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COVID-19

Derechos de las minorías y el poder del arte y la protesta durante la pandemia

09 marzo 2021

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«El arte no consiste solamente en reaccionar a los tiempos actuales,» afirma Derrick Washington, Investigador Superior Becario sobre Derechos de las Minorías en Derechos Humanos de las Naciones Unidas.  «También consiste en volver a imaginar un futuro nuevo.»

Washington tomó la palabra en un evento reciente acerca de cómo el arte y la protesta han resultado cruciales en la manera de expresarse de diversos grupos de minorías en los Estados Unidos de América durante la pandemia de la COVID-19. 

Conforme la pandemia entra en su segundo año, sus consecuencias continúan afectando de forma generalizada a los derechos humanos, en especial a los de las minorías.  Una de estas consecuencias menos visibles es comprobar cómo los derechos culturales y la libertad de expresión artística corren un grave riesgo.

Los confinamientos han tenido graves efectos para los medios de subsistencia de artistas pertenecientes a minorías y otros que trabajan en sectores culturales.  Instituciones y otros espacios culturales se han visto obligados a echar el cierre.  Otros muchos han sufrido importantes recortes presupuestarios o pérdidas económicas. 

El evento virtual retrató la situación de artistas procedentes de varias comunidades minoritarias de EEUU.  El evento fue organizado conjuntamente por Derechos Humanos de las Naciones Unidas y la organización no gubernamental Freemuse. 

En numerosos países, los más afectados por las consecuencias de la pandemia han sido las comunidades minoritarias, muchas de las cuales ya sufrían dificultades económicas y sociales.  Una discriminación sistémica profundamente arraigada ha supuesto que muchas de estas comunidades hayan sido incapaces de acceder a servicios sanitarios y sociales esenciales. 

Para los participantes en el evento, la expresión artística puede servir para apoyar el proceso de rebelarse ante estas injusticias y desigualdades estructurales. 

La danza como forma de expresión, la música y su poder de sanación 

Leah Tubbs es la Directora Fundadora del MODArts Dance Collective, un movimiento que utiliza el movimiento «como forma de resistencia de la población negra y mulata.»

Durante su intervención en el evento, Tubbs afirmó: «la danza representa una forma de expresión que condujo a nuestros antepasados a la libertad. Lidera nuestro camino hacia la unificación y facilita el activismo.  La danza significa inspiración y perseverancia.»

El objetivo de su colectivo, declaró, es combatir el racismo sistémico y la supremacía blanca como status quo, además de proporcionar un espacio para la liberación.  En este espacio, indica Tubbs, «se puede ver y escuchar a personas negras y mulatas a la vez que enriquecen sus mentes, cuerpos, almas y espíritus, mientras continúan mostrándose como personas y mostrando a sus comunidades.»

La activista norteamericana Romaní Victoria Rios, una música flamenca, también compartió su experiencia con la mesa redonda.  Cuando empezó la pandemia, ella fue testigo de las injusticias cada vez más acuciantes entre las comunidades Romaní de los EEUU, así como un aumento del discurso de odio. 

Ella habló de las «declaraciones dolorosas» que personas realizaban sobre los Romaníes, y de cuando afirmaban de forma sonora que “esto no es racismo, esto es la verdad.”

Victoria quería usar su música como una forma de activismo. 

«Encontré un anfiteatro en lo alto de ua montaña,» explicó.  «Todas las mañanas iba al anfiteatro.  Cantaba a todo volumen, y así empecé a curarme yo misma.  Descubrí que si uso mi voz, que es lo que he heredado, que es inalienable, podía invocar mi poder, mi fortaleza, y mi conocimiento, y así podía facilitar el cambio.»

Expresión artística en riesgo 

La organización no gubernamental independiente internacional Freemuse, la cual defiende la promoción de la libertad artística en todo el mundo y el derecho a la creación, ha observado casi 100 casos de violaciones de la expresión artística en el contexto de la COVID-19.

La censura y persecución de los artistas está al alza, de acuerdo con el recientemente publicado informe de investigación  Estado de la Libertad Artística 2021 por la organización.   Muy a menudo, estos fenómenos se han producido en el contexto de artistas que luchan contra la desinformación acerca de la COVID-19 por parte de los gobiernos.

El Dr Srirak Plipat, Director Ejecutivo de Freemuse, presentó las conclusiones del informe.  Él destacó que el número de artistas asesinados en 2020 casi duplicaba al de 2019, que los encarcelamientos han aumentado un 15 por ciento, y que la persecución de artistas se ha multiplicado por cuatro en comparación con años anteriores. 

Los derechos culturales «no son un lujo» 

Karima Bennoune es la Relatora Especial de las Naciones Unidas en la esfera de los derechos culturales:  «Los derechos culturales suponen el núcleo de la experiencia humana,» afirmó.  «Son fundamentales para hacer realidad los derechos humanos universales y para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible.  No son un lujo ni siquiera, y quizás de forma más especial, durante una crisis sanitaria global.  De hecho, las culturas son la esencia de nuestra respuesta a la COVID-19.»

Resaltando la devastadora pérdida cultural entre las artes minoritarias e indígenas, Bennoune declaró que era vital reconocer y afrontar estas consecuencias.  Debemos recordar a aquellos que han caído en los sectores culturales, dijo, y en este proceso de recordar, asegurarnos que se incluyan en su totalidad los artistas minoritarios e indígenas así como los profesionales de la cultura. 

Bennoune hace un llamamiento a los gobiernos a respetar sus obligaciones internacionales y a garantizar los derechos culturales, garantizando estos derechos a todos por igual, sin discriminación. Ella instó a que los Estados respeten los derechos de artistas y trabajadores de la cultura, a que se les proporcione apoyo adecuado, a que exista diversidad, así como a que se aumenten los presupuestos destinados al arte y la cultura. 

Existen muchas batallas económicas en curso, pero esta es crítica para los derechos humanos,» concluyó Bennoune.  «No podemos dar por hecho estas maravillosas voces que hemos escuchado. Tenemos que hacer todo lo que esté en nuestro poder para apoyarles y permitirles seguir llevando a cabo la inspiradora labor que están haciendo.»

La Relatora Especial en la esfera de los derechos culturales compartió su   informe sobre el impacto de la pandemia de la COVID-19 en las culturas y los derechos culturales ante el Consejo de Derechos Humanos en su 46 º período de sesiones, febrero-marzo 2021. 

9 de marzo de 2021

 

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