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La COVID-19 y el derecho al desarrollo: una llamada a la solidaridad internacional

18 septiembre 2020

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"En el centro de cada historia, de cada estadística, hay un ser humano: una persona con derechos inalienables, que incluyen el participar en, contribuir a y realizar su derecho al desarrollo."

La Alta Comisionada para los Derechos Humanos Michelle Bachelet hizo esta declaración en una mesa redonda sobre la COVID-19 y el derecho al desarrollo que tuvo lugar esta semana durante el 45º período de sesiones del Consejo de Derechos Humanos. 

Durante el evento se hizo un llamamiento por la renovación de las alianzas globales, la cooperación y solidaridad internacionales para superar la pandemia y sus consecuencias.

"Más allá de la emergencia sanitaria, la COVID-19 supone una grave crisis humana, que tiene su origen arraigado en la discriminación y las desigualdades," afirmó Bachelet. 

Para hacer frente a las profundas desigualdades que la pandemia está poniendo en evidencia, Bachelet hizo un llamamiento en pro de los derechos humanos, la responsabilidad común y la solidaridad global. 

"La solidaridad es el eje del derecho al desarrollo," declaró.

Aprobada en 1986, la Declaración de las Naciones Unidas sobre el Derecho al Desarrollo proclamó que el desarrollo es un derecho humano inalienable de todas las personas y todos los pueblos. Ésta reconoce que la igualdad de oportunidades para el desarrollo es una prerrogativa de las naciones y de los individuos que componen las naciones. 

La cooperación internacional tiene la obligación de hacer hincapié en el derecho al desarrollo, clave para una respuesta eficaz y una recuperación ante la pandemia.

"La recuperación de la COVID-19 supone una oportunidad para invertir los ciclos arraigados de pobreza y desigualdad," continuó Bachelet. "Volver a construir mejor significa dejar de mirar hacia otro lado."

"La salud no es un artículo de lujo para aquellos que pueden permitírselo; es un derecho humano" afirmó el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la Organización Mundial de la Salud, quién también tomó la palabra durante el evento. 

El Director General reiteró que la amenaza global de la pandemia exige de una respuesta global. 

"Al adoptar un enfoque basado en los derechos humanos en la respuesta y recuperación ante la COVID-19, podremos minimizar la enfermedad y muertes, en especial entre las personas más desprotegidas."

La amenaza del "nacionalismo de vacunas"

El aumento de las políticas sanitarias nacionales aislacionistas para combatir la pandemia fue también uno de los puntos claves que se trataron en el debate.
Carlos Correa, Director Ejecutivo del Centro del Sur, declaró que el aumento del "nacionalismo de vacunas" ignora la necesidad de una solución global. Explicó que muchos países desarrollados están impulsando la producción nacional y el suministro de tratamientos y vacunas contra la COVID-19, sin tener en cuenta las necesidades de las personas que viven más allá de sus fronteras. 

Instó a que las vacunas y medicinas fueran consideradas como "bienes públicos globales".

Hablando en representación del Movimiento de Países No Alineados, el Embajador Vaqif Sadiqov, Representante Permanente de la República de Azerbaiyán, también destacó la necesidad de un acceso equitativo a diagnósticos, tratamientos y vacunas.  

Una 'tormenta económica perfecta'

Además de una política sanitaria para la COVID-19, también se debatió la necesidad de nuevos modelos de desarrollo ante el enorme déficit de financiación.
Para tratar las secuelas de la COVID-19, debemos volver a plantearnos modelos de desarrollo, según expresó Abdulla Shahid, Ministro de Asuntos Exteriores de Maldivas.  Satisfacer las necesidades de los más vulnerables debe convertirse en el criterio para medir el éxito, declaró, y la cooperación es fundamental para el alivio de la deuda y la inversión, además de para impulsar el potencial creativo de todas las economías.

Para Isabelle Durant, Secretaria General Adjunta de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, la COVID-19 ha creado una "tormenta económica perfecta." Advirtiendo que los países en desarrollo se enfrentan a un déficit de financiación abismal de dos a tres billones de dólares americanos, la Secretaria General expresó su apoyo a una colaboración amplia en pro del derecho al desarrollo, que incluya reducir la brecha digital y mejorar la conectividad. 

Un ser humano en el centro de cada historia

Entre los llamamientos de líderes para promover políticas en sanidad y economía, se escuchó la historia de un niño zambiano de ocho años, Martin, que se encuentra en las fases finales de VIH/SIDA. Él perdió a sus dos padres a causa del SIDA, en un momento en que un tratamiento antirretroviral aún no estaba disponible.

Quién contó su historia fue la Dra. Maria Mercedes Rossi, principal representante de la Associazione Comunità Papa Giovanni XXIII, y antigua médica misionera. Cuando visitó a Martin en un hospital y le preguntó qué quería:  "Me miró con sus grandes ojos y me contestó: "Dra. Maria, tráigame las medicinas."

La Dra. Rossi enlazó la historia de Martin con la crisis de la COVID-19 actual, apelando a que se desbloquee el derecho al desarrollo y la solidaridad internacional por el bien común de toda la humanidad.

"Los pobres del mundo, como Martin, no necesitan de caridad, sino de justicia." No necesitan palabras vacías. Necesitan que adoptemos medidas ahora," concluyó.

Hacia la recuperación: un llamamiento a políticas audaces

Con la pandemia de la COVID-19 dejando al descubierto profundas desigualdades e injusticias estructurales, se hacen urgentes y absolutamente necesarias la solidaridad global, un liderazgo sólido y un multilateralismo renovado, según acordó la mesa redonda.

Para Bachelet, el reducir la brecha en los sistemas sanitarios y de protección social servirá en gran parte para reforzar la resiliencia ante futuras crisis.  Bachelet afirmó que la lucha contra la COVID-19 exije políticas audaces y apoyo financiero y técnico para países y comunidades que lo necesiten, incluyendo mediante un alivio urgente de la deuda.

"Todo el mundo debe beneficiarse de la respuesta y los esfuerzos por la recuperación, incluyendo los avances cientificos y tecnológicos," continuó. "Todos los derechos humanos son universales, indivisibles, interdependientes e interrelacionados - deben formar parte integral de los planes, programas y políticas de los países a la hora de implementar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. El derecho al desarrollo no es ninguna excepción."

18 de septiembre de 2020

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