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Declaraciones y discursos Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

Alto Comisionado Türk sobre la República Democrática del Congo: "Dejen espacio para la paz"

Situación de derechos humanos y actividades de la Oficina Conjunta de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en la República Democrática del Congo

08 octubre 2024

Personas desplazadas por culpa de la guerra reunidas para ver a una delegación de funcionarios de las Naciones Unidas de visita al campamento de desplazados de Bulengo, cerca de una primera línea en las afueras al oeste de Goma, el 17 de abril de 2024.
© ALEXIS HUGUET/AFP

Pronunciado por

Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk

Sr. Presidente, 
Excelencias,

La situación de derechos humanos en la República Democrática del Congo continúa fuera de control ante nuestros ojos.

Una mezcla explosiva de escalada de violencia, intereses regionales e internacionales, empresas explotadoras, y un estado de derecho frágil.

Todo ello a costa de una población ya agotada tras décadas de conflicto.

Esta situación merece de la atención inmediata de la comunidad internacional, para que de ese modo puedan callar las armas y pueda emerger un espacio para la paz.

Durante mi visita al país en abril, planteé varias cuestiones que siguen teniendo relevancia hoy en día.

En primer lugar, la obligación de acabar con el conflicto en el Este.

El número de víctimas resultantes de violaciones y abusos de derechos humanos, así como de violaciones del derecho internacional humanitario, continúa creciendo.   Entre el 1 de junio de 2023 y el 31 de mayo de 2024, el 85 por ciento de las violaciones y abusos cometidos en el país ocurrieron en provincias afectadas por conflictos situadas al este del país.  Miembros de grupos armados fueron supuestamente responsables del 61 por ciento de estos incidentes, además de ataques mortíferos contra civiles e infraestructura civil, incluyendo escuelas y hospitales.

A pesar de varias iniciativas puestas en marcha para prevenir e investigar distintos casos, la violencia sexual se está extendiendo, y ya son 700 nuevas víctimas las identificadas solamente durante el período que abarca el informe. Grupos armados secuestran, mantienen en cautividad, y someten a mujeres y niñas a esclavitud sexual.  Muchas de ellas han sido asesinadas tras ser violadas.  Muchos otros casos seguramente no han sido denunciados.  Esto es un hecho indignante.

Según fuentes humanitarias, otras 940.000 personas han sido desplazadas internamente este año, lo que sitúa el número total de personas desplazadas internas en más de 6,4 millones.  Una cifra alarmante de 23,4 millones de personas sufren inseguridad alimentaria por todo el país, lo que convierte a este país en el más afectado por inseguridad alimentaria de todo el planeta.  Insto a todas las partes a respetar el carácter civil de los asentamientos que acojan a personas desplazadas, y hago un llamamiento a la comunidad internacional a incrementar la financiación humanitaria.

Las violaciones de derechos humanos cometidas por las Fuerzas Militares de la República Democrática del Congo (FADRC), incluyendo durante sus operaciones militares contra grupos armados, siguen suscitando también preocupación.

El discurso de odio y otros tipos de incitación a la discriminación y la violencia están alimentando el conflicto e incrementando las tensiones políticas por todo el país, algo que no debe ser tolerado.  Acojo con satisfacción la postura pública y esfuerzos por parte de las autoridades dirigidos a hacer frente a esta cuestión, además de ofrecer el apoyo continuado de mi Oficina.

Sr. Presidente,

Apelo a aquellos países que tienen influencia sobre los grupos armados a hacer todo lo que esté en su poder para asegurarse de que cesan los combates.  Cualquier papel que lleva a cabo Rwanda a la hora de apoyar al M23 en Kivu del Norte, y cualquier otro país que apoye a grupos armados activos en la RDC, debe terminar.

Las autoridades deben ser capaces de asumir plenamente sus funciones en el Este con el fin de facilitar la seguridad, así como los servicios públicos esenciales.  El Estado debe combatir también la impunidad y proporcionar recursos efectivos a las víctimas de violaciones y abusos, incluyendo el acceso a la justicia a través de un sistema judicial que sea justo y eficiente.

Animo a que haya una revitalización de los procesos de Nairobi y Luanda.  Mi Oficina está preparada también para apoyar a la Comunidad de Desarrollo del África Austral en la República Democrática del Congo (SAMIDRC, según siglas en inglés), así como a sus países que contribuyen con el envío de tropas, a diseñar y aplicar un marco de derecho internacional humanitario y de normas internacionales de derechos humanos que sea sólido y funcional.

La retirada progresiva de la MONUSCO debe ser llevada a cabo de manera responsable y en los plazos oportunos, garantizando siempre la prioridad de la protección de los civiles.  Aplaudo el liderazgo ejercido por el Representante Especial del Secretario General, Bintou Keita, a la hora de asegurar el papel central de los derechos humanos en la labor de la Misión y del Equipo en el País de las Naciones Unidas, incluyendo durante este período de transición.

En segundo lugar, luchar contra la impunidad y restablecer la cohesión social.

Los agravios y divisiones étnicos y entre comunidades como origen del conflicto y la inestabilidad llevan demasiado tiempo sin ser abordados.

Y seguirán existiendo al menos que existan iniciativas para volver a construir la cohesión social.

Para ello, la rendición de cuentas es clave.

Valoro los esfuerzos iniciales emprendidos por las autoridades. Entre el 1 de junio de 2023 y el 31 de mayo de 2024, 79 soldados de la FMRDC, 23 oficiales de la Policía Nacional Congoleña, 315 miembros de grupos armados y 105 civiles fueron condenados por diferentes delitos.

No obstante, es necesario ir más allá.  Se deben poner en marcha mecanismos eficaces de resolución de conflictos, tanto formales como informales.

La aprobación y ejecución de una política de justicia de transición con un enfoque general, centrada en las víctimas e inclusiva, contribuiría también a que el país saldara cuentas con su pasado turbulento.  Mi Oficina, así como el Grupo de Expertos, continúan respaldando a las autoridades con este fin.

Sr. Presidente,

Las condiciones de detención en la RDC son cada vez peores, incluso en instalaciones gestionadas por los servicios de inteligencia.  Los detenidos son sometidos a tortura y otros malos tratos, incluyendo violencia sexual, además de ser retenidos en condiciones precarias sin acceso a sus familias o abogados.

Quiero destacar las recientes iniciativas para reducir el hacinamiento en las cárceles e insto a las autoridades a asegurar que se llevan a cabo investigaciones exhaustivas y transparentes sobre los asesinatos y violaciones de personas detenidas acontecidos el 2 de septiembre en la prisión central de Makala en Kinshasa.

La independencia de mi Oficina para llevar a cabo investigaciones supone un medio para apoyar la protección de los derechos humanos en la RDC.

Me preocupa la eliminación en marzo de la moratoria de facto sobre la pena de muerte, se trata de un retroceso considerable, contrario a la tendencia general en África y en todo el mundo hacia la abolición.    128 hombres han sido condenados a muerte desde entonces por tribunales militares.    Insto a las autoridades a que se aseguren que estas condenas no se materializan, y a finalizar el proceso legislativo ya en marcha destinado a abolir la pena de muerte.

En tercer lugar, las ganancias obtenidas de los recursos naturales deben redundar en beneficio de la población.

La RDC está dotada de recursos naturales extraordinarios, que incluyen minerales como el cobalto, el coltán, cobre y oro, un potencial hidroeléctrico considerable, extensas tierras cultivables, una biodiversidad enorme y la segunda selva tropical más grande del mundo.

Y a pesar de todo esto, el despojo de los recursos a partir de la explotación ilegal de, a la vez que se comercia también ilícitamente, los recursos naturales de la RDC, con la complicidad de empresas instaladas dentro y fuera del país, así como la proliferación y tráfico de armas, son factores todos desencadenantes de la violencia imperante.

Este panorama está también sumiendo aún más a la población en la pobreza.  La RDC es una de las cinco naciones más pobres del mundo.  Aproximadamente una de cada seis personas que viven en pobreza extrema en el África subsahariana vive en la RDC.  Esto es inaceptable.

Lo que me sorprende es la medida en que la situación en el Este está vinculada con nuestra vida diaria, como por ejemplo nuestros teléfonos móviles los cuales pueden funcionar, en su mayor parte, gracias a los recursos que facilita la RDC.

Yo apelo a las autoridades, así como a actores regionales e internacionales, a abordar estas cuestiones, y a los actores del sector privado activos en esta área a que asuman en su totalidad sus responsabilidades en materia de derechos humanos.

En este contexto, me gustaría destacar la labor del Grupo del Secretario General sobre Minerales Críticos para la Transición Energética, sería muy importante reflexionar sobre y hacer uso de las recomendaciones que se exponen en el informe final.

Sr. Presidente,

La población de la RDC está agotada por la violencia, por el conflicto, por los horrores que protagonizan su vida diaria.

Necesitan tener, y lo que es más importante, ver que tienen un futuro.

Los defensores y defensoras de derechos humanos quienes defienden de forma incansable la dignidad y la paz han de contar con todo nuestro apoyo.

El asegurar la paz, el desarrollo y el refuerzo de la cohesión social en la RDC debe convertirse en nuestro objetivo compartido.

Todos y todas tenemos la responsabilidad de no mirar hacia otro lado, y de trabajar, de forma resuelta, con miras al futuro.

Gracias.