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Investigadores de derechos humanos de las Naciones Unidas condenan los ataques contra civiles en Siria

16 junio 2017

Era poco más de la medianoche cuando en el curso de un ataque de la aviación contra la aldea siria de al-Mansoura una bomba cayó en una escuela, en la que, según los informes, cientos de civiles habían buscado refugio, tras haber huido de distintas regiones del país. El ataque, en el que fallecieron unas 200 personas, es actualmente objeto de investigación.

Los inspectores de derechos humanos que trabajan para la Comisión de Investigación sobre Siria siguen documentando terribles incidentes causados por todas las partes en conflicto. En el séptimo año de la guerra, la población civil sigue siendo agredida por la mayoría de los beligerantes, afirmó la Comisión en la última actualización de sus conclusiones, presentada durante el 35º periodo de sesiones del Consejo de Derechos Humanos.

“Lo mismo si se trata de ataques aéreos a discreción contra barrios residenciales, bombardeos contra médicos y hospitales o el uso de terroristas suicidas que atacan deliberadamente a blancos civiles, la lucha sigue teniendo propósitos brutales y se siguen usando métodos reprobables”, señaló Paulo Pinheiro, presidente de la Comisión Internacional Independiente de Investigación sobre Siria.

“Se sigue usando la violencia contra la población civil, sin el más mínimo respeto por la protección de los civiles ni por las leyes y principios que fundamentan  el mandato de esta Comisión”.

En Raqqa, la escalada de ataques aéreos por parte de las fuerzas que tratan de desalojar al Estado Islámico ha hecho que unas 160.000 personas hayan abandonado sus hogares en los últimos meses, en la más reciente oleada de refugiados, que se añade a los más de seis millones de desplazados internos existentes en el país.

Los civiles también son atacados en zonas que están bajo el control de las fuerzas progubernamentales, donde los bombardeos de la aviación destruyen mercados, panaderías, escuelas y mezquitas. Aunque ha habido una disminución perceptible de la violencia en torno a Idlib y en el oeste de Alepo, donde se han reducido las operaciones militares, en otras zonas la violencia ha hecho aumentar la pérdida de vidas civiles y ha atrapado a más de 600.000 personas, que han quedado sin acceso a la comida, la atención médica y otros servicios básicos.

En el discurso que pronunció ante el Consejo de Derechos Humanos con motivo de la inauguración del 35º periodo de sesiones, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein, condenó el hecho de que Siria se hubiera negado a permitir la entrada de los inspectores de la Comisión de Investigación.    

“Esta negativa se produce a pesar del horrible y continuo sufrimiento del pueblo sirio, especialmente en las comunidades asediadas. Reitero mi llamamiento en favor de la liberación de todos los detenidos que han sido encarcelados de manera ilícita en Siria”, exhortó el Alto Comisionado.

En informes precedentes elaborados por la Comisión de Investigación sobre Siria se han documentado abusos de derechos humanos cometidos por las partes en conflicto contra la población civil, entre otros los bombardeos aéreos contra infraestructuras civiles que han causado innumerables muertes entre la población civil.

El Sr. Pinheiro recordó al Consejo de Derechos Humanos su función de “ser la voz de la conciencia ante las atrocidades”, e instó a los Estados Miembros que conservan alguna influencia sobre las partes en conflicto en Siria a que ayuden a encontrar una solución política que ponga fin a la guerra.

“La única manera de acabar con el sufrimiento de la población civil es poner fin a esta guerra”, declaró Pinheiro ante el Consejo.

15 de junio de 2017