La humanidad debe sacar el máximo partido a la IA, y no usarla de manera errónea: experto de la ONU
09 mayo 2022
La inteligencia artificial ha alterado fundamentalmente las condiciones de existencia de los seres humanos, reveló el Relator Especial sobre los derechos de las personas con discapacidad, Gerard Quinn.
"Las nuevas tecnologías pueden beneficiar en gran medida a las personas con discapacidad e impulsar la búsqueda de la igualdad inclusiva en muy diversos ámbitos, como el empleo, la educación y la vida independiente", según él. "Sin embargo, existen innumerables efectos discriminatorios bien conocidos".
Quinn realizó su declaración durante la presentación de su informe ante el Consejo de Derechos Humanos. En su informe, Quinn definió la inteligencia artificial, o IA, como máquinas diseñadas para trabajar "de la misma manera o de manera similar a los seres humanos, sólo que más rápidamente, mejor y de forma más fiable y, en teoría, sin los sesgos humanos".
Aunque cada vez se es más consciente de los amplios retos que pueden plantear estas nuevas tecnologías para los derechos humanos, Quinn declaró que el debate debería cambiar y enfocarse en los desafíos concretos que plantea esa tecnología para los derechos de las personas con discapacidad, enunciados en la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. Entre ellos se encuentran los derechos a la privacidad, a la autonomía, a la educación, al empleo, a la salud, a la vida independiente, y a la participación.
Los sistemas de IA han tenido efectos positivos en la vida de las personas con discapacidad. Quinn señaló que "los bloqueos que antes nos parecían insalvables son de repente escalables".
Entre ellos se encuentra la tecnología de apoyo que mejora la movilidad de las personas ciegas. Las plataformas de aprendizaje adaptado también ofrecen experiencias de aprendizaje personalizadas y adaptadas a las necesidades específicas de los alumnos con discapacidad. Además, los robots y otras herramientas basadas en la inteligencia artificial proporcionan cuidados en el hogar y otros tipos de asistencia, lo que permite que las personas con discapacidad vivan de forma independiente.
Sin embargo, la IA se hace 'inteligente' a través del proceso de aprendizaje automático que depende de un conjunto de datos de entrenamiento, o 'algoritmos', que a menudo incluyen "datos moldeados por decisiones humanas previas y juicios de valor que pueden ser erróneos por muchos motivos", aseguró Quinn.
Según el informe, las herramientas de IA pueden seguir teniendo sesgos humanos y, por tanto, ser excluyentes con las personas con discapacidad. Un ejemplo es el empleo, donde los procesos de contratación utilizan cada vez más algoritmos para filtrar a los candidatos.
"Los predicados en los que se basan los algoritmos que impulsan la inteligencia artificial pueden reflejar e integrar suposiciones de capacitismo (e incluso suposiciones de edadismo). La discapacidad puede ser "vista" por la tecnología como algo desviado y, por tanto, negativo", explicó Quinn. "[Las personas con discapacidad] pueden quedar excluidas para el empleo sin tener en cuenta sus méritos y si un 'ajuste razonable' podría permitirles desempeñar las tareas esenciales del puesto".
En su informe, Quinn propone un camino para hacer realidad los beneficios prácticos de la IA para las personas con discapacidad, situando sus derechos humanos en el centro del debate sobre estas tecnologías.
En otras recomendaciones, instó a los Estados a incluir la discapacidad en sus estrategias de inteligencia artificial y a seguir aplicando su obligación de "ajustes razonables", así como a tener en cuenta explícitamente la discapacidad a la hora de adquirir productos y servicios de IA.
"Y lo que es más importante, pedimos un nuevo espacio —un espacio de colaboración— entre el sector empresarial, el Gobierno y la sociedad civil para trabajar y aprovechar los beneficios positivos de la tecnología y adoptar medidas activas para revertir algunos de sus efectos negativos conocidos y evitarlos en el futuro", añadió.
"De lo contrario, las personas «que queden más relegadas» no tendrán ninguna posibilidad de ponerse al día. Teniendo en cuenta las promesas de un futuro mejor que aporta la tecnología, esto sería una tragedia para la humanidad".