En un Sudán asolado por la guerra, una hermana buscó a su hermano desaparecido
08 noviembre 2023
Mohamed desapareció sin dejar rastro el 29 de mayo de 2023.
El hombre, de 27 años de edad, había salido de una aldea en Sudán Septentrional para desplazarse a la capital Jartum, y fue entonces cuando su familia perdió todo contacto con él. Cientos de civiles han sido víctimas de desaparición forzada por parte de las partes beligerantes como resultado del brutal ciclo de violencia en que se ha visto envuelto Sudán desde abril, por lo que Asma, la hermana de Mohamed, se temió lo peor.
«Es como si nuestras vidas se hubieran detenido,» contó Asma al Comité contra la Desaparición Forzada de las Naciones Unidas durante una audiencia celebrada en septiembre, donde narró la angustia que vivió su familia después de que el teléfono móvil de Mohamed se quedara de repente en silencio.
Ella intentó llamarle varias veces, pero sin obtener respuesta. «Ya no podemos pensar con claridad porque estamos constantemente pensando en él y en cómo podemos contactar con él. ¿Fue detenido? ¿Se vio involucrado en un accidente? No podemos imaginar lo que le ocurrió,» declaró.
Asumiendo el papel de líder de su familia en la búsqueda de su hermano, Asma denunció su desaparición ante la Cruz Roja y ante otras organizaciones no gubernamentales. Ella también acudió a las redes sociales, las cuales se han convertido en Sudán en uno de los espacios principales para que familiares denuncien desapariciones debido a una falta de recursos legales alternativos para poder encontrar a personas desaparecidas.
«Me di cuenta de que en las redes sociales se mostraban todos los días un gran número de personas que habían desaparecido durante la guerra, y cuyas familias no conseguían encontrarles o ponerse en contacto con ellas. Hay personas de todas las edades, género y circunstancias. Todas las familias de aquí sufren desapariciones,» declaró ella al Comité.
Centros de detención ilegales
Mossaad Mohamed Ali, director ejecutivo de la organización sin ánimo de lucro African Centre for Justice and Peace Studies, afirmó que el número de desapariciones forzadas se ha disparado en Sudán desde que se desataran los combates el 15 de abril entre las Fuerzas Armadas de Sudán y las Fuerzas de Apoyo Rápido.
Las desapariciones forzadas han sido una práctica común en Sudán durante décadas y fueron empleadas por el aparato de seguridad del Estado del anterior Presidente Omar al-Bashir con el objeto de silenciar a los defensores de derechos humanos y a los líderes de la oposición.
Mohamed Ali aseguró que en la actualidad tanto las Fuerzas Armadas de Sudán como las Fuerzas de Apoyo Rápido están llevando a cabo detenciones de civiles de forma arbitraria e indiscriminada. En el caos que ha seguido a los combates, los familiares no tienen a dónde acudir para intentar encontrar a sus seres queridos desaparecidos, señaló el.
«Sus paraderos permanecen desconocidos porque ahora existen centros de detención ilegal. Cada grupo tiene sus propios centros de detención,» denunció Mohamed Ali, añadiendo que las ubicaciones de estos centros permanecen en secreto.
Según la organización sin ánimo de lucro, los detenidos no tienen acceso a un abogado y son sometidos a tortura y a otras formas de maltrato. A los detenidos se les acusa también de delitos infundados, incluyendo algunos que se castigan con la pena de muerte, según explica la organización.
The African Centre for Justice and Peace Studies, la cual trabaja para combatir la impunidad y promover el respeto por los derechos humanos en Sudán y que se ha visto forzada a abandonar el país, se ocupó del caso de Mohamed y de otras personas para presentarlos ante el Comité.
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Cientos, y posiblemente miles de personas, se encuentran detenidas en régimen de incomunicación en condiciones deplorables.
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Volker Türk, Jefe de Derechos Humanos de las Naciones Unidas
500 personas desaparecidas en Jartum
Volker Türk, Jefe de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, ha hecho repetidos llamamientos a acabar con este conflicto terrible en Sudán, en el cual han perdido la vida miles de personas y otros millones han sido desplazados, y donde la violencia sexual está al alza.
En un discurso, Türk relató al Consejo de Derechos Humanos el 12 de septiembre que se ha denunciado la desaparición de al menos 500 personas solamente en Jartum desde que comenzaran los combates.
Dirigiéndose al Comité a través de una declaración en vídeo, Asma describió a su hermano como un joven amable que no guarda relaciones directas con el gobierno y que tampoco estaba metido en política. Ella describió los daños para la salud mental de la familia que había provocado la desaparición de su hermano, en especial para el padre de Mohamed.
«Se ha producido un gran número de desapariciones desde el inicio de la guerra. Las familias no tienen noticias sobre estas personas y no pueden ponerse en contacto con ellas, sin saber si siguen vivas o han muerto,» declaró ella.
Asma tenía pensado viajar a Ginebra para hablar ante el Comité, pero el aeropuerto de Jartum se cerró por los combates. Debido a la mala conexión de Internet, ella no pudo presentar su testimonio en línea, así que terminó grabando un video.
El miembro del Comité Matar Diop declaró que Sudán había ratificado la Convención Internacional para la Protección de Todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas en 2021, en base a la cual los Estados tienen la obligación de buscar a las personas desaparecidas, investigar su desaparición, llevar a sus responsables ante la justicia además de proporcionar ayuda a las víctimas y a sus seres queridos.
Conforme a su mandato, el Comité puede solicitar a un Estado una acción urgente para que adopte de forma inmediata todas las medidas necesarias para buscar, localizar y proteger a una persona desaparecida además de investigar su desaparición.
Redes sociales
Como muchos otros, Asma llevó su búsqueda a las redes sociales. Cumplido ya el séptimo mes de guerra, las plataformas de redes sociales en Sudán, incluyendo una en Facebook con el nombre de «Missing», se ven inundadas de publicaciones de familiares desesperados que solicitan información que pueda conducirles a los paraderos de sus seres queridos.
Estos textos breves incluyen una fotografía y un número de teléfono. Una de estas peticiones habla sobre Abdul, quién sufre de Alzheimer y que desapareció cuando estaba en las afueras de su casa mientras vestía una túnica marrón. Otra foto muestra una fotografía de un joven sonriente, con cara de niño, de nombre Othman, de 18 años, quién desapareció junto con cuatro amigos. Otro mensaje detalla el caso de Mubarak, de 31 años, quién desapareció durante la Fiesta del Sacrificio. «Por favor, quién quiera que le reconozca, póngase en contacto en este número,» dice el mensaje.La mayoría de las publicaciones incluyen oraciones y emojis con corazones.
Mohamed, hermano de Asma, se ha convertido en un símbolo de la esperanza: cinco meses después de ser capturado en Bahri, una ciudad al norte de Jartum, acaba de ser localizado, vivo. Mencionando cuestiones de seguridad, la familia no ha proporcionado detalle alguno sobre la odisea sufrida por Mohamed ni tampoco sobre la identidad de sus captores.
Cuando habló ante el Comité, Asma afirmó que nadie debería ser víctima de desaparición forzada ni tampoco sufrir lo que su familia ha tenido que pasar.
«Ojalá hubiera una ley que criminalizara estos actos y lo que está provocando estas desapariciones forzadas,» expresó. «No hay derecho. Nadie tiene derecho a hacer eso.»