Urbanización y Derechos Humanos
La urbanización solo puede ser una fuerza transformadora positiva si respeta y promueve los derechos humanos.
La urbanización es una de las tendencias globales más importantes del siglo XXI. Actualmente, más de la mitad de la población mundial vive en zonas urbanas, y se estima que en 2030 esta cifra ascenderá al 60 por ciento. En el mismo periodo, el 90 por ciento del crecimiento de la población mundial se localizará en ciudades, particularmente en África y Asia.
En muchos lugares, la tendencia hacia la rápida urbanización va de la mano con la creación de más barrios pobres, con más personas en condiciones de vida inadecuadas y sin seguridad de tenencia de sus viviendas y de la tierra, así como con mayores disparidades, desigualdades y discriminación.
Sin embargo, los procesos de urbanización en que se respetan y promueven los derechos humanos tienen el potencial de transformar este fenómeno de uno en que los derechos de las personas son a menudo ignorados o negados, a una fuerza que contribuya positivamente a las vidas de la mayoría de la población mundial.
Esta es la visión que promueve la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, en la que los gobiernos se comprometen a "lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles” (Objetivo 11). Se comprometen además a no dejar a nadie atrás, vislumbrando "un mundo de respeto universal por la igualdad y la no discriminación", incluyendo la igualdad de género; asimismo, reafirman la responsabilidad de todos los Estados a "respetar, proteger y promover los derechos humanos, sin discriminación ni distinción de cualquier tipo".
Algunos modelos de urbanización sostenible y justa en consonancia con esta visión guiados por los principios de derechos humanos, asegurando:
- La participación libre, activa y significativa de todos los habitantes, en especial de aquellos más marginados. El desarrollo urbano y espacial se debe realizar con y para todos los habitantes de una ciudad, teniendo como prioridad proteger y mejorar las condiciones de vida de los más vulnerables.
- Que los portadores de deberes rindan cuentas sobre el respeto, la protección y la promoción de los derechos humanos de todos los habitantes. Decisiones y procesos en las ciudades que pueden afectar los derechos de las personas –como el derecho a una vivienda adecuada y el derecho a un nivel de vida adecuado– deben ser transparentes, estar sujetos al escrutinio público, y deben incluir mecanismos de solución de quejas y reclamos libres y justos.
- Que se aborden las causas profundas de las violaciones de los principios de no discriminación e igualdad, no solo sobre la base del género y la situación geográfica, sino también de raza, cultura, religión, edad, discapacidad y situación social y económica. Frecuentemente, las voces de los pobres, las personas que viven en asentamientos precarios e informales, de las mujeres, de los niños y niñas, de las minorías, de los migrantes, de los refugiados, de pueblos indígenas, de personas con discapacidad, personas mayores y otros, no son escuchadas en los procesos de desarrollo urbano, lo que genera un desarrollo que margina y discrimina a las personas más necesitadas.
- Que todas las actividades de desarrollo urbano adopten estrategias para el empoderamiento político, social y económico de las personas. En la práctica esto requiere de la defensa de los derechos y las libertades fundamentales, en particular la libertad de expresión y de reunión, el derecho a la información, la consulta y la participación en los procesos de toma de decisiones así como el derecho al voto, entre otros.
Los derechos humanos son la clave para promover y desarrollar procesos de urbanización sostenibles y socialmente inclusivos, que promuevan la igualdad, combatan la discriminación en todas sus formas y empoderen a los individuos y las comunidades. Un enfoque de derechos humanos es vital para que las ciudades funcionen como lugares con igualdad de oportunidades para todos, donde las personas puedan vivir con seguridad, paz y dignidad.
Habitat III y la Nueva Agenda Urbana
Habitat III, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Vivienda y Desarrollo Urbano Sostenible, tuvo lugar en Quito, Ecuador, del 17 a 20 octubre de 2016. Luego de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, el documento final de la Conferencia –la Nueva Agenda Urbana- llama a “no dejar a nadie atrás” y establece una hoja de ruta para la urbanización durante los próximos 20 años.
Las viviendas y la infraestructura conexa representan una gran parte de las áreas urbanas. Sin embargo, en muchos lugares, la mayoría de la población urbana mundial sufre una grave desigualdad; muchas de estas personas se encuentran en condiciones de vivienda deplorables o inasequibles, vulnerables a los desalojos forzosos y sin hogar, y con un constante temor por su seguridad. Por esa razón, la Relatora Especial sobre una vivienda adecuada emitió una serie de recomendaciones relacionadas con el proceso de urbanización y para la Conferencia Habitat III. Ver el informe de la Relatora Especial (A/70/270), y un resumen disponible en Inglés / Francés / Español.
El propio Consejo de Derechos Humanos ha solicitado a los Estados “que consideren debidamente la posibilidad de integrar el derecho humano a una vivienda adecuada como elemento integrante del derecho a un nivel de vida adecuado en el proceso de negociación y en la aplicación del Documento Final de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Vivienda y el Desarrollo Urbano Sostenible (Habitat III) y la Nueva Agenda Urbana” (OP4, A/HRC/31/ L.11).
La Nueva Agenda Urbana constituye una oportunidad única para avanzar e implementar los derechos humanos para todas y todos, incluyendo aquellos derechos reflejados en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, a nivel nacional y local.
El texto de la Nueva Agenda Urbana e información adicional sobre esta Conferencia se puede encontrar en el sitio web de Habitat III.
Para ver la participación de ACNUDH en la Conferencia, acceda a “Últimas noticias” y a la sección de “Videos”.
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