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Moldova

Apoyo vital para familias ucranianas en Moldova

25 noviembre 2022

Irina Bulat huyó de Ucrania con sus hijos en marzo de 2022 y ahora vive en Moldova. © OHCHR Moldova

Los hijos e hijas de refugiados ucranianos en Moldova pueden sentirse ahora más seguros e integrados en sus comunidades gracias a un proyecto de Derechos Humanos de las Naciones Unidas el cual ofrece material escolar, libros y juguetes, además de dispositivos de ayuda para niños, niñas y adultos con discapacidades. 

El proyecto formó parte de una iniciativa dentro del marco del Plan de Acción Conjunta de Naciones Unidas One «Cross-river support for human rights», un programa desarrollado con otros cinco organismos de las Naciones Unidas: UNODC, UNICEF, ONUSIDA, PNUD, y OIM y financiado por el Gobierno de Suecia.

Existen actualmente 2.420 niños y niñas refugiados procedentes de Ucrania matriculados en el curso escolar 2022-2023 en escuelas y guarderías de Moldova, incluyendo los procedentes de la región de Transnistria, según informa Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Moldova. La región de Transnistria está localizada entre el río Nistru y la frontera entre Moldova y Ucrania, una región que soporta un conflicto de larga data.

Según explica Juliana Abramova, Coordinadora de Programas en Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Moldova, se decidió enviar ayuda humanitaria tras hablar con los refugiados y refugiadas, que son en su mayoría mujeres y madres, acerca del material que necesitaban para ellas mismas y para sus familias.

«Ellas compartieron sus terribles historias conmigo y también cómo consiguieron escapar de la guerra,» relató.  «Sus hijos necesitaban de algún tipo de entretenimiento, como por ejemplo juguetes para jugar con otros niños.  La intención era llevar algo positivo a sus vidas, para que de ese modo pudieran sobrellevar estos recuerdos de la guerra.»

Abramova explicó que su Oficina organizó las primeras misiones de evaluación a la región de Transnistria y fueron de los primeros en ofrecer apoyo a los refugiados y refugiadas.  La Oficia respondió a las necesidades más inmediatas de los refugiados y refugiadas que se identificaron durante estas visitas de supervisión realizadas por el equipo en Moldova en los pasos fronterizos y albergues para refugiados y refugiadas en ambas orillas del río Nistru.

«Estas acciones humanitarias se llevaron a cabo solo unas semanas después de que empezara la guerra, por lo que este apoyo fue muy apreciado y se pudo proporcionar a los niños y niñas material básico escolar desde el primer momento en que se matricularon,» explicó ella.

Todos los seres humanos tienen derecho a la educación y derecho a una infancia, incluso durante períodos de crisis y guerras.

Juliana Abramova, Coordinadora de Programas, Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Moldova

La ayuda humanitaria fue repartida entre los niños y niñas que se alojan en centros de alojamiento para refugiados y entre los que han sido alojados por la comunidad.  Cerca de 400 hijos e hijas de refugiados se han beneficiado hasta la fecha recibiendo más de 6.500 artículos de material escolar básico, juegos de mesa para niños y libros.  Además, se entregaron juegos de mesa y libros a cuatro centros de alojamiento para refugiados en ambas orillas del río Nistru. 

La Oficina en Moldova también contribuyó a ampliar el acceso a servicios para los refugiados y refugiados con problemas de movilidad tanto en casos de adultos y niños y niñas con discapacidades así como para personas mayores, en los centros de acogida temporales para refugiados y en los centros de admisión en puntos fronterizos.  Entre los artículos donados había inodoros secos accesibles, sillas de ruedas y andadores para adultos y niños y niñas. 

Del horror a la esperanza

Fue un frío y nevado día de marzo cuando Irina Bulat llegó a Moldova con sus ocho hijos e hijas todos menores de 18 años, incluyendo un niño con discapacidad.  Bulat vivía cerca de la frontera de Moldova, en el pueblo de Yaski, en la región de Odesa en Ucrania.  Abandonaron su hogar de madrugada cuando ella escuchó disparos que se acercaban cada vez más a su casa.

Salieron inmediatamente en su coche y luego caminaron el resto del trayecto hasta llegar a la frontera con Moldova.  Bulat y sus hijos no llevaban solos mucho tiempo cuando se les acercó una mujer para ofrecerles ayuda.

«Nos recibieron muy bien allí, y mucha gente nos prestó ayuda inmediatamente,» añadió. 

Bulat fue alojada en un centro de alojamiento para refugiados en Tiraspol y fue una de las receptoras de material escolar y juguetes para sus hijos.  Ella se mostró agradecida por el material ya que le ayudó a sentir que vivían una vida más normal en su hogar temporal.  Ahora ya está instalada y ha alquilado un apartamento en las cercanías. 

«Tienen juguetes, material para escribir, cuadernos, lápices y gomas elásticas,» explicó.  «A mis hijos les encantan los papeles de colores para hacer trabajos de arte. Tienen todo lo que necesitan.»

Ukrainian refugee Irina Bulat with her children in a refugee accommodation center in Tiraspol, Moldova. © OHCHR Moldova

La refugiada ucraniana Irina Bulat con sus hijos en un centro de alojamiento para refugiados en Tiraspol, Moldova. © ACNUDH Moldova