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Sistemas de cuidados y apoyo: Una cuestión de derechos humanos

17 febrero 2023

La Stephen Lewis Foundation presta su apoyo a un proyecto que ayuda a sensibilizar y recopilar fondos en apoyo de las abuelas africanas. ©Eric Miller

“Tenemos que redefinir radicalmente nuestra forma de entender los sistemas de apoyo y cuidados,» declaró el Jefe de Derechos Humanos de las Naciones Unidas Volker Türk en su declaración a los Estados Miembros sobre cómo transformar los sistemas de apoyo y cuidados.  «Es necesario reconocer el valor económico y social del trabajo asistencial.»

Türk añadió que la pandemia de COVID-19 demostró que nuestros sistemas asistenciales no están preparados para funcionar correctamente en los tiempos que vivimos. 

«Esta labor no remunerada o mal pagada no es reconocida socialmente, lo que refuerza la exclusión y discriminación a la que se enfrentan las mujeres y niñas a lo largo de sus vidas,» aseguró.  «Al mismo tiempo, las opiniones de los encargados de proporcionar y de recibir cuidados: personas mayores, personas con discapacidad, niños y niñas o enfermos y enfermas, incluyendo a las mujeres, no han sido escuchadas, o lo que es peor, han sido ignoradas.»

Según Derechos Humanos de las Naciones Unidas, la legislación internacional de derechos humanos reconoce los derechos humanos de todas las personas a la salud, educación, protección social y la participación en la vida pública para todos y todas. La Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH) proporcionó una base para todos estos derechos en 1948.  Otros tratados de derechos humanos que la sucedieron extendieron estos derechos básicos. 

Como parte de Derechos Humanos 75, una iniciativa que se celebra este año para celebrar el 75º aniversario de la DUDH, Türk “insta a los Estados a adoptar pasos concretos para crear sistemas de apoyo y cuidados que tengan su base en los derechos humanos, cuenten con una perspectiva de género, que sean inclusivos con las personas con discapacidad y tengan en cuentan el factor de la edad.»

Ignorados, ignoradas e invisibles

Las mujeres y las niñas con discapacidades son ambas receptoras de apoyo y cuidados, además de proporcionar apoyo y cuidados, según afirma Rosario Galarza, Responsable de Interdependencia en la Alianza Internacional de Discapacidad. 

«A pesar del aumento de la demanda, no se están cubriendo las necesidades de apoyo de la mayoría de personas con discapacidades en todo el mundo,» señaló. «Esto supuso una crisis durante la pandemia de COVID-19, lo que tuvo consecuencias graves y en ocasiones fatales para las personas con discapacidades.»

Galarza subrayó la necesidad de que los gobiernos inviertan más en los sistemas de apoyo para ayudar a mujeres y niñas con discapacidades a vivir una vida sin violencia y a participar más plenamente en sus vidas diarias. 

«Las mujeres y niñas con discapacidades tienen derecho a recibir apoyo y cuidados, el derecho a proporcionar apoyo y cuidados y el derecho a los cuidados personales en las mismas condiciones de igualdad que otras personas,» aseguró.  «Estos derechos son la clave para hacer realidad la promesa no realizada de autonomía, independencia y plena participación en la sociedad para las mujeres y niñas con discapacidades en todo el mundo.»

El trabajo doméstico es un tipo de sistema de cuidados que suele ser infravalorado. Novelita Palisoc lleva siendo trabajadora doméstica más de 19 años en Filipinas y en Qatar.  Ella estuvo encargada de numerosas tareas como trabajadora doméstica que incluyeron niñera, limpiadora, chófer y encargada de la lavandería, todas al mismo tiempo. «Ganaba muy poco dinero, no tenía ninguna prestación social, sufrí actos de violencia e incluso acoso sexual,» explicó. «No me atreví a decir nada antes porque pensé que estaba en deuda con mis empleadores y no tenía derecho a exigir mis derechos o a expresar mis quejas. En su lugar, me quedé callada.»

Palisoc le confió posteriormente a una amiga sus problemas en el trabajo y esta le invitó a unirse a un sindicato de trabajadoras domésticas, en donde asistió a talleres para aprender más sobre sus derechos como trabajadora doméstica. 

«A través de formaciones y seminarios, recibí educación y empoderamiento,» afirmó. «Aprendí que como trabajadora doméstica, tengo derechos que no pueden nunca ser denegados o tener que suplicarlos; que mis empleadores tienen responsabilidades; y sobre todas las cosas, que merezco respeto y dignidad.»

Como miembro del Comité Ejecutivo de la Federación Internacional de Trabajadores Domésticas, Palisoc ayuda a representar los intereses de las trabajadoras domésticas. 

Todos y todas merecemos condiciones laborales seguras y justas.

Novelita Palisoc, trabajadora doméstica

«Todos y todas merecemos no ser víctimas de humillaciones, de abusos, y poder expresar nuestras quejas.  Y todos y todas merecemos justicia, dignidad y respeto,» añadió. 

A través de estas experiencias ella logró encontrar un modo de expresar su opinión y ahora ofrece su ayuda a otras trabajadoras domésticas informándolas sobre sus derechos y sobre cómo defender estos derechos, les ayuda a negociar sus prestaciones, a luchar contra la contratación ilegal, y capacita a las mujeres para que alcen su voz contra la violencia y el acoso en el mundo laboral. 

Las personas mayores que cuidan de miembros de su familia o de la comunidad también han de enfrentarse a numerosas dificultades económicas y sociales.  Idah Nambeya es una Asesora Superior en Zambia para la campaña en favor de las Abuelas de la Stephen Lewis Foundation (SLF), la cual es un movimiento global para sensibilizar y recaudar fondos en apoyo de las abuelas africanas. 

Según la SLF, las abuelas africanas han prestado su apoyo para cuidar de los más de 15 millones de niños y niñas que han quedado huérfanos por el SIDA en toda África y se han convertido en uno de los grupos más vulnerables afectados por la pandemia. 

«Las abuelas están sufriendo un agotamiento de sus recursos, en todos los sentidos: económico, emocional y físico, debido a las dificultades que tienen que enfrentar para dar apoyo a huérfanos y niños vulnerables,» aseguró.  «Han tenido que agotar sus pequeños ahorros, cultivar pequeñas parcelas de tierra a la vez que las defienden de personas que pretendían arrebatárselas, además de tener que estudiar nuevos conocimientos para poder ganar más ingresos.»

No obstante, con el apoyo de organizaciones comunitarias, las abuelas están desarrollando actividades e iniciativas innovadoras para poder generar ingresos y ahorros. También están creando un movimiento para garantizar que las políticas, programas y estrategias del gobierno integran sus necesidades y derechos, incluyendo una seguridad en los ingresos, pensiones y subvenciones, derechos sobre la tierra y de sucesión, que se elimina la violencia contra las mujeres, así como mejorar el acceso a la asistencia sanitaria.  

«Los cuidados y el apoyo no deben considerarse simplemente como un acto de caridad,» declaró Türk. «Se trata de una cuestión de derechos humanos.  Tanto las personas que proporcionan cuidados y apoyo como las que los reciben tienen derechos.  Esto significa que los sistemas de apoyo y cuidados deben respetar y defender el disfrute de los derechos humanos para todas las personas.»