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Extrema pobreza

Voluntad política y acciones colectivas son necesarias en la lucha contra la COVID-19

18 octubre 2021

Madre e hija se abrazan © Getty

La pandemia de COVID-19 ha «demostrado tanto hasta dónde podemos llegar juntos y hasta qué profundidad nos podemos hundir si caminamos solos,» según declaró la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos Michelle Bachelet, en su intervención durante la declaración de apertura del Foro Social 2021.

El Foro Social de este año se centró en la pandemia y en sus consecuencias para los derechos humanos.

Reuniendo a cerca de 40 ponentes procedentes de 30 países de diferentes regiones, el Foro destacó cómo las desigualdades arraigadas de tipo social y económico dentro de y entre países se han agudizado durante los últimos 18 meses. 

Los mensajes comunes de los ponentes eran muy claros: un problema global necesita de una solución global. 

Se abordaron una serie de cuestiones: entre otras, las consecuencias de la pandemia para los grupos vulnerables y marginados; la educación, el cambio climático, y la falta de acceso de los pobres del mundo a las vacunas y tratamientos contra la COVID-19. 

Asistencia sanitaria para la COVID-19: Si no todo el mundo está seguro, entonces nadie está seguro 

Un acceso desigual a las vacunas contra la COVID-19 sigue ampliando la brecha entre los ricos y pobres, resumió Bachelet, poniendo en riesgo la vida de millones de personas. Más del 80 por ciento de las dosis administradas en todo el mundo se han destinado a los países de ingresos altos y mediano-altos, a pesar de que representan menos de la mitad de la población mundial. 

Para Abdul-Karim Hashim Mostafa, Presidente-Relator del Foro Social, asegurar el acceso a vacunas contra la COVID-19 no es solamente el paso correcto que hay que dar, va en el interés de todos nosotros. 

«Si no todo el mundo está seguro, entonces nadie está seguro,» declaró Mostafa. “Un enfoque global bien coordinado para el desarrollo y distribución de las vacunas basado en la solidaridad de todos los países y pueblos es la respuesta más eficaz, sostenible y ética a esta crisis.» 

Sobre la cuestión del «nacionalismo» de vacunas por parte de los países ricos, Obiora Chinedu Okafor, el Experto Independiente de las Naciones Unidas sobre los derechos humanos y la solidaridad internacional, apeló a estos países a que renovaran su compromiso con COVAX, el Mecanismo para el Acceso Mundial a las Vacunas contra la COVID-19. A la vez que elogió a muchos países por contribuir al COVAX con grandes aportaciones económicas y vacunas, «estos mismos debilitan su eficacia cuando simultáneamente acaparan vacunas.»

Jomo Kwame Sundaram, Asesor Superior del Instituto de Investigación Khazanah en Malasia, añadió que la brecha existente entre el norte y el sur del planeta se está agrandando, e instó a los países a adoptar un enfoque «de toda la sociedad» para recuperarse de la pandemia y conseguir el desarrollo sostenible. 

Políticas de vacunación: un delicado equilibrio entre la libertad individual y los derechos colectivos. 

La COVID-19 ha tenido consecuencias para los derechos civiles en todo el mundo, afirmaron los ponentes. Un asunto polémico en muchos países continúa siendo el uso de las llamadas políticas o normativas de vacunación puestas en práctica para garantizar que determinados miembros de la población son vacunados, por ejemplo los empleados de restaurantes o los trabajadores encargados del cuidado de mayores. Los «pasaportes» sanitarios para la población general, los cuales indican si una persona se ha vacunado y / o su condición respecto al COVID-19, son también moneda común. 

Para Kasari Govender, Comisionada de Derechos Humanos de la provincia de Columbia Británica en Canadá, es importante encontrar un equilibro entre el respeto por las libertades individuales y la necesidad de defender los derechos colectivos.

Govender sacó a colación los numerosos recursos contra estas políticas, con varias personas citando el derecho a la autonomía corporal. 

Aun así, lo que este argumento no indica, afirmó ella, es qué hacer que nuestras comunidades sean más seguras a través de las vacunas y las políticas relacionadas es la vía principal para proteger la autonomía física de los más vulnerables. 

«Defender los derechos individuales a la vez que se actúa de manera colectiva para protegernos entre nosotros ha supuesto un desafío durante toda la pandemia,» señaló Govender. «Debemos mantener un equilibrio prudente entre los derechos de las personas que no han recibido la vacuna contra la COVID-19 debido a discapacidades u otro motivo razonable de discriminación, y los derechos individuales y colectivos a la salud y la seguridad.»

COVID-19, el cambio climático, y la importancia de la participación de los jóvenes 

Los participantes en el Foro destacaron que la pandemia ha agravado los efectos ya de por sí devastadores de la crisis climática, por lo que es necesario una respuesta más colectiva. 

La oradora principal Nafesha Richardson, activista climática y fundadora de Spark SVG, hizo un llamamiento a los gobiernos a integrar a los jóvenes de una manera más significativa en los planes de recuperación de la COVID-19, así como en las políticas para emprender medidas contra la crisis climática. 

«Apelo a los gobiernos y otras instituciones a establecer disposiciones legales permanentes para conseguir una inclusión dinámica de los jóvenes,» demandó Richardson. 

Richardson destacó la necesidad no solamente de que haya inclusión de los jóvenes, sino también de construir capacidades para mejorar la participación de los jóvenes así como un aumento de la financiación de sus actividades.

Son los jóvenes los que tendrán que responder ante la próxima generación, y son ellos los que deben aprovechar esta oportunidad para no repetir los errores del pasado,» aseguró. 

COVID-19 y la discriminación 

La discriminación racial y étnica se ha intensificado durante la pandemia dejando a los grupos marginados en una situación aun más vulnerable. 

El racismo, la homofobia, la transfobia, el capacitismo, el clasismo y la inseguridad social extrema también están afectando de forma negativa a la salud mental de la población, «debido a la opresión estructural y sistémica bajo la que siguen viviendo todos los días,» afirmó Tlaleng Mofokeng, Relatora Especial sobre el derecho a la salud.

Dominique Day, Jefa del Grupo de Trabajo de Expertos sobre los Afrodescendientes explicó que la pandemia ha «dejado al descubierto las desigualdades y la discriminación raciales,» agravando la desigualdad en el acceso a la asistencia y tratamiento sanitarios. Esto ha conducido a mayores tasas de mortalidad y morbilidad para los afrodescendientes. 

La Sra. Day apeló a los gobiernos a adoptar medidas concretas y a dar prioridad a los derechos humanos, la igualdad y la equidad racial, incluso en tiempos de crisis. 

La COVID-19 y la deuda internacional: reformas necesarias y prevención como clave 

La crisis de deuda a la que se enfrentan algunos países de ingresos bajos y medianos debido a las consecuencias de la pandemia también requiere de una respuesta internacional y coordinada, según acordaron algunos de los ponentes. 

Attiya Waris, Experta Independiente de las Naciones Unidas sobre la Deuda Externa, afirmó que una reforma de la arquitectura de la deuda internacional es fundamental. 

«Para llevar a cabo esta reforma, la arquitectura de la deuda debe tener la capacidad de responder a crisis de deuda de un modo eficaz y oportuno, y de manera más importante debería servir para prevenir futuras crisis,» aseguró. «La defensa de los derechos humanos debe suponer el impulso definitivo para la reforma.»

Recuperándonos mejor: una cuestión de convicción y acción colectiva 

La solidaridad y la cooperación internacional son fundamentales conforme nos recuperamos de los efectos de la pandemia, según los ponentes. 

«Trabajando juntos para encontrar soluciones globales para desafíos globales a lo largo de toda la diversidad de culturas y civilizaciones del planeta, podremos mantener encendida la llama de la esperanza,» declaró Mostafa. 

Para Bachelet, recuperarse mejor de la pandemia es una cuestión de convicción y de acciones colectivas. 

«Es nuestro deber con las generaciones presentes y futuras,» afirmó. «Solamente los derechos humanos producirán respuestas eficaces, respaldadas por medidas multilaterales sólidas e inclusivas, la cooperación internacional y la coordinación mundial.» 

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