Eliminar la discriminación racial para consolidar la confianza
21 marzo 2017
Rokhaya Diallo nació y creció en París (Francia), en una familia senegalesa. Durante mucho tiempo se sintió francesa, pero en algún momento comenzó a verse a sí misma como una extranjera. Fue entonces cuando empezó a preguntarse por qué la gente no podía aceptar que ella era una francesa autóctona.
“Evidentemente, se trataba del color de mi piel”, afirmó. “Comprendí que en la mayoría de las imágenes de Francia que los franceses compartían no figuraban personas como yo”.
La Sra. Diallo creyó que ya era el momento de impugnar esos estereotipos y presentar a la sociedad francesa como un país multicultural y de diversas confesiones religiosas. Su activismo comenzó en 2006, cuando fundó una asociación antirracista, Les indivisibles (Los indivisibles), con el propósito de abordar el tema del racismo en los medios de comunicación.
Diez años después, la Sra. Diallo no ve muchos cambios. En un debate que tuvo lugar en el marco del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Ginebra, con motivo de la conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, la Sra. Diallo rindió tributo a todos los activistas anónimos del mundo que, a menudo arriesgando la vida y la seguridad, combaten el racismo, e instó a los Estados a reconocer la existencia del racismo.
“Algunos países se niegan a constatar su índole sistémica y a reconocer que está profundamente enraizado en la historia. Al amparo de la ‘ceguera racial’, la negación del alcance del racismo suele ser la norma”, dijo, e instó a los Estados a usar estadísticas desglosadas por grupo étnico para luchar contra la discriminación racial. “La incapacidad de ver las diferencias de color entraña la incapacidad para percibir las consecuencias [del racismo]”.
Peggy Hicks, Directora de la División de gestión temática, procedimientos especiales y derecho al desarrollo del ACNUDH, señaló que el racismo se aprovecha del temor hacia “el otro”. Algunos políticos y medios de comunicación manipulan ese miedo para fomentar el odio hacia los demás, sin reconocer el enorme patrimonio que la humanidad comparte y centrándose en los pequeños detalles que nos diferencian.
La Sra. Hicks cree que el Plan de Acción de Rabat puede ser un baluarte contra esta tendencia.
La Sra. Hicks recordó que el uso de perfiles basados en la raza, etnia, nacionalidad, situación migratoria o religión con miras a hacer cumplir la ley constituye una violación de derechos humanos, porque es intrínsecamente discriminatorio.
Rachel Neild, jefa del grupo encargado de justicia penal en la iniciativa Justicia para una Sociedad Abierta, afirmó que “la caracterización racial es un conjunto de prácticas, no una serie de actos individuales”.
La Sra. Neild definió la caracterización racial como la aplicación desproporcionada a las minorías de tácticas tales como comprobaciones de identidad, detenciones y requisas, vigilancia, multas y arrestos, en particular por transgresiones de escasa entidad.
“Las investigaciones indican que, incluso en zonas de elevada delincuencia, un número muy reducido de personas es responsable de la mayoría de los delitos y, sin embargo, las comprobaciones de identidad y las requisas suelen ser habituales y no se orientan hacia las personas que presentan mayor peligrosidad”, señaló.
Para la Sra. Neild, una solución al problema de la caracterización étnica o racial consistiría en facilitar orientación práctica a las fuerzas policiales. Los mandos de la policía también deberían vigilar el uso de la fuerza por parte de sus agentes. Y añadió que las cuestiones emblemáticas, tales como el resarcimiento y las sanciones a los agentes por actuar reiteradamente de manera prejuiciada, eran fundamentales.
“El cambio de actitudes y prácticas en los cuerpos policiales y la reconstrucción de las relaciones con la comunidad constituyen tareas a largo plazo”, afirmó. “Para cumplirlas, es preciso sostener conversaciones difíciles sobre los estereotipos raciales, étnicos y religiosos, y sobre la forma en que esos esquemas se manifiestan en nuestras interacciones”.
El Relator Especial sobre el racismo, Mutuma Ruteere, hizo hincapié en los aspectos que deben examinarse más detalladamente a fin de abordar la caracterización racial, entre los que figuran la determinación de motivos concretos de sospecha, basados en la conducta de la persona y no en su aspecto, y la de facilitar canales de denuncia a las víctimas de la caracterización.
“He recomendado que se prohíba de manera clara e inequívoca el uso de la caracterización racial o étnica en los cuerpos de policía”, declaró.
En opinión de Miltos Pavlou, administrador principal del programa en el Departamento de investigaciones sociales, igualdad y derechos cívicos de la Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, las instituciones estatales deben fomentar la confianza en el seno de la sociedad. El Sr. Pavlou añadió que, sobre la base de las pruebas compiladas por la Unión Europea, la desconfianza se alimenta del relato político que incita al odio y de lo que con creciente frecuencia se conoce como “noticias falsas”.
“Una manera de abordar el problema consiste en fomentar la lectura de la prensa, incluso la que se publica en Internet, y propiciar el examen crítico de sus contenidos para identificar las declaraciones de incitación al odio, hacerles frente y elaborar informes sobre ellas”, sugirió. “También debe alentarse el desarrollo y la aplicación del Código de Conducta de la Comisión Europea para las empresas informáticas que prestan servicio a las redes sociales, tales como Facebook y Twitter”.
“Corremos el riesgo de vivir separados en sociedades divididas, en vez de hacerlo juntos. Combatir el odio significa derribar las barreras que nos separan y dividen”, afirmó. “Defender los derechos humanos al tiempo que protegemos a nuestros ciudadanos de manera eficaz y respetuosa de sus derechos, y luchar contra el odio es una manera de derribar barreras de miedo, desigualdad y discriminación que nos separan y dividen”.
Todos los años, el 21 de marzo, se conmemora en el mundo el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial y se recuerda a los 69 manifestantes que fueron asesinados en Sudáfrica un día como ese en 1960, mientras protestaban contra la ideología racista del apartheid. En esta fecha, se recuerdan al mundo los valores de igualdad racial y no discriminación, consagrados por primera vez en la Declaración Universal de Derechos Humanos.