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Ofreciendo un mejor porvenir a los refugiados y promoviendo la paz a través de los juegos

29 diciembre 2021

Games designer Lual Mayen poses with a screenshot of one of his games depicting life as a refugee. ©Lual Mayen

«La primera vez que ví un ordenador fue cuando estaba esperando en la cola para registrarme como refugiado. Los empleados de ACNUR estaban usando ordenadores para introducir datos, y me dejaron fascinado.  Le pregunté a mi madre si podía tener un ordenador y ella se empezó a reir,» explicó Lual Mayen, Director General de la start-up Junub Games y fundador de la Fundación Lual Mayen. 

Mayen nació hace 26 años durante el penoso viaje de 362 kilómetros que emprendió su familia para huir de la guerra civil en su país natal de Sudán del Sur.  Dos de sus hermanas murieron durante el viaje, antes de que su familia pudiera alcanzar finalmente un campamento para personas desplazadas internas en el norte de Uganda.

«Mi familia no escogió convertirse en refugiados. Ellos buscaban un refugio, un lugar donde poder empezar una nueva vida. Abandonar Sudán del Sur era una cuestión de vida o muerte,» aseguró. 

La madre de Mayen tardaría tres años en poder trabajar y ahorrar lo suficiente para poder comprarle un ordenador. 

«Había un montón de cosas que no existían para los refugiados del campamento.  En mi caso, era educación de calidad,» declaró.  «Incluso después de conseguir un ordenador, tuve dificultades para aprender a usarlo o incluso para encontrar un punto donde cargarlo.  Así que todos los días tenía que caminar durante horas para encontrar un generador donde cargar mi ordenador, y más tarde empecé a formarme yo mismo usando tutoriales de programación digital en línea.»

Mayen pasó 22 años en el campamento para desplazados internos. En el campamento, un amigo le inició en el mundo de los videojuegos y fue así como Mayen decidió crear su propio juego.  Su objetivo principal era poder entretener a los residentes en el campamento, pero enseguida comprendió que los juegos podían ser un arma poderosa para crear empatía hacia los refugiados y posibilitar un cambio social.  Mayen creó un juego para teléfonos móviles llamado Salaam (Paz) en el cual el jugador se pone en el papel de un refugiado que huye de una guerra.  Mayen explicó que quería que las personas entendieran el viaje de un refugiado.  El personaje del juego estaba inspirado en su madre. 

«Creé un sistema en el cual cuando compras alimentos o agua en el juego a través de compras dentro de la aplicación, lo estás comprando de forma real para un persona del campamento de refugiados ya que el dinero va directamente a ONGs que trabajan sobre el terreno,» detalló Mayen. «Ahora estoy construyendo una experiencia de realidad virtual en la que se muestra que incluso actitudes y elecciones menores pueden tener consecuencias devastadoras y de gran alcance.  El objetivo es ayudar al jugador a practicar y experimentar cómo evitar la guerra y la violencia mediante la resolución de conflictos.»

En 2017, Mayen se mudó a los Estados Unidos donde creó su empresa y una fundación a través de la cual trabaja para proporcionar acceso a la tecnología, educación y oportunidades profesionales a comunidades con recursos limitados, como es el caso de los campamentos de refugiados de Kenya y Uganda. Recientemente firmó un acuerdo de asociación con el fabricante de videojuegos Unity Technologies, con el fin de financiar un centro tecnológico para refugiados en el campamento donde pasó su niñez en Uganda. 

«Recordar el viaje que emprendió mi madre y el hecho de que pudiera trabajar tan duramente para salvar a mi familia y encontrar un sitio de acogida para que pudiéramos tener una vida supuso una enorme motivación personal,» aseguró Mayen.  «Creo en el talento humano. Independientemente de quién seas o dónde vivas, independientemente de que seas un refugiado o vivas en un país bien desarrollado, todos podemos aportar algo al mundo. Todos tenemos un propósito; los refugiados tienen un propósito.  Me encanta crear juegos y, aun más, me encanta poder devolver a la comunidad.»

ACNUR calcula que existen cerca de 26,4 millones de refugiados en todo el mundo, la mitad de los cuales tienen menos de 18 años.  Cifras de 2019 muestran que más de 3,7 millones de niños en edad escolar no están matriculados en ninguna escuela.  Una encuesta de ACNUR realizada a refugiados sirios e iraquíes reveló que tres de los artículos más importantes que los refugiados se llevan con ellos cuando son obligados a desplazarse son agua, alimentos y sus teléfonos móviles. 

ACNUR también destaca que un teléfono móvil con conexión a Internet puede suponer un acceso más rápido a la seguridad, una línea de contacto con familiares, acceder a documentos importantes almacenados en línea además de obtener más información sobre servicios para refugiados y solicitantes de asilo.  No obstante, los refugiados tienen un 50 por ciento menos de posibilidades de tener un teléfono con conexión que la población general y un 29 por ciento menos de siquiera tener un teléfono, siendo su coste la principal barrera. 

La pandemia de COVID-19 ha aumentado la exclusión digital de los más vulnerables, incluyendo a los refugiados.  Según ACNUR, los refugiados podrían beneficiarse de una mejor inclusión digital para acceder a aprendizaje en remoto y al trabajo en remoto en un mundo donde existe una demanda en aumento de trabajadores autónomos en plataformas de trabajo en línea. 

«Es importante invertir en infraestructura en los campamentos de refugiados.  Esto es lo que me motivó a crear mi fundación y que en la actualidad seamos capaces de dar formación a refugiados,» indicó Mayen. 

Mayen ha recibido varios premios en reconocimiento por su trabajo, que incluyen el CNN Champions for Change de 2020; el premio Global Gaming Citizen durante los Game Awards de 2018 organizados por Facebook Gaming; así como el 2019 Game Awards. También recibió un premio en la Cumbre de Jóvenes Activistas celebrada en Ginebra en noviembre de 2021. 

Este relato forma parte de Defensores de los derechos humanos —una serie periódica que presenta retratos de defensores de derechos humanos u organizaciones que los defienden—. 

Conozca más información sobre Mayen y su trabajo en el vídeo de más abajo.

 

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