Datos mejores, vidas mejores
20 octubre 2015
La celebración del quinto Día Mundial de la Estadística, el 20 de octubre de 2015, tendrá lugar en un momento en el que los dirigentes del mundo han acordado un conjunto de objetivos de desarrollo orientados a la consecución de un futuro sostenible para todos, en todos los lugares del planeta. Su llamamiento para 2030: que nadie se quede rezagado.
Una estrategia de acopio de datos y estadísticas basada en los derechos humanos –un enfoque capaz de detectar las múltiples e interrelacionadas formas de discriminación hacia un grupo específico, gracias al uso de datos desglosados- tiene mucho que ofrecer en la tarea de fundamentar decisiones que deberían mejorar muchas vidas. Los problemas que plantea el acopio de datos sobre los grupos marginados son aún mayores cuando esos grupos son invisibles desde el punto de vista legal: su existencia no está reconocida o incluso está criminalizada por el Estado.
En una reunión auspiciada por el ACNUDH en Ginebra, en la que se buscaron ejemplos de prácticas idóneas en materia de derechos humanos y acopio de estadísticas, el Dr. Smarajit Jana habló de su experiencia como Consejero Principal del Comité Durbar Mahila Samanwaya, un colectivo de trabajadoras del sexo de Calcuta (India).
El objetivo de su organización es lograr que las trabajadoras del sexo de ese país sean reconocidas como trabajadoras de pleno derecho y puedan acceder, tanto ellas como sus hijos, a los beneficios de los programas gubernamentales de desarrollo, tales como los planes de salud, educación, vivienda y acceso al crédito por conducto de instituciones financieras.
El colectivo se creó en 1992, cuando se inició en Calcuta un programa de prevención del VIH/SIDA. Las trabajadoras del sexo se colocaron en centro del programa, debido a sus aspiraciones a poner fin al estigma y la violencia hacia los miembros de su profesión, recuperar su dignidad humana y asegurarse un espacio y una voz en la sociedad. Algunos casos previos de uso indebido de los datos compilados sobre ellas habían minado su confianza en los investigadores.
“El colectivo representa a más de 60.000 trabajadoras del sexo del Estado de Bengala Occidental”, dijo Jana. “En la India, más del 90 por ciento de las trabajadoras del sexo tienen niños y su principal preocupación se centra en educar a sus hijos y proporcionarles la oportunidad de cursar una carrera. Poco a poco fueron elaborando programas para sus hijos, de modo que estos pudieran alcanzar la misma consideración que cualquier otro ciudadano del país”.
El 85 por ciento de los 700 miembros del personal que trabaja en el programa de VIH/SIDA representa al colectivo. En la actualidad, ese grupo administra 49 clínicas dedicadas a la atención y el asesoramiento en materia de salud sexual y reproductiva.
“El gobierno creía firmemente que este colectivo disponía de toda la capacidad necesaria para ejecutar no sólo la parte práctica del proyecto, sino también para compilar de manera eficaz datos e informaciones de calidad, gracias a la confianza de que gozan en la comunidad”, añadió Jana. “Ahora forman parte de los órganos encargados de formular las políticas de asesoramiento sobre la mejor manera de dar seguimiento a los programas y evaluarlos”.
Freek Spinnewijn, Director de FEANTSA, una confederación de ONG que proporcionan alojamiento y acomodo temporal a personas sin hogar, trata de sensibilizar a los encargados de formular políticas y al público en general acerca de la situación de esas personas y cabildea ante la Unión Europea a fin de que se apliquen las políticas adecuadas, se asignen los fondos y se investigue la situación de los desamparados.
“La indigencia es invisible, porque no hay estadísticas de ámbito europeo sobre este fenómeno. Aunque en realidad uno ve a personas sin hogar en cada ciudad de Europa, en la maquinaria estadística de la Unión Europea no hay ni rastro de su situación y ese es el principal problema, lo que explica por qué no se ha elaborado una política satisfactoria al respecto en el plano europeo”, afirmó Spinnewijn.
A lo que cual se añade, según Spinnewijn, el hecho de que no existen datos globales ni de “perfiles” de desamparados en la esfera europea, a diferencia de lo que ocurre en el plano nacional, donde abundan las estadísticas de ese tipo. La definición que la Unión Europea ofrece de una persona indigente o desamparada y de cómo medir esa situación puede resumirse en el concepto de una persona que vive en la calle y en refugios para desamparados. Esta definición restrictiva genera resultados como los que se reflejan en el censo de 2011, donde se afirma que en 12 países europeos no hay ninguna persona sin hogar. Esta enorme subestimación es causa de que se excluya a los desamparados de los objetivos europeos de lucha contra la pobreza.
Spinnewijn recibió un contrato para realizar investigaciones sobre la mejor manera de utilizar los datos compilados por las ONG de su confederación y creó una metodología que actualmente está en fase experimental. Su organización maneja un “perfil” del desamparo: una definición armonizada que abarca no sólo a la indigencia visible, sino también a las personas que viven en instituciones sanitarias o penales; las que viven en alojamientos no convencionales y las personas sin hogar que residen temporalmente con amigos o familiares, por ejemplo.
“Una extrapolación de estos datos nos lleva a la convicción de que en Europa, en un día cualquiera, hay 450.000 personas sin hogar”, afirmó Spinnewijn.20 de octubre de 2015