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Volar hacia la libertad - nuevas directrices para cortar la ruta aérea a la trata de personas

31 mayo 2018

“Yo era una joven madre de 22 años, azafata de vuelo, cuando fui víctima de una violación en grupo. Me desperté con un hombre encima de mí y había otros, de pie junto a la pared, esperando a que llegase su turno. Perdí el conocimiento y cuando desperté de nuevo estaba sola en aquella habitación. Me levanté y volví a casa. No se lo conté a nadie porque me sentía muy avergonzada”, declaró la Sra. Donna Hubbard, azafata de vuelo y superviviente de la trata de personas.

La Sra. Hubbard relató su historia en el acto de presentación de las nuevas directrices de aviación para adiestrar al personal de las aerolíneas en la identificación y denuncia de la trata de personas.

Desde su infancia, la Sra. Hubbard había soñado con ser madre y llegar a ser una gran azafata. En uno de sus vuelos, conoció a un jugador de baloncesto profesional que la halagó con regalos y la llevó a fiestas. Fue en una de esas fiestas donde la violaron por primera vez.

Tras aquella violación, la vida de la Sra. Hubbard se convirtió en una cadena de abandonos, abusos, adicciones, delincuencia organizada, explotación, prostitución y violencia.

Cuando se mudó a California con su familia para tratar de romper el ciclo, conoció a otro hombre, así como a su esposa y cuñada, que vivían en el mismo barrio peligroso. Ellos le ayudaron a mantener a sus hijos, pero pronto descubrió que su vecino era un proxeneta.

“Me dijo que estaba en deuda con ellos porque me habían ayudado. Yo estaba avergonzada, me daba miedo decírselo [a cualquiera]. Nunca había oído hablar de la trata de personas. Deseaba proteger a mis hijos, a toda costa”, afirmó la Sra. Hubbard.

El proxeneta la vendió a una banda por una bolsa de cocaína. Cuando la banda comenzó a amenazar a sus hijos, la Sra. Hubbard decidió mudarse de nuevo; pero los delincuentes la volvieron a encontrar poco después. Entonces decidió hacer que la arrestaran para poder ir a prisión, el único sitio en el que creía que estaría a salvo de la banda.

“Cumplí mi condena hasta que una asesora jurídica me atendió. Me entrevisté con ella y se lo conté todo. Al final, los hombres fueron arrestados y procesados”.

La Sra. Hubbard trabaja actualmente como Entrenadora Certificada de Concienciación sobre la Trata de Personas con Airline Ambassadors International - una ONG estadounidense que ayuda a los niños y las víctimas de la trata de personas en diferentes zonas del mundo. La Sra. Hubbard también trabaja de azafata de cabina en una aerolínea estadounidense.

“Estoy muy agradecida a American Airlines por haberse fijado en mí como persona y no en mis antecedentes ni en mis circunstancias; me vieron como un ser humano y se dieron cuenta de la importancia que tiene el hecho de que la gente reconozca y denuncie la trata de personas en nuestros aviones, ya que le puede ocurrir a cualquiera”, dijo la Sra. Hubbard.

“Es una gran bendición tener la oportunidad de mostrar que las cosas tienen otras facetas”, añadió.

La trata de seres humanos está considerada la tercera actividad ilegal más lucrativa del mundo, tras la venta ilícita de armas y drogas, y su naturaleza clandestina dificulta el cálculo exacto de sus dimensiones. En 2017, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) calculó que, en el mundo entero, unos 40,3 millones de personas estaban sometidas a trabajos forzosos y a formas modernas de esclavitud. Asimismo, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), en su Informe Mundial de 2016, reveló que la mayoría de las víctimas de la trata de personas, el 51%, eran mujeres.

La Oficina del ACNUDH y la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) han colaborado en la preparación de directrices para que los responsables de aerolíneas adiestren a la tripulación de cabina en la identificación y denuncia de los casos de trata de personas.

Según la OACI, más de 10 millones de personas viajan cada día a bordo de unos 100.000 aviones y en cada vuelo se encuentra un posible traficante junto a su víctima.

“En vista de los abusos que cometen los traficantes, es probable que los miembros de la tripulación de cabina y otros empleados de aerolíneas se encuentren con una situación de trata de personas a bordo de un vuelo”, declaró la Dra. Fang Liu, Secretaria General de la OACI. “De ahí la importancia de proporcionarles las herramientas necesarias y la formación adecuada para que identifiquen y respondan debidamente a las situaciones de trata de personas”.

“Las organizaciones de la aviación civil tienen la responsabilidad de exigir que las aerolíneas registradas o que operan en su espacio aéreo adiestren a su personal en la mitigación de la trata de seres humanos, como se detalla en estas nuevas directrices”, añadió la Sra. Liu.

Kate Gilmore, Alta Comisionada Adjunta de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, señaló que los reglamentos garantizan la seguridad y la dignidad de los pasajeros y que el personal de las aerolíneas ya representa una diferencia para los supervivientes de la trata de seres humanos. Estas directrices están destinadas a liberar la capacidad potencial del personal, agregó la Sra. Gilmore.

“El transporte es fundamental para el aspecto comercial de la trata. Acabar con esa fase es responsabilidad nuestra”, afirmó la Sra. Gilmore.

“Habida cuenta de que el personal del sector tiene que tratar directamente con el público, su capacidad potencial de actuación es un recurso todavía poco aprovechado, en lo tocante a ayudar a quienes tratan de huir de las amenazas y que a menudo se encuentran encerrados en un avión, pero tienen derecho a escapar hacia la libertad”, añadió la Alta Comisionada Adjunta.