“¡Mujer, vida, libertad!» una activista continúa con su lucha por los derechos de las mujeres
29 noviembre 2022
P: ¿Cómo fue tu experiencia creciendo como mujer en Irán?
R: Sentí la discriminación en mi propia carne y huesos. Crecí en Teherán en una familia pobre, en una comunidad patriarcal donde niñas y mujeres que eran socialmente y económicamente activas eran juzgadas y rechazadas por la sociedad con facilidad. Mi padre, a la vez que se sentía orgulloso de mis habilidades, no quería que yo continuara con mis estudios en la universidad, ya que temía que sus vecinos y otras personas que nos rodeaban nos juzgaran por ello. Al mismo tiempo, él animaba a mi hermano mayor a seguir con sus estudios. Aunque mi padre no me prohibió que siguiera con mi educación universitaria, podía ver la mirada de decepción en sus ojos, lo que me hacía sentir muy disgustada y a la vez culpable. Fue en ese momento cuando fui testigo de primera mano de la desigualdad, discriminación y el trato injusto de la sociedad hacia las mujeres. Decidí entonces comenzar a luchar por mis derechos humanos desde dentro de mi propia familia, conversando con mi padre y hermano para llamar su atención a la situación injusta que viven las mujeres. Mi madre siempre me apoyó. En 1978, cuando me admitieron en la Facultad de Derecho de la Universidad de Teherán, solamente el 20 por ciento de los estudiantes eran mujeres.
P: ¿Nos puedes contar cómo fue tu detención y condena a muerte?
R: Cuando tenía 22 años, fui detenida por participar en manifestaciones políticas. Fui encarcelada junto a otros cientos de mujeres. Desde el momento en que entré en prisión, fui torturada recibiendo golpes de porras y culatas de fusil por todo el cuerpo, así como descargas con cables eléctricos en las plantas de los pies, lo que me impedía llevar zapatos o caminar. El período de interrogatorios se prolongó durante tres meses. Todo ese tiempo me estuvieron torturando. Me llevaron ante un «juez», quien no me dio ninguna oportunidad de defenderme. Él declaró: «tu condena es la ejecución.» Fui juzgada y condenada a muerte de una manera tan rápida y simple como esa. Hay muchas maneras de describir la tortura, pero déjeme decirle que era tan dolorosa e insoportable que sentí alivio cuando me dijeron que me condenaban a muerte. Sabía que mi vida se acababa con la ejecución, pero al menos ya no me iban a seguir torturando, y esto me dio tranquilidad.
P: ¿Cuándo te diste cuenta de que para ti era importante defender a otras personas? ¿Cuál fue el catalizador?
R: Cuando estaba en prisión y me estaban torturando, me prometí a mí misma que si conseguía salir de prisión con vida, obtendría una licencia de abogada y defendería los derechos de prisioneros y prisioneras políticos y activistas. Y así lo hice. Me convertí en miembro del Comité de las Mujeres y los Niños y del Comité de Abogados Asociados del Centro de Defensores de Derechos Humanos. Escribí un libro con el título ‘Women's Rights in Simple Language’, el cual explica los derechos y la discriminación que contiene la legislación iraní usando un vocabulario sencillo, y el cual se podría usar para que llegara a las mujeres menos educadas de nuestra sociedad. También elaboré un pequeño folleto de nombre "Rights of the Accused in simple Language" y escribí otro libro con el título "Prisoner's Rights," el cual es una recopilación de leyes y normativas que rigen los derechos de los detenidos y detenidas y de los prisioneros y prisioneras usando un lenguaje sencillo y analítico. Hoy, escribiendo artículos y hablando en conferencias y universidades, intento sensibilizar sobre la discriminación sistemática que sufren las mujeres en Irán.
P: Fuiste condenada a muerte, detenida, encarcelada y obligada a abandonar tu país. Y aun así, sigues luchando por los derechos de las mujeres en Irán. ¿Qué te motiva a seguir luchando, a pesar de todas las dificultades y riesgos que esto entraña?
R: Sufro cuando veo que otras personas son víctimas de discriminación tanto como las propias personas que sufren esta discriminación. Es nuestra responsabilidad allanar el camino para el reconocimiento de la humanidad de todos los seres humanos, independientemente de su género, orientación sexual, creencias, origen étnico, etc., y de respetar a todos los seres humanos y todos los derechos humanos. Considero que la lucha por los derechos humanos y la justicia no es solamente una obligación, sino que forma parte de mi identidad.
P: ¿Cuál es la situación actual de los derechos de las mujeres en Irán?
R: La situación actual de los derechos de las mujeres en Irán es trágica. Tras la Revolución Islámica, además de las ya existentes leyes discriminatorias, se crearon otras restricciones que resultaban groseras e insultantes. Se impuso el hijab de forma obligatoria para las mujeres. También se establecieron leyes discriminatorias en las cuestiones del matrimonio, la herencia, el derecho de familia, la custodia de los hijos y la ciudadanía. Se prohibió también entrar a las mujeres a estadios, a montar en bicicleta o motocicleta, y a jugar a determinados deportes.
P: Las protestas actuales en Irán han atraido la atención de todo el mundo. ¿Qué es lo que piensas sobre estas protestas?
R: Tras años de discriminación, con la detención y la muerte de Jina Mahsa Amini cuando estaba bajo custodia de la “policía de la moral”, la rabia de las mujeres iraníes explotó. Todas las mujeres y hombres que caminan hombro con hombro y gritan reclamando una vida de libertad para las mujeres, han comprendido muy bien que la mujer es la vida y que la vida no consiste en estar vivo, sino en ser libre. Tenemos que conseguir que el lema “Mujer, Vida, Libertad” se haga realidad en Irán y en todo el mundo.
P: ¿Cuál es el futuro que te gustaría contemplar para las próximas generaciones de mujeres iraníes?
R: Me gustaría ver un futuro donde las mujeres iraníes sean reconocidas como seres humanos con sus derechos humanos y sus derechos como ciudadanas, así como que ocupen una posición clara en la sociedad, en lugar de ser consideradas como meras herramientas para que los hombres satisfagan sus deseos sexuales y para tener hijos.
P: ¿Te consideras una defensora de los derechos humanos? ¿Por qué?
R: Sí, me considero una defensora de los derechos humanos porque yo creo que todo el mundo tiene los mismos derechos y yo respeto los derechos humanos de todo el mundo. No puedo tolerar nunca la violación de los derechos humanos de ninguna persona.
P: ¿Algún mensaje final que quieras transmitir?
R: Las mujeres y niñas iraníes llevan defendiendo sus derechos enfrentándose a la desigualdad y la opresión, y además todas ellas tienen grandes cualidades y capacidades. A pesar de todas las restricciones, han conseguido conformar más del 60 por ciento del total de estudiantes universitarios. Destacan en muchos deportes. Muchas de ellas son abogadas, médicas, escritoras y poetas, además de un ejemplo para generaciones más jóvenes. A pesar de que muchas han sido detenidas y torturadas por alzar su voz contra la discriminación, las mujeres y niñas iraníes no se han doblegado nunca contra la opresión y los opresores.
Este relato forma parte de una serie periódica de historias de defensores y defensoras de derechos humanos llamada Defensores de los Derechos Humanos – la cual presenta retratos de personas u organizaciones que defienden los derechos humanos. Las opiniones expresadas no reflejan necesariamente la posición y opiniones de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.