menudo agravada por la falta de denuncias ante el estigma que se asocia a su identidad.
El pueblo de Gornja Grabovic, al suroeste de Serbia, nunca ha conocido el lujo del agua potable pese a su historia centenaria. “Teníamos un pozo, aunque el agua no era apta para su consumo. Los viernes recogíamos agua en botellas y latas del mercado de la ciudad, pero en invierno desplazarnos hasta la ciudad suponía un esfuerzo colosal”, relató Danijela Marković, residente de larga data de la localidad. La ciudad más cercana, Valjevo, está a 6 km.
El inicio de la pandemia de la COVID-19 en 2020 agravó su situación y dificultó el poco acceso que tenían al agua y aumentó el riesgo de contraer enfermedades.
Los niños y niñas se vieron especialmente afectados.
“Se enfrentaban a grandes desafíos. Después del atardecer, su mundo se oscurecía, lo cual dificultaba su capacidad de trabajar, jugar o estudiar. La seguridad de estos niños, en especial de las niñas, se convirtió en un motivo de preocupación y a menudo limitaba su asistencia a la escuela", aclaró Aleksandra Petrović, de la Oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas en Serbia.
La labor de mapeo revelaría la difícil situación de los residentes de Gornja Grabovica y les aportaría una ayuda muy necesaria.
La pandemia como catalizador
La falta de datos sobre las comunidades romaníes siempre ha dificultado la prestación de asistencia. Hace tiempo se había planteado una iniciativa de mapeo, pero la pandemia y el confinamiento posterior confirieron carácter de urgencia a esta tarea.
“Poco después de la declaración del estado de emergencia, nuestros teléfonos se colapsaron de llamadas de todas partes de Serbia desde primera hora de la mañana hasta la medianoche en las cuales se pedía ayuda con desesperación y se facilitaba información. Nuestro objetivo consistía en no dejar a nadie atrás y garantizar que incluso los asentamientos romaníes más pequeños y remotos se contabilizaran”, relató Dragan Gračanin, coordinador de cuestiones romaníes que participó directamente en la iniciativa de recogida de datos.
Los habitantes de Gorna Grabovica y sus alrededores no tuvieron que esperar mucho más. La intervención fue rápida y se proporcionaron depósitos de agua, comestibles básicos y equipos de protección a casi 2.000 familias de 19 asentamientos.
Al final, el proyecto de mapeo de seis meses de duración identificó a 167.975 habitantes de 702 asentamientos romaníes y distribuyó 72.000 paquetes de alimentos esenciales, agua y equipos de protección a hogares romaníes. Todos los datos recabados durante el mapeo ahora se encontrarán disponibles para la planificación de tareas futuras.
Fuente de información para políticas y programas
Este enfoque basado en datos fue crucial: ayudó a identificar a las personas más necesitadas y a encontrar soluciones sostenibles. Su repercusión se extendió más allá de la ayuda inmediata. Al dar más visibilidad a las comunidades y destacar su falta de infraestructuras, el mapeo reforzaría la capacidad del país de recabar y utilizar datos para iniciativas más amplias de desarrollo y derechos humanos de la población romaní.
“Estos datos se han empleado en la Estrategia de inclusión social para hombres y mujeres romaníes, la Estrategia de inclusión de los romaníes de Belgrado, y otros documentos importantes”, afirmó Slava Denic, antiguo director de SIPRU, la Unidad de inclusión social y reducción de la pobreza del gobierno. Además, sirvieron para actualizar las bases de datos gubernamentales, aportar información a análisis conjuntos de Naciones Unidas y sustentar varios proyectos financiados por donantes en apoyo de las poblaciones romaníes.
Un factor clave del éxito del programa fue su enfoque colaborativo. En el mapeo participaron diversos socios, entre ellos Derechos Humanos de Naciones Unidas, SIPRU y varios donantes. Una multitud de personas sobre el terreno participaron en la recopilación de datos: 40 organizaciones de la administración pública, 15 voluntarios romaníes de las Naciones Unidas, además de representantes de 94 municipios. La información se comprobó, recopiló y actualizó con minuciosidad a diario en una base de datos gestionada por Derechos Humanos de las Naciones Unidas y se compartió con los socios.
"El papel de Derechos Humanos de las Naciones Unidas fue fundamental. No solo dio inicio al mapeo, sino que también creó un entorno inclusivo y alianzas con todas las partes implicadas", reveló Aleksandra Kecojevic, de la Fundación Ana y Vlade Divac, una organización serbia humanitaria y de desarrollo.
Esperanza, resiliencia y el poder de los datos en derechos humanos
Los resultados inmediatos del mapeo fueron radicales.
La escuela primaria Andra Savčić enseña a 40 alumnos en Gorjna Grabovica y, durante años, se ha visto asolada por la escasez de agua. "Siempre teníamos que traer agua en barriles grandes para beber y cocinar, pero la pandemia situó el problema del agua en primer plano. El mapeo contribuyó a destacar nuestras necesidades inmediatas y a concienciar sobre la existencia de nuestro pueblo y sus problemas", aclaró Danijela Janković, profesora de apoyo de la escuela.
Ahora, la escuela cuenta con un suministro de agua estable.
Para Danijela Marković, afincada en Gorjna Grabovica, su vida ha sufrido una transformación tan enorme que la hace irreconocible.
"Mi vida ha cambiado radicalmente. Ahora tenemos agua corriente en casa, y puedo lavar los platos en el fregadero. Ya no tengo que hervir el agua del pozo ni lavar la ropa a mano en el frío helado. Ir a buscar agua en los grifos de la ciudad es cosa del pasado. Ahora vivimos como personas normales".