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Mujeres

Una economía basada en los derechos humanos, es clave para defender la igualdad de las mujeres

19 julio 2024

Un grupo de mujeres con los brazos cruzados mira a la cámara mientras sonríen.
© FatCamera/Getty Images

«La desigualdad global y la pobreza están al alza. Cerca de 4,8 mil millones de personas son más pobres ahora de lo que eran antes de la pandemia de COVID19. En todas las sociedades, es más probable que estas personas sean mujeres y niñas, de forma especial aquellas que han de enfrentarse a  formas múltiples e interrelacionadas de discriminación,» declaró la Alta Comisionada Adjunta Nada Al-Nashif durante una mesa redonda sobre la economía de los derechos humanos y los derechos humanos de las mujeres.   

Esta mesa redonda formó parte de un debate anual de un día de duración acerca de los derechos humanos de las mujeres celebrado durante el 56º período de sesiones del Consejo de Derechos Humanos en Ginebra.  

«En la actualidad, más del 10 por ciento de las mujeres de todo el mundo están atrapadas en un ciclo de extrema pobreza, y al ritmo actual de progreso, 342 millones de mujeres (un 8 por ciento) seguirán viviendo en extrema pobreza en 2030,» afirmó Al-Nashif.

De acuerdo con Derechos Humanos de las Naciones Unidas, aproximadamente 3,9 millones de mujeres en todo el mundo han de enfrentarse a barreras legales las cuales afectan su participación económica; las mujeres ganan solamente 77 céntimos por cada dólar que se paga a los hombres; y 92 países carecen de disposiciones que obliguen a una misma remuneración por trabajo de igual valor.

“Los marcos económicos, legales y normativos actuales obstaculizan la consecución de la igualdad de género,” afirmó Al Nashif.  “Estos marcos no reconocen las experiencias específicas y derechos de las mujeres y niñas, a la vez que favorecen el patriarcado y al poder corporativo que permanecen integrados en leyes, políticas e instituciones.”

En diciembre de 2023, Türk publicó su declaración de visión, “Human Rights: A Path for Solutions”, en la que él aseveró que una manera para que la economía use los derechos humanos como base es dando prioridad a los derechos de las mujeres y niñas, dadas las repercusiones que tiene su papel desproporcionado en el trabajo asistencial no remunerado y en el sector informal.

“Las mujeres y las niñas siguen siendo percibidas como las principales cuidadoras. Esto conduce a que mujeres, incluyendo a niñas, mujeres jóvenes, mujeres mayores, y mujeres con discapacidades, hayan de soportar una carga desproporcionada de la labor de cuidados y apoyo no remunerada,” aseguró Al Nashif.

“La distribución del trabajo de cuidados no remunerado es extremadamente feminizada,” señaló Emanuela Pozzan, Especialista Principal sobre Igualdad de Género y No Discriminación en la Organización Internacional del Trabajo (OIT), quién indicó que 600 millones de mujeres se quedan fuera del mercado laboral debido a sus responsabilidades familiares.

“Las mujeres realizan el 76,2 por ciento de la cantidad total de labor de cuidados no remunerado:  16 mil millones de horas al día, 3,2 veces más tiempo que los hombres,” añadió Pozzan.

Es hora de cambiar el paradigma económico

Al-Nashif afirmó que ha llegado la hora de volver a evaluar los conceptos de un crecimiento económico ilimitado basado en una desigualdad de género y otras desigualdades profundamente arraigadas en todos los países.

“Nuestros sistemas económicos no nos están sirviendo. Desigualdades que resultan escandalosas, una riqueza difícil de creer que es disfrutada solamente por una élite privilegiada, existiendo todo ello paralelamente a una pobreza absoluta que sufren millones de personas.  Se trata de una crisis de derechos humanos,» afirmó Türk sobre su declaración de visión.

«Tenemos que transformar nuestro paradigma económico y nuestro enfoque sobre las políticas macroeconómicas hacia el objetivo de hacer realidad una economía de derechos humanos,» declaró Al-Nashif.   «Una economía basada en los derechos humanos sitúa a las personas y al planeta en el centro de sus políticas económicas, sociales y medioambientales.»

Una economía de los derechos humanos aspira de forma intencionada a echar abajo barreras estructurales y otros impedimentos con vistas a eliminar la discriminación y fomentar igualdades sustanciales, un crecimiento sostenible y una prosperidad compartida.

Si queremos que los sistemas económicos funcionen incorporando la igualdad de género y los derechos de las mujeres y las niñas, continuó Al-Nashif, es mandatorio implementar economías con base en los derechos humanos en todos los países.

“A través del concepto de Economía de los Derechos Humanos, podemos volver a reiniciar todo el sistema, algo que necesitamos de manera muy urgente.  Si miramos más allá de los beneficios, del corto plazo y de los intereses de unos pocos, la Economía de los Derechos Humanos puede funcionar para las personas y el planeta ya que usa como guía los derechos humanos de todo el mundo”, recalcó Türk en su declaración de visión.