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Declaraciones Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, concluye su visita oficial a Ucrania

07 diciembre 2022

Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos Volker Türk en Irpin, Ucrania, 4 de diciembre de 2022. © Fotografía de Anthony Headley/ACNUDH

Kiev, 7 de diciembre de 2022

Buenas tardes y gracias a todos y todas por haber venido.

Llevo aquí cuatro días, con temperaturas bajo cero.  He visto con mis propios ojos los horrores, el sufrimiento y el coste diario que esta guerra  de Rusia contra Ucrania se ha cobrado entre el pueblo de este país.

He hablado con las familias de los prisioneros de guerra que esperan con angustia noticias de sus seres queridos. He escuchado el dolor de aquellas personas cuyos hijos e hijas están en el frente; me he enterado de la situación especialmente difícil de las personas con discapacidad y de edad que no pueden llegar a un refugio seguro cuando suenan las sirenas antiaéreas.  Visité un bloque de apartamentos bombardeado en Izium, óblast de Járkov, donde más de 50 personas quedaron sepultadas bajo los escombros.

Y entre los escombros había señales de vidas truncadas por bombardeos indiscriminados.

Un zapato. Un piano. Juguetes. Un armario lleno de ropa. Estanterías de libros.

Hablé con una mujer que me mostró su bloque de apartamentos destruido, donde vivían todos sus vecinos y vecinas, ahora muertos.

El lunes tuve que pasar tiempo en un refugio subterráneo ya que se lanzaron al menos 70 misiles por toda Ucrania, los cuales volvieron a alcanzar infraestructuras esenciales y dejaron sin electricidad a la población. Un grupo de defensores y defensoras de los derechos humanos se unió a nosotros y nosotras, y seguimos tranquilamente con nuestra reunión. Como si fuera normal que el día se viera interrumpido por sirenas antiaéreas.

No es normal. No debe ser normal.

Me temo que a Ucrania le espera un invierno largo y sombrío. Las consecuencias de la guerra sobre el disfrute de los derechos humanos para la población del país ya han sido devastadoras, y el pronóstico es muy preocupante.

Unos 17,7 millones de personas necesitan ayuda humanitaria y 9,3 millones necesitan ayuda alimentaria y para la subsistencia. Un tercio de la población se ha visto obligada a abandonar sus hogares. Unos 7,89 millones han huido del país, en su mayoría mujeres y niños, y 6,5 millones son personas desplazadas internas.

Esto supone vidas desarraigadas.

La ayuda humanitaria desempeña un papel vital en la prestación de apoyo a las personas más vulnerables, incluidas las personas de edad y con discapacidad. Es necesario dar prioridad a una red de seguridad social adecuada para las personas más vulnerables.

Cada día recibimos información sobre crímenes de guerra. La escala de víctimas civiles, así como los daños y destrucción significativos de bienes de carácter civil —incluidos hospitales y escuelas—, es espeluznante como pude comprobar personalmente en Izium. Durante el invierno, esto tiene consecuencias horribles para las personas más vulnerables. Sufren apagones, sin calefacción ni electricidad, que duran horas.

Siguen apareciendo informaciones sobre ejecuciones sumarias, tortura, detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas y violencia sexual contra mujeres, niñas y hombres.

En relación con las continuas denuncias de malos tratos, tortura y ejecución de prisioneros de guerra, mi Oficina publicó una declaración a mediados de noviembre en la que se planteaban graves preocupaciones basadas en nuestras conclusiones. Seguiremos observando de cerca esta cuestión.

Los prisioneros de guerra deben recibir un trato humano en todo momento desde su captura.  Se trata de una obligación clara e inequívoca en virtud del derecho internacional humanitario. Los prisioneros de guerra sospechosos de haber cometido crímenes de guerra deben ser procesados, de conformidad con la normativa internacional. Sin embargo, el derecho internacional prohíbe procesarlos por su mera participación en las hostilidades.

Durante mi visita del lunes a Bucha, al norte de Kiev, pude observar el reguero visible de destrucción tras la salida de las fuerzas rusas de la ciudad en marzo. Impactos de bala en las paredes de las viviendas. Las fuerzas ucranianas recuperaron la ciudad en menos de cuatro semanas aunque el trauma de tantas personas que vivieron aterrorizadas ese periodo, y de otras que perdieron a sus seres queridos, sigue siendo palpable seis meses después.

Nuestra presencia aquí —la misión de las Naciones Unidas de vigilancia de los derechos humanos en Ucrania, dirigida por Matilda Bogner— publica hoy un informe en el que se detallan los asesinatos de civiles que cortaban leña o compraban provisiones. El informe documenta el destino de 441 civiles en zonas de tres regiones septentrionales —Kiev, Chernígov y Sumy— que estuvieron bajo control ruso hasta principios de abril. Bucha fue la ciudad más afectada. Estamos trabajando para corroborar las denuncias de nuevas matanzas en estas regiones, y en partes de las regiones de Járkov y Jersón que han sido recuperadas recientemente por las fuerzas ucranianas.

Hay indicios claros de que las ejecuciones sumarias documentadas en el informe constituyen el crimen de guerra de homicidio intencionado.

Las víctimas y los supervivientes de estas violaciones tienen derecho a la verdad, a la justicia y a la reparación: debe garantizarse la rendición de cuentas lo antes posible. Es importante establecer desde el principio programas de indemnización a víctimas y supervivientes para cubrir esa laguna hasta que los responsables cumplan con sus obligaciones.

Lo que también ha sido sumamente alarmante es el cuestionamiento del derecho humanitario internacional. Debemos recordar que este ámbito del derecho que rige la conducción de las hostilidades surgió tras la cruenta batalla de Solferino en 1859 y se codificó a raíz de los horrores de dos guerras mundiales que se iniciaron en este continente.

Y no olvidemos que la Declaración Universal de Derechos Humanos se redactó como respuesta directa a "las calamidades y los actos de barbarie sufridos por los pueblos del mundo durante la Segunda Guerra Mundial".

El derecho humanitario internacional es un logro importante de la humanidad y una obligación. Mi interpelación a todas las partes que participan en las hostilidades es que lo respeten plenamente, sobre todo en las circunstancias más difíciles y emotivas. El derecho humanitario internacional es más fuerte que su violación por parte de cualquier Estado. La violación cometida por una parte no legitima las violaciones por otra.

Insto a que se haga justicia para todas las víctimas, sean quienes sean, y que se respete su dignidad y humanidad. El imperativo de rendición de cuentas no se ve alterado por la afiliación de la víctima o del responsable. Todas las denuncias de violaciones del derecho humanitario internacional y las normas internacionales de derechos humanos —independientemente de dónde y quién las cometa— deben investigarse y llevarse ante la justicia con prontitud, en el marco de un proceso judicial justo e independiente.

Este enfoque también resulta esencial para reforzar el Estado de derecho en Ucrania.

Como dijo un defensor de los derechos humanos con el que me reuní esta semana, es crucial que Ucrania se aferre firmemente a los valores de una sociedad libre, basados en el respeto del Estado de derecho y los derechos humanos, entre otros, la libertad de expresión, el derecho a un juicio justo, la libertad de creencia religiosa, el derecho a la seguridad social, es decir, toda una serie de derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales.

Y no perderlos en la niebla de la guerra.

Hice ver a mis homólogos la necesidad de no perder de vista la visión del día después. Prepararse ahora para el tipo de Ucrania en el que a la población le gustaría vivir una vez acabada la guerra. Habrá un futuro mejor.

Para ello, los derechos humanos deben ser la guía.

Esto significa crear cohesión social entre las diferentes comunidades y garantizar los derechos de las personas más vulnerables; garantizar el acceso equitativo sin discriminación a los servicios esenciales para las personas más necesitadas, incluidas las personas con discapacidad y de edad, siendo las mujeres las más profundamente afectadas.

Supone garantizar un sistema judicial plenamente operativo que realice juicios justos e imparta justicia a la población; garantizar la actuación inmediata y transparente ante las denuncias de violaciones —tanto recientes como desde 2014—, así como su investigación y persecución; garantizar que las leyes que se están estudiando se ajustan plenamente a las normas internacionales de derechos humanos.

La sociedad civil debe tener libertad para prosperar, expresar sus opiniones y ayudar a construir una sociedad fuerte gracias a la diversidad.

Me ha alentado la apertura de las autoridades y su compromiso con mi misión de vigilancia en Ucrania. Además de nuestra labor de supervisión, también hemos prestado asesoramiento sobre leyes que necesitan modificarse, como la Ley n.º 2108-IX, que introdujo en marzo la responsabilidad penal por colaborar con un "Estado agresor". La ley contiene disposiciones vagas, al mismo tiempo que impone sanciones duras. Pedimos que se modifique para adaptarla a la normativa internacional, tal y como mencioné en mi reunión de esta semana con parlamentarios y parlamentarias. Mi Oficina hará un seguimiento de esta cuestión con recomendaciones específicas. También hemos expresado al Parlamento nuestras preocupaciones sobre el proyecto de ley de ciudadanía y los proyectos de ley relativos a los medios de comunicación.

Mi Oficina en Ucrania lleva trabajando aquí ininterrumpidamente desde 2014: documentando e informando, colaborando con la sociedad civil, asesorando al gobierno sobre el cumplimiento del derecho internacional y sobre cómo responder a nuestras conclusiones. Nuestro mandato incluye la supervisión y la presentación de informes sobre todas las violaciones cometidas en el territorio de Ucrania, con independencia del autor.

Para nosotros es importante tener acceso a las zonas ocupadas de Ucrania, desde donde también seguimos recibiendo denuncias de violaciones. No hemos tenido acceso recientemente, pero seguimos intentándolo.

A continuación, mi representante en Ucrania y directora de nuestra misión de vigilancia, Matilda Bogner, les va a hablar con más detalle de nuestro informe sobre los asesinatos cometidos en el norte de Ucrania.

Por mi parte, permítanme subrayar que la mejor forma de evitar la continuidad de la lista actual de crueldades es poner fin a esta guerra sin sentido, en consonancia con la Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional. Mi deseo más ferviente es que toda la población de Ucrania disfrute del derecho a la paz.

FIN

Para más información y solicitudes de los medios de comunicación, póngase en contacto con: Ravina Shamdasani (portavoz, que viaja con el Alto Comisionado) – ravina.shamdasani@un.org

En Kiev, con la Misión de Observación de los Derechos Humanos de la ONU en Ucrania:
Kris Janowski +380952300437 krzysztof.janowski@un.org
Kateryna Girniak +380504868364 kateryna.girniak@un.org

En Ginebra:
Liz Throssell + 41 22 917 9296 / elizabeth.throssell@un.org or
Jeremy Laurence +  +41 22 917 9383 / jeremy.laurence@un.org o
Marta Hurtado - + 41 22 917 9466 / marta.hurtadogomez@un.org

Para solicitudes de material audiovisual:
Anthony Headley – anthony.headley@un.org / +41 79 444 4557

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