Creación del primer Club de derechos humanos de estudiantes y dirigido por mujeres en Kivu del Sur, República Democrática del Congo
01 octubre 2020
La Université officielle de Bukavu (Universidad oficial de Bukavu) está colaborando con la Oficina Conjunta de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Bukavu, República Democrática del Congo, para crear un espacio en el que los estudiantes de diversas facultades puedan fomentar su compromiso en pro de los derechos humanos.
La mayor universidad de la provincia de Kivu del Sur, que acoge a unos 15.000 estudiantes, ofrece un plan de estudios de derechos humanos en la Facultad de Derecho. Sin embargo, las autoridades universitarias han reconocido la necesidad de ir más allá del entorno académico y de establecer un programa de extensión que trate las cuestiones de derechos humanos que afectan a la comunidad más amplia.
Joseph Mufariji Chishami, estudiante de Economía y Administración, afirma que un aspecto fundamental de la vida humana es los derechos humanos y todos deberían tratar de protegerlos siempre.
“Vivimos en una sociedad en la que las personas hablan sobre los derechos humanos, pero realmente no están comprometidas con defenderlos”, alega. “Quería participar en el club para ver de qué manera puedo contribuir a la mejora de mi país”.
El objetivo principal del club consiste en inculcar a los estudiantes las normas y principios de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Los estudiantes, a su vez, transmitirán ese conocimiento en su entorno y apoyarán un movimiento de futuros defensores de derechos humanos, que podrán denunciar violaciones.
La Oficina Conjunta de Derechos Humanos de las Naciones Unidas tiene previsto colaborar de la misma forma con otras tres universidades de la provincia. Cada club constará de veinticinco miembros y tres supervisores.
Geraldine Chin Kongnyuy, Coordinadora de la Oficina Conjunta de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Bukavu, explica que todos los días se registran violaciones de derechos humanos en la provincia.
Afirma que la creación de clubes de derechos humanos en instituciones públicas reforzará las capacidades de los estudiantes para ser más proactivos a la hora de afrontar cuestiones de abusos y violaciones de derechos humanos. Aprenderán habilidades básicas de protección y fomento de los derechos humanos y, por tanto, contribuirán a la mejora del respeto por los derechos humanos en sus comunidades.
“Queremos utilizar los clubes de derechos humanos para estimular y formar a estos jóvenes para que conozcan sus derechos y sus responsabilidades, así como para que puedan participar de forma constructiva en la vida de sus comunidades”, añade, Chin Kongnyuy. “Más allá de la esfera política, deseamos ayudarles a ser ciudadanos proactivos y capaces de defender sus derechos y los derechos de los demás de forma responsable”.
Una particularidad del primer club de derechos humanos de Bukavu radica en que su comité administrativo está compuesto por más mujeres que hombres, en una sociedad que por lo general relega a las mujeres a un segundo plano, y en la cual los datos muestran que la mayoría de víctimas de violencia sexual y de género en Kivu del Sur son mujeres.
“Mis compañeros fueron lo suficientemente abiertos para transferir esta responsabilidad a una mujer, lo cual aprecio”, confirma Jessica Hwaba Bizibuhe, una estudiante de Derecho que fue elegida la primera presidenta del club. “Siempre animo a las mujeres a confiar más en nuestras aptitudes. Puesto que otros ya tienen la voluntad promocionar a las mujeres, nosotras también, como mujeres, debemos unirnos a la lucha y no acomodarnos”.
Jessica destaca que la Oficina Conjunta de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y el Rector de la universidad decidieron incluir en el club a estudiantes de diversas facultades, no únicamente a estudiantes de Derecho. Por tanto, los estudiantes consideraron necesario mejorar en primer lugar sus competencias en derechos humanos.
“Este es uno de los objetivos del Club de derechos humanos: formar y sensibilizar”, añade. “Los derechos humanos atañen a todos los seres humanos. Creemos que deberíamos formar primero a nuestros compañeros de instituciones académicas y posteriormente ir fuera de ese entorno para formar a los que no tienen el privilegio de asistir a la universidad”.
Durante la toma de posesión oficial de los primeros miembros del club, los estudiantes manifestaron su preocupación por cómo la Oficina Conjunta de Derechos Humanos de las Naciones Unidas iba a protegerles contra las represalias de las autoridades locales. Según Geraldine Chin Kongnyuy, esto comienza con formación y apoyo.
“Les llevaremos por procesos de promoción, cómo supervisar, notificar y denunciar violaciones, además de cómo trabajar con agentes de seguridad del Estado”, detalla Chin Kongnyuy. Organizamos sesiones de formación para la policía y el ejército de forma periódica y pretendemos incluir a los estudiantes y a sus representantes en estos programas de formación”.
“Nuestra intención es capacitar a los estudiantes y a los agentes estatales para que comprendan que todos son socios en un esfuerzo común: la promoción y protección de los derechos humanos”, declara, y añade que espera reunir apoyo suficiente para ampliar la iniciativa a todas las universidades de la provincia.
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1 de octubre de 2020