Hope Laing, una adolescente escocesa que lucha contra la pobreza y la desigualdad infantiles
17 noviembre 2020
"Algo que me ocurre muy a menudo es que, cuando hablo con políticos, estos se muestran encantados de escucharte, hasta que empiezas a estar en desacuerdo con ellos."
La petición de Hope Laing de una mayor participación de los niños en la toma de decisiones es el elemento esencial de su labor en pro de los derechos humanos. Ella empezó a hablar en defensa de los derechos de los niños y los jóvenes a la edad de 12 años, cuando observó las necesidades del grupo de jóvenes de su comunidad local. Siendo residentes en las lejanas Islas Orcadas en Escocia, en muchas ocasiones se ven desconectados de las oportunidades y debates a nivel nacional.
"Yo quería convertirme en una defensora, quería luchar por aquello en lo que creen mis compañeros. Mis compañeros tienen todos opiniones muy claras, pero nunca tienen oportunidad de compartir sus opiniones. Yo sabía que no quería hacer esto solo por mí. Quería hacerlo por mi comunidad.
Hope se presentó con éxito al Parlamento de los Jóvenes de Escocia. En la actualidad es también Asesora Joven del Comisionado de la Infancia para Escocia.
Habiendo cumplido hace poco los 16 años, Hope es estudiante de instituto y defensora de los derechos humanos. Recientemente se dirigió al Foro Social del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas a través de un mensaje de vídeo.
"Hablar en las Naciones Unidas es algo que siempre he querido hacer," afirma Hope. Tal como dije al final de mi discurso, un día lo conseguiré. Un día estaré en esa sala."
La labor de Hope se centra en la lucha contra la pobreza y desigualdad infantiles. Según datos del gobierno, casi uno de cada cuatro niños escoceses son reconocidos oficialmente como que viven en la pobreza, cifras que en opinión de Hope son "inaceptables". Si no se cambian las cosas, asegura ella, es inevitable que estas cifras aumenten.
El impacto de la COVID-19 en la pobreza en Escocia
En su discurso en el Foro Social, Hope relató cómo los cierres de los colegios durante el confinamiento en Escocia afectó sobre todo a muchas familias de ingresos más bajos, quienes dependían de los comedores gratuitos de los colegios para alimentar a sus hijos. Las distintas medidas que aplicaron diferentes gobiernos locales resultaron inadecuadas, subrayó, como por ejemplo los cupones para supermercados a los que las personas que vivían en zonas remotas no podían acceder, o el suministro de comidas que no cumplían con los requisitos dietéticos.
Para Hope, si se hubiera consultado a los niños y los jóvenes acerca de este programa, el gobierno habría conseguido mejores resultados a la hora de atender a los más necesitados.
Aun más, con el cambio al aprendizaje en línea, muchos niños carecían de acceso a tecnología digital, siendo las familias más pobres las más afectadas. A veces los padres necesitaban para su trabajo el único dispositivo que había en la vivienda, explicó Hope, o varios hermanos necesitaban usar el mismo ordenador.
"Ninguna familia debería encontrarse en la situación de tener que dar prioridad al trabajo sobre la educación, o que los jóvenes compitan unos con otros," señaló Hope al Foro Social. "A la vez que el gobierno está asignando fondos para combatir la exclusión digital, queda aun mucho por hacer para garantizar que los jóvenes no quedan relegados por culpa de estas deficiencias. En este mundo en constante cambio donde nos estamos adaptando a la vida en línea, es injusto dejar atrás a aquellos que viven en la pobreza."
Para poder recuperarnos de la pandemia, afirma Hope, es necesario un enfoque basado en los derechos. "De esa manera, nos aseguramos que atendemos las necesidades del mayor número de personas, incluyendo los grupos vulnerables."
Un llamamiento para que se escuchen las voces de los jóvenes
En el centro de la labor de Hope en pro de los derechos humanos y su defensa está su llamamiento a que se consulten a más jóvenes y niños a la hora de tomar decisiones que les afectan.
"Si los responsables políticos no están seguros de una cuestión, ¿por qué no preguntar a las personas interesadas?" se pregunta. "Los jóvenes son personas sinceras a las que no les da miedo expresar sus opiniones, y eso es exactamente lo que los políticos necesitan escuchar en ocasiones."
Según Hope, los políticos no solamente deben escuchar, sino también tener en cuenta las palabras y opiniones de los niños y los jóvenes. "Escucharnos puede ser simplemente un gesto para ellos, para que de ese modo puedan decir que han hablado con los jóvenes," continúa. "Los políticos deben tener en cuenta lo que decimos. Puede que no siempre sea la respuesta adecuada, pero siempre hay una razón detrás de lo que afirmamos."
En cuanto al futuro, Hope está decidida a vivir en un mundo donde los niños y jóvenes no sean discriminados dependiendo de dónde nacen, o de cuánto dinero tienen. Ella quiere estudiar una carrera en derechos humanos, y continuar defendiendo a aquellos cuyas voces no son escuchadas.
"Hasta que no veamos el cambio necesario para crear un entorno positivo para los niños y jóvenes del planeta, seguiré estando allí para defenderlos: para defender a aquellos que no pueden defenderse por sí mismos."
Descargo de responsabilidad: Los puntos de vista, información y opiniones expresados en este artículo son los de las personas que aparecen en el artículo y no reflejan necesariamente la política o posición oficial de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
17 de noviembre de 2020