Un superviviente de trata quiere "generalizar los derechos humanos"
01 diciembre 2023
Suamhirs Piraino-Guzman tenía 14 años cuando fue víctima de trata desde su Honduras natal y trasladado a California, Estados Unidos. Lo mantuvieron prisionero y lo drogaban con regularidad, solo en una habitación oscura y sin ventanas donde soportó un sufrimiento inimaginable.
"Durante seis largos meses me vendieron al mejor postor", relató.
Hoy, casi 20 años después, como adulto superviviente de explotación sexual infantil y trata, se ha convertido en un firme defensor público y miembro activo de las redes de supervivientes. También ha iniciado su segundo año como presidente de la Junta de Síndicos del Fondo de Contribuciones Voluntarias de las Naciones Unidas para las Víctimas de las Formas Contemporáneas de la Esclavitud.
"Los supervivientes de trata y los supervivientes de la esclavitud se encuentran a la cabeza de la lucha contra la trata de personas y las violaciones de derechos humanos", aseveró Piraino-Guzmán. "Sin embargo, no muchos hombres supervivientes de trata buscan apoyo porque luchamos contra el estigma y la vergüenza asociados a nuestro género. Muchos de los servicios que me prestaron no funcionaron porque no comprendían las complejidades de la trata de personas y las formas contemporáneas de esclavitud. Ni entendían cómo un chico podía sufrir una agresión sexual grave".
El camino de Piraino-Guzmán hacia la recuperación comenzó cuando la policía asaltó la casa donde había permanecido cautivo durante seis meses. Aunque fue trasladado de inmediato a un hospital para recibir la atención sanitaria que tanto necesitaba, pronto fue enviado a un centro de detención de inmigrantes gestionado por el Servicio de Inmigración y Aduanas de los Estados Unidos.
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"Primero me vieron como un inmigrante que, al parecer, no tenía derecho a estar en Estados Unidos aunque hubiera sido víctima de explotación en el país".
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Suamhirs Piraino-Guzman
Piraino-Guzman tuvo que esperar 36 meses para recibir una carta de derechos que reconociera su condición de víctima de trata. Durante ese tiempo, no tenía idea de cómo podía protegerse ante otros riesgos y de cómo iba a poder mantenerse económicamente. No se le permitía trabajar, lo que le exponía a una mayor criminalización.
"Comparecí ante un juez que ordenó que me administraran una cantidad elevada de medicamentos ya que, según él, me habían agredido sexualmente tantas veces que era probable que yo acabara haciendo daño también a otra persona", relató. "El sistema de inmigración estadounidense, así como el propio sistema que se suponía que tenía que cuidar de mí me penalizaron por mi trauma".
"El propio sistema no estaba preparado ni para el inmigrante ni para el chico que sufrió niveles elevados de violencia sexual", añadió.
Durante los cuatro años siguientes, Piraino-Guzmán pasó por 21 hogares de acogida, refugios e instituciones de salud mental, sin deshacer nunca el equipaje que llevaba. Ahora, a sus 33 años, vive en Seattle y ha adquirido la nacionalidad estadounidense. Es Doctor en Psicología y está especializado en atención informada sobre el trauma y en servicios de salud mental a supervivientes de formas contemporáneas de esclavitud. En 2015, fue nombrado por el presidente Barak Obama miembro del Consejo Asesor Federal de la Trata de Personas hasta 2018.
Preguntar a los supervivientes qué necesitan
"Mi recomendación a todos los países que intentan abordar el problema de la trata a través de los servicios sociales es que profundicen en la comunidad para averiguar qué necesitan. Lo que yo necesitaba en ese momento era alojamiento, terapia, alguien con quien hablar", reveló. "Estaba en un país donde no tenía familia, no tenía solución, no tenía a nadie centrado en conectar conmigo o en conectarme con esa comunidad".
Durante 30 años, el Fondo Fiduciario de Contribuciones Voluntarias de las Naciones Unidas para luchar contra las formas contemporáneas de la esclavitud, que ahora preside Piraino-Guzmán, ha acompañado a los supervivientes donando dinero a organizaciones comunitarias que proporcionan atención sanitaria, alojamiento, alimentos, asistencia jurídica, formación profesional, educación, actividades generadoras de ingresos y otras ayudas.
En 2023, el Fondo ha ayudado a más de 7.000 personas. Entre ellas se incluyen víctimas de trabajo forzoso o servil, supervivientes de esclavitud sexual, trata de personas y niños utilizados en conflictos armados. El Fondo también apoya a 5.000 supervivientes de la esclavitud basada en la ascendencia en la región del Sahel a través de un Llamamiento Especial.
"Lo que hay que hacer en todo el mundo es establecer servicios que no solo estén encaminados a abordar el trauma que sufrieron las víctimas, sino a conectarlas con la sociedad en la que se encuentran ahora para poder consolidar su bienestar", explicó Piraino-Guzmán.
"El Fondo pretende crear un proceso lineal hacia la recuperación en el que las víctimas de trata sean identificadas y apoyadas, encuentren una salida a su situación de trata y, a continuación, reciban toda la serie de servicios necesarios", añadió. "Necesitamos alojamiento, atención dental, médica y oftalmológica. Necesitamos terapia. Necesitamos capacitación socioeconómica. Necesitamos estar al frente de lo que ocurre en nuestras comunidades".
"Voten por los derechos humanos"
Hace casi 75 años, representantes de todas las regiones del mundo con diferentes antecedentes jurídicos y culturales redactaron la Declaración Universal de Derechos Humanos, un conjunto de derechos universales, indivisibles e inalienables, que reconocen la misma dignidad y valor de todas las personas.
Fue la primera vez que la comunidad internacional se puso de acuerdo en un conjunto de valores comunes y que reconocía que los derechos son inherentes a cada ser humano por el simple hecho de haber nacido y no por ser concedidos por ningún Estado
Para Piraino-Guzmán, los derechos humanos siguen considerándose abstractos en muchas partes del mundo y una idea inalcanzable plasmada en "un documento preciado que se conserva en las Naciones Unidas en Ginebra".
"Sin embargo, si abres ese libro azul, te das cuenta de que se trata de tu vida cotidiana: tu derecho a la vivienda, tu derecho a la salud, tu derecho a una vida libre de esclavitud, explotación y abusos", afirmó. "Quiero que las personas actúen. Quiero que sepan que mis derechos son tan importantes como los de cualquier otra persona, y que a mí, por desgracia, no solo violaron mis derechos cuando me convertí en víctima de trata, sino también como persona con discapacidad".
"Ha habido personas a lo largo del camino que me han ayudado y se han asegurado de que mis derechos queden protegidos y que persevere", añadió Piraino-Guzmán. "Hablen de derechos humanos en la mesa con sus hijos, hablen en las reuniones familiares, hagan que se oiga su voz y tomen decisiones políticas que se basen en los derechos humanos para que todas las personas de este mundo queden libres no solo de la explotación, sino también de cualquier tipo de racismo, sexismo, homofobia, xenofobia y otras formas de discriminación sistémica que lamentablemente reinan en todo el mundo".