Skip to main content

Una ley sobre la igualdad habilita a los moldavos para combatir la discriminación

21 julio 2016

El cuerpo de Ion Mamaliga se balancea hacia atrás y hacia adelante mientras Valentina, su madre, lo levanta del sofá para que pueda acercarse a la ventana. Valentina lo sienta en una cama bañada por el sol que está cubierta con muñecos de peluche. Ion sonríe y luego ríe a carcajadas.

El joven, de 21 años de edad, padece parálisis cerebral, una enfermedad neurológica que afecta permanentemente los movimientos corporales y la coordinación muscular. Tiene mala vista y dificultades para trasladarse de una habitación a otra en el pequeño apartamento de dos dormitorios que comparte con sus padres en Chisinau (Moldova).

Aunque Ion se enfrenta a múltiples dificultades, Valentina afirma que al muchacho le gustaba ir a la escuela, donde desarrolló su interés en la literatura, la geografía y la historia de Rumania. Además, disfruta mucho de los ratos que pasa con su hermano y sus padres.

Durante años, Ion no ha podido acceder a los servicios básicos que numerosas personas con discapacidad reciben en otros países. De modo que su madre se ha ocupado de él a jornada completa, una función de la que se siente muy orgullosa. Pero en muchos otros casos, los discapacitados carecen de la ayuda que necesitan.

“Por un lado, una quiere a su hijo, pero cuando tiene un hijo con discapacidad [en Moldova] una se queda marginada y nadie le presta atención”, afirma Valentina.

En 2012, una nueva ley sobre la integración social de las personas con discapacidad, que el ACNUDH siempre ha apoyado, aportó más protección a los discapacitados y le otorgó a Ion y a otras muchas personas como él el derecho a disponer de un asistente personal. De manera que su madre, que ya estaba jubilada, presentó una solicitud para convertirse oficialmente en su asistente personal y recibir así los beneficios que podrían facilitarle la tarea de cuidar del muchacho. Pero su petición fue denegada. El Estado argumentó que era demasiado anciana para cuidar de él.

Pero su lucha no terminó ahí. Valentina logró presentar un recurso por motivo de discriminación, gracias a la aprobación, en 2013, de una ley para garantizar el cumplimiento la igualdad en Moldova. Esta ley contra la discriminación tiene por objeto asegurar la igualdad en todas las esferas de la vida a todos los ciudadanos del país y a cualquier otra persona que se encuentre bajo jurisdicción de Moldova, cualesquiera sean su raza, etnia, lengua, religión, sexo, edad, capacidades u otra consideración.

Esta ley constituye una herramienta fundamental para combatir la discriminación en un país que considera este problema como uno de sus retos primordiales, especialmente en lo tocante a las personas con discapacidad mental y física, los ancianos, los miembros del colectivo LGBT y las mujeres.

El Consejo de prevención y lucha contra la discriminación y protección de la igualdad fue creado en virtud de la Ley de Igualdad, para examinar estas denuncias en materia de discriminación y decidir acerca de su validez. El Consejo dictaminó que Valentina había sido víctima de discriminación y recomendó a las autoridades que le otorgaran la condición de asistente personal de Ion, a pesar de que ya había alcanzado la edad de la jubilación. Pero esta ley, que ha sido útil para muchas personas en la lucha contra la discriminación, se encuentra ahora en peligro de ser derogada. A finales del año en curso, el Parlamento tendrá que pronunciarse sobre la propuesta de derogación formulada por el Partido Socialista.

El coordinador de la Oficina del ACNUDH en Moldova, el Sr. Veaceslav Balan, dijo que la Ley de Igualdad, un instrumento legislativo que la Oficina apoyó desde antes de que fuera aprobado y que sigue promoviendo actualmente, es una herramienta fundamental, porque establece un marco de trabajo nítidamente definido para proteger de la discriminación a todas las personas.

La ley también ha sido eficaz. Desde su entrada en vigor, el Consejo de la Igualdad ha dictaminado sobre la existencia de más de 100 casos de discriminación. El Sr. Balan hace hincapié en que la derogación de la ley sería perjudicial para todo el que vive en Moldova. El común de la gente tiene la impresión de que la ley sólo beneficia al colectivo LGBT, pero no es así.

La Oficina del ACNUDH ha iniciado una campaña, con la ayuda de varias organizaciones locales de la sociedad civil, entre otras la entidad Genderdoc-M, la única asociación LGBT de Moldova, con miras a sensibilizar a la población acerca de los beneficios de la ley y transmitir el mensaje de que es una norma que sirve a todo el mundo.

Valentina tiene la convicción de que su reclamación fue atendida y que la ley le ha permitido cuidar mejor de su hijo.

“Sin duda necesitamos esa ley, porque protege nuestros derechos”, dijo. “Cuando una tiene un hijo discapacitado, nadie le presta atención, pero esta ley nos ayuda a romper el círculo vicioso”, afirmó.

21 de julio de 2016

Etiquetas