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COVID-19

“Sólo unidos podremos dar respuesta a las repercusiones negativas de la pandemia”

01 julio 2020

Denis Fuh Chenwi es un oficial de derechos humanos que trabaja en la división de derechos humanos de la Misión de las Naciones Unidas en Sudán del Sur, con sede en el Estado de Equatoria Oriental, en Torit.

Durante la pandemia, Fuh Chenwi y sus colegas han recibido informes que indican que en varios Estados las mujeres han sido afectadas de manera desproporcionada por las medidas tomadas con motivo del COVID-19, en especial las que trabajan en el sector de la economía sumergida y el sector agrícola, que han experimentado una importante disminución en sus ingresos diarios y han sufrido un fuerte aumento de los precios de los alimentos. Al mismo tiempo, las unidades especializadas de policía y los proveedores internacionales de servicios sanitarios han informado de un aumento de los incidentes de violencia doméstica, sobre todo en los casos de violencia de género.

Las personas que viven con discapacidades también han sido afectadas de forma desproporcionada por la falta de apoyo por parte de las autoridades, que las han abandonado frente a los problemas adicionales generados por las restricciones de movimiento y reunión pública y por el hecho de que en enero de este año las organizaciones internacionales encargadas de la distribución de alimentos suspendieron sus actividades, de las que dependen muchas personas.

Fuh Chenwi señaló que era fundamental seguir trabajando con los asociados para proteger los derechos de todas las personas durante esta pandemia.

¿Cómo ha afectado el COVID-19 a vuestro trabajo?

El COVID-19 llegó como una tormenta inesperada y tuvimos que adaptarnos rápidamente y a corto plazo. Llegué a Sudán del Sur desde Uganda a bordo del último vuelo de las Naciones Unidas antes del cierre de las fronteras del país y pasamos 14 días en cuarentena autoimpuesta. Este periodo fue una especie de retiro espiritual que me preparó para adaptarme a vivir y trabajar de manera aislada, mientras seguía conectado con el mundo.

Hemos tenido que cambiar nuestros planes y métodos para poder llevar a cabo el trabajo de derechos humanos de manera remota. Por suerte, nos estamos adaptando de forma eficaz tanto en el ámbito individual como en equipo, gracias la inestimable red de colaboradores que hemos establecido.

¿Qué hace el ACNUDH para proteger los derechos de las personas durante esta pandemia?

Hemos realizado, entre otras cosas, seguimientos de la preparación contra el COVID-19 en centros de reclusión de nuestra región. En un intento por descongestionar los centros penitenciarios como medida preventiva contra el COVID-19, hemos promovido con éxito, junto a los jueces del tribunal del condado y del Tribunal Supremo, la puesta en libertad de algunas personas condenadas por crímenes no violentos que se hallaban en una cárcel hacinada. Hemos colaborado también con el Ministerio de Justicia para asegurar la libertad bajo fianza de más de 60 personas acusadas de cometer delitos de menor cuantía, entre ellas jóvenes y mujeres.

Estamos dando seguimiento, documentando y realizando actividades de promoción sobre asuntos de derechos humanos relacionados con el COVID-19, tales como el acceso adecuado a la atención sanitaria sin discriminación y la repercusión de las medidas preventivas contra el COVID-19 sobre los grupos más vulnerables, entre otros las mujeres, los desplazados internos (IDPs, por sus siglas en inglés), los trabajadores migrantes y las personas que viven con discapacidad. Nuestros esfuerzos de promoción hicieron que se proporcionara asistencia psicológica y social vital a más de 200 miembros de la Asociación de Personas que Viven con Discapacidades.

 ¿Cuáles son los mayores desafíos en materia de derechos humanos que están en juego en su país en el contexto de la respuesta al COVID-19?

Antes de la llegada del COVID-19, Sudán del Sur estaba saliendo de años de conflicto armado y su población civil había sufrido numerosos problemas relacionados con las vulneraciones y los abusos de derechos humanos. Los años de conflicto también afectaron gravemente a otros aspectos de derechos humanos, tales como el acceso a los alimentos, la atención sanitaria, la educación y el abastecimiento de agua potable. El COVID-19 ha agravado estos desafíos de derechos humanos en Equatoria Oriental.

La aplicación de las medidas preventivas contra el COVID-19 ha propiciado más violaciones de derechos humanos por parte de las fuerzas de seguridad del gobierno. Esto ha generado nuevos incidentes de maltrato, arrestos arbitrarios, detenciones y extorsión de civiles.

Además, el acceso a una alimentación adecuada, a la atención sanitaria, la nutrición y al agua son los principales desafíos a los que se enfrenta la mayor parte de la población en Sudán del Sur, sobre todo en las zonas remotas. Estos problemas aumentan sus penalidades y los vuelven más vulnerables al COVID-19 y a otras enfermedades.

¿Cuáles son los mayores desafíos y las mejores experiencias adquiridas hasta ahora durante esta pandemia?

Hasta ahora, uno de los mayores desafíos de esta pandemia ha sido la reducción de las posibilidades de realizar trabajos sobre el terreno, con un incremento simultáneo de las vulneraciones de derechos humanos como consecuencia de la aplicación de las medidas preventivas contra el COVID-19 por parte de las fuerzas de seguridad del gobierno. Sin embargo, esta situación también ha hecho aflorar los valores humanos de lo más profundo de las personas y nos ha enseñado que el mundo sobrevive mejor cuando, de manera solidaria, anteponemos la supervivencia del grupo a la del individuo, el interés de los demás al nuestro particular. Esta situación también nos ha proporcionado la oportunidad de aprender más y usar mejor nuestro trabajo, mediante Internet y las redes sociales.

¿Por qué es importante que nos mantengamos unidos durante esta pandemia?

Mantenernos unidos durante esta pandemia es crucial porque ha aumentado la vulnerabilidad de muchos grupos de la sociedad que requieren que los demás defiendan sus derechos. Mantenernos unidos es también importante porque sólo así podremos dar respuesta a las repercusiones negativas y las consecuencias de la pandemia, entre ellas los abusos, los desafíos y las violaciones de derechos humanos relacionadas con el COVID-19. Todos estamos en esto, lo pasaremos juntos y juntos saldremos victoriosos.

1 de julio de 2020