Resumen

El papel central del Estado durante las pandemias y otras emergencias sanitarias consiste en ofrecer una sólida respuesta de salud pública y a la vez velar por la protección de los derechos humanos. Esto entraña respetar, proteger y hacer efectivos los derechos económicos, sociales y culturales, prestando especial atención a que la cobertura sanitaria universal y la protección social universal se mantengan como pilares fijos en todos los esfuerzos de respuesta, preparación y recuperación. Requiere asimismo la defensa de los derechos civiles y políticos, como los derechos a participar en los asuntos públicos, a la libertad de expresión y a la libertad de asociación.

La resiliencia de los sistemas de salud y las economías nacionales se ha visto socavada, en gran medida, porque no se ha invertido lo suficiente en cumplir las obligaciones de derechos humanos. Los Estados deberían aumentar la inversión en los sistemas de salud y de protección social con el respaldo de enfoques multilaterales y coordinados basados en la solidaridad. A tal fin se requieren un liderazgo y una voluntad política renovados con vistas al cumplimiento de los compromisos adquiridos por los Estados en virtud del derecho de los derechos humanos y en el marco de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.