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Elecciones libres y justas

Las elecciones a celebrarse en 2024 pondrán a prueba la salud de la democracia

01 marzo 2024

Varias personas depositan su voto durante unas elecciones estatales regionales en Alemania en 2017.© REUTERS/Thilo Schmuelgen

«La democracia, los derechos humanos y el estado de derecho son interdependientes y se refuerzan entre sí. El debilitamiento de uno de estos elementos pone en peligro a los otros,» declaró Simon Walker, Jefe de la Sección de Estado de Derecho y Democracia en Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

2024 ha sido denominado como el mayor año electoral de la historia, con más de 60 países, lo que representa casi la mitad de la población mundial, celebrando elecciones. Y a pesar de que una potencial cifra récord de personas acudirá a las urnas, todas estas elecciones van a celebrarse en un contexto de recesión de la democracia a nivel global, lo que repercute enormemente sobre los derechos humanos.

Desde el discurso de odio dirigido contra los migrantes y las minorías hasta los cortes de internet y las campañas de desinformación que difunden las nuevas tecnologías con el fin de manipular la opinión pública, diferentes riesgos en aumento amenazan la integridad de las elecciones y el respeto por los derechos humanos y las libertades fundamentales, tal como muestran distintos informes sobre el estado de la democracia.

Además, el arraigo del poder autoritario en algunos países, el incremento de las «democracias no liberales», además del aumento de la falta de confianza en las instituciones democráticas, incluso en democracias desarrolladas y tradicionales, contribuyen a esta erosión de la democracia.

Según un informe del Instituto V-Dem, la calidad democrática de la que podía gozar el ciudadano mundial medio en 2022 ha retrocedido a los niveles de 1986.  El Instituto V-Dem, un instituto independiente de investigación con base en la Universidad de Gotemburgo en Suecia, evalúa la salud de las democracias según cinco principios: electoral, liberal, participativo, deliberativo e igualitario.  Casi tres cuartas partes de la población mundial vive actualmente en autocracias, incluyendo las «autocracias electorales», lo que representa a la mitad de todos los países del mundo, señala el informe.

Por su parte, la Global State of Democracy Initiative, la cual analiza el estado y calidad de la democracia en 173 países de todo el mundo, llegó a la conclusión de que en 2022 la democracia continuó contrayéndose en todas las regiones por sexto año consecutivo.

"Estamos preocupados por el efecto negativo que la erosión de la democracia está teniendo sobre los derechos humanos," aseguró Walker.  "En todos los rincones del mundo, la confianza en las instituciones y procesos democráticos se está debilitando. La cohesión social y el contrato social entre los gobiernos y las personas a las que estos sirven también es cada vez más frágil.  Muchas personas se sienten ignoradas, como si la democracia no haya cumplido del todo con lo que les prometía." 

El derecho a participar

Las elecciones ofrecen a las personas oportunidades para expresar libremente su voluntad y para ejercer su derecho a participar en los asuntos públicos. Este derecho está codificado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos así como en varios tratados, como el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos..

El derecho a votar y a ser elegido en elecciones legítimas está intrínsecamente vinculado a muchos derechos humanos los cuales son cruciales para hacer realidad un proceso electoral que sea trascendente e inclusivo. Entre estos denominados derechos como condición indispensable se encuentran el derecho a la igualdad y a la no discriminación, el derecho a la libertad de opinión y expresión, el derecho a la libertad de asociación y de reunión pacífica, así como el derecho a la libertad de movimiento.

No obstante, las elecciones pueden agravar también las tensiones existentes dentro de las sociedades, de forma especial en tiempos de transformaciones y crisis complejas, que incluyen el cambio climático y el ascenso de las desigualdades y los conflictos armados, lo que conduce a un mayor riesgo de violaciones de derechos humanos.

Polling staff count ballots during a general election in Hyderabad, Pakistan. © REUTERS/Yasir Rajput

Funcionarios electorales hacen un recuento de votos durante unas elecciones generales en Hyderabad, Pakistán. © REUTERS/Yasir Rajput

En el contexto de unas elecciones algunos derechos pueden quedar amenazados, principalmente las libertades de opinión y expresión, de reunión y asociación pacíficas, además del derecho a participar en los asuntos públicos.

Los procesos electores pueden desencadenar en ocasiones detenciones arbitrarias, vigilancia, malos tratos y torturas, asesinatos extrajudiciales, además de otras violaciones de derechos humanos. Las elecciones de febrero en Bangladesh estuvieron empañadas por represiones contra la oposición y por actos violentos. En Senegal, una de las democracias que quedan en una región como África Occidental, la cual ha sufrido continuos golpes de estado, ha habido una erosión grave del espacio cívico, la cual ha provocado la detención de cientos de miembros y activistas de la oposición en el período previo a las elecciones, las cuales tenían previsto celebrarse a finales de febrero. Esas elecciones fueron finalmente pospuestas.

Los grupos específicos de personas que suelen ser víctimas habituales de discriminación pueden correr un riesgo especial. Las elecciones recientes en Pakistán supusieron un recordatorio de las barreras a las que se enfrentan las mujeres y las comunidades minoritarias para poder conseguir un proceso inclusivo. En numerosos países insulares del pacífico también se mantienen barreras considerables para la participación política de las mujeres.

"Las elecciones significan una prueba definitiva para el espacio cívico y para una gobernanza efectiva. Los Estados y sociedades no pueden permitirse el no superar esta prueba."

VOLKER TÜRK, JEFE DE DERECHOS HUMANOS DE LAS NACIONES UNIDAS

En una gran cantidad de países, las campañas electorales están adoptando una retórica divisiva y deshumanizante, en la cual se usa a los migrantes y refugiados como cabeza de turco en aquellos desafíos a los que se enfrentan las sociedades.  El asunto de la migración será con toda probabilidad un factor relevante en varias de las próximas citas electorales, incluyendo las elecciones al Parlamento Europeo a celebrarse en junio, las elecciones presidenciales de EE.UU. en noviembre y las elecciones generales previstas para este año en el Reino Unido.

Las violaciones de derechos económicos, sociales y culturales pueden suscitar también tensiones en el contexto de las elecciones. 

"Deepfakes" de la IA

Los grupos de defensa de los derechos humanos han advertido que la desinformación generada por la inteligencia artificial, incluyendo los "deepfakes", podrían ocasionar serios daños para la democracia y representar riesgos sin precedentes para las elecciones a celebrarse en 2024.

Durante un viaje realizado a Silicon Valley para reunirse con empresas tecnológicas punteras, la sociedad civil y funcionarios gubernamentales, el Jefe de Derechos Humanos de las Naciones Unidas Volker Türk advirtió que campañas intensas de propaganda y desinformación pueden alterar las elecciones, engañar a las personas y difundir la misoginia y el odio, por lo que apeló a que las políticas y prácticas de IA tengan como base los derechos humanos.

A la hora de revelar su visión de derechos humanos para conseguir un futuro mejor, Türk afirmó esta semana que el mundo ha de aprovechar la oportunidad que ofrecen las elecciones para dejar atrás las políticas de división y exigir el respeto por los derechos humanos.

"Las elecciones significan una prueba definitiva para el espacio cívico y para una gobernanza efectiva. Los Estados y sociedades no pueden permitirse el no superar esta prueba."

Electoral banners hang on walls as street vendors sell vegetables in Dhaka ahead of the general election in Bangladesh. © REUTERS/Mohammad Ponir Hossain

Carteles electorales cuelgan de paredes a la vez que vendedores callejeros venden verduras en Dhaka, antes de las elecciones generales a celebrarse en Bangladesh. © REUTERS/Mohammad Ponir Hossain

Nuestro trabajo

Derechos Humanos de las Naciones Unidas trabaja para promocionar y proteger los derechos humanos en el contexto de los procesos electorales.

A través de la cooperación entre oficinas y presencias sobre el terreno, algunas de las actividades incluyen la supervisión y publicación de informes sobre violaciones de derechos humanos antes, durante y después de unas elecciones; la formación de instituciones nacionales de derechos humanos, la sociedad civil y los medios de comunicación sobre cuestiones clave de derechos humanos relacionadas con las votaciones; proporcionar asistencia técnica para armonizar las leyes electorales nacionales con los derechos humanos; la sensibilización sobre la participación equitativa de grupos marginados, los cuales incluyen a mujeres, jóvenes, minorías, personas LGBTQIA+, pueblos indígenas y personas con discapacidades; además de apoyar a los mecanismos de derechos humanos, incluyendo a los órganos de tratados y los procedimientos especiales.

Señales de esperanza

Walker menciona diversos factores que ayudan a explicar la erosión de los principios democráticos y la confianza de los ciudadanos y ciudadanas.

Un factor es la falta de transparencia en el proceso público de toma de decisiones, o la falta de rendición de cuentas de gobiernos. Además, las desigualdades y la marginación de las mujeres, las minorías y otros, causa la desconfianza y el escepticismo hacia las instituciones democráticas. La ausencia de candidatos y candidatas atractivos con los que se puedan identificar los votantes empeora aún más los sentimientos de desilusión y alienación que alberga la ciudadanía, en especial los más jóvenes.

No obstante, hay señales para la esperanza para recuperar el espíritu de la democracia.

La acción cívica y las protestas celebradas fuera del período electoral en muchos países muestran que las personas siguen demandando derechos humanos e igualdad. Un ejemplo de acción cívica floreciente son las protestas por el cambio climático lideradas por jóvenes en todo el mundo. Los enérgicos movimientos contra el racismo suponen otro ejemplo.

Además, algunas de estas elecciones han mostrado una amplia participación, incluso durante la pandemia. Burundi, Israel, Mongolia, Singapur, Corea del Sur o Sri Lanka fueron algunos de los países que celebraron elecciones en mitad de la crisis de pandemia, y donde hubo un aumento de la participación en comparación con votaciones anteriores, según datos de International IDEA, una organización intergubernamental.

Para Walker, una participación considerable e inclusiva es fundamental para abordar los derechos humanos y la crisis de la democracia, además de para recuperar la confianza y la cohesión social. Esto supone garantizar que se toma en cuenta y se escucha a grupos diferentes, en especial a los más vulnerables y marginados de forma tradicional.

"Precisamente en este momento de incertidumbre e imprevisibilidad, debemos mantenernos firmes en nuestro compromiso con la democracia y los derechos humanos."

A woman shows her ink-stained finger after voting in a constitutional referendum in Baghdad in 2005. ©REUTERS/Thaier Al-Sudani

Una mujer muestra su dedo manchado de tinta tras votar en un referéndum constitucional en Bagdad en 2005. ©REUTERS/Thaier Al-Sudani