Tolerancia cero para la explotación sexual de artistas infantiles
17 mayo 2024
“Un número importante de casos de abuso sexual y explotación de menores en el negocio del espectáculo pasan inadvertidos, debido sobre todo a la dinámica de poder existente, el miedo a las represalias y la pérdida de oportunidades, la amenaza que los informes podrían representar para las carreras y la seguridad personal, la inseguridad, la intimidación, la discriminación, la estigmatización y la victimización de segundo grado”, declaró Mama Fatima Singhateh, Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre la venta y la explotación sexual de niños.
Para Singhateh, el abuso sexual de los niños es una práctica generalizada que afecta de manera transversal a varias facetas del negocio del espectáculo y que abarca el cine, la televisión, la música, el teatro, los pases de modelos, el turismo, los deportes, la hostelería y las instalaciones comunitarias.
En las últimas décadas, el ámbito digital, en especial las redes sociales y las plataformas de juegos, han adquirido un gran protagonismo en relación con el ocio y el entretenimiento de los niños, pero además han propiciado la llegada de “influencers” y jugadores profesionales. Estos espacios también han sido aprovechados por determinados adultos que tratan de conectar con los niños a fin de prepararlos para facilitar la explotación y el abuso, tal como describió el UNICEF en su guía de 2020 para el sector del juego en línea.
En el informe que sometió al Consejo de Derechos Humanos, en el que examinaba los múltiples riesgos de explotación y abuso sexual a los que están expuestos los artistas infantiles, Singhateh también hizo hincapié en los vínculos entre los canales de tráfico que operan so capa del negocio del espectáculo y las nuevas tecnologías que abren vías inéditas para la explotación infantil.
Aunque resulta difícil obtener datos sobre la explotación sexual de los niños en el mundo del espectáculo, la experta destaca una encuesta realizada por la Organización Internacional del Trabajo en 2020, que reveló que el 53,7 por ciento de los participantes había experimentado acoso sexual durante los ensayos y el 46,3 por ciento lo había padecido en las audiciones o las entrevistas.
“Tanto si lo hacen mediante su presencia física o a través de plataformas digitales, los abusadores siguen explotanto la vulnerabilidad de los niños para inducirlos a situaciones inapropiadas, exigir favores sexuales, hacerlos trabajar largas jornadas con horarios irregulares o exponerlos a situaciones de peligro, a cambio de recibir oportunidades en el sector”, dijo Singhateh.
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El poder hegemónico de la cultura empresarial masculina es uno de los principales problemas y tiene graves ramificaciones en términos de violencia y abuso.
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MAMA FATIMA SINGHATEH, EXPERTA DE LAS NACIONES UNIDAS SOBRE LA VENTA Y EXPLOTACIÓN SEXUAL DE NIÑOS
Singhateh destacó algunos casos notorios que han suscitado múltiples debates sobre “los límites de lo que constituyen normas y valores sociales aceptables”. Pero afirma que sobre el tema pesa todavía una losa de silencio cómplice.
“Las víctimas y los supervientes han tropezado con un muro de silencio y sus experiencias no han sido reconocidas”, dijo la experta. “Algunos casos no se han investigado. Las víctimas también han sido amenazadas e intimidadas y han comprobado que carecían de medidas de reparación”.
Singhateh señaló también que a menudo las personas que practican esta conducta depredadora ocupan puestos de poder o influencia sobre sus víctimas infantiles y aprovechan su vulnerabilidad y aspiraciones, así como las de sus familiares. De ahí que esa conducta haya sido aceptada como una norma en el sector, ya que directores, productores, gerentes y agentes no han tenido que enfrentarse a las consecuencias de sus actos.
“Los esquemas de dominación, desigualdad en las comunidades y normalización del abuso y la violencia son realidades latentes que ponen a niños y adolescentes en riesgo constante de explotación sexual, donde quiera que trabajen en este sector”, añadió la Relatora.
En su informe, Singhateh hizo hincapié en la necesidad de crear espacios seguros en los que las víctimas y los supervivientes infantiles puedan sentirse empoderados para expresarse y obtener justicia y reparación contra los abusadores. La experta definió las vías para atenuar los riesgos de abuso y explotación sexual de los artistas infantiles y formuló recomendaciones a los Estados y otros interesados en protegerlos.
Entre las medidas que podrían abordar adecuadamente el problema del abuso y la explotación sexual en el negocio del espectáculo figuran “la formulación, el refuerzo y la aplicación de marcos legislativos, políticas y directrices; el establecimiento de alianzas con empresarios para fomentar modelos seguros para los niños en el sector del espectáculo; el fomento de la concienciación y el aumento de capacidades; la implantación de medidas relativas a la presentación de informes, la protección, la supervisión y la rendición de cuentas; la creación de salvaguardas técnicas para el ámbito digital y la promoción de la colaboración entre múltiples interesados”.