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Salud mental

La comunidad y la legislación son la base para una mejor salud mental

10 octubre 2023

Dos mujeres sentadas y cogidas de la mano en actitud de apoyo. © Getty Images/Chaytee

A partir de su propia experiencia, Caroline Mazel-Carlton dedujo que la salud mental y los derechos humanos van de la mano, y afirma que su "fuerza procede de pertenecer a una comunidad solidaria que la considera una ciudadana de pleno derecho", donde tiene derechos, se escucha su voz y puede tomar sus propias decisiones.

"Es muy importante luchar contra la corriente y la coacción que convierten el tratamiento en un trauma. Pero también es importante recordar que la razón por la que muchos de nosotros y nosotras no queremos recibir ciertos tratamientos es que las opciones son muy limitadas o ineficaces", aclaró. "También creo que es una práctica muy eficaz limitarse a preguntar a las personas qué es lo que necesitan".

Mazel-Carlton es Directora de capacitación de Wildflower Alliance, una organización con sede en Estados Unidos dirigida a crear servicios de salud mental basados en los derechos y que impliquen por completo a las personas que hayan experimentado diagnóstico psiquiátrico, trauma y falta de hogar.

Fue una de las ponentes en la presentación de la nueva publicación “Salud mental, derechos humanos y legislación: orientaciones y prácticas”elaborada por la Organización Mundial de la Salud y Derechos Humanos de las Naciones Unidas de cara al Día Mundial de la Salud Mental. La publicación responde al llamamiento de la Asamblea Mundial de la Salud y Derechos Humanos de las Naciones Unidas a los países para que revisen su legislación sobre salud mental a fin de adaptarla a los derechos humanos.

Con estas orientaciones, ambas organizaciones esperan inspirar un cambio fundamental en el ámbito de la salud mental. Para ello se requieren leyes y políticas nacionales que propicien un cambio cultural y una transformación social que contribuyan a la visión de la Agenda 2030 de una mejor salud y bienestar para todos y todas.

"Debemos tratar de transformar los servicios de salud mental, no solo en cuanto a su alcance, sino también en cuanto a los valores que los inspiran para que satisfagan verdaderamente las necesidades de las personas y su dignidad, y que permitan a las personas participar plenamente en su propia recuperación", explicó el Jefe de Derechos Humanos, Volker Türk.

Esto exige un marco jurídico y político claro que garantice la igualdad en la toma de decisiones y el consentimiento libre e informado, añadió Türk, así como leyes con perspectiva de género que aborden las prácticas nocivas que a menudo sufren las mujeres, como la sobremedicación, la anticoncepción forzada y la violencia.

Tras determinar que la mayor parte de la legislación sobre salud mental no adopta un enfoque basado en los derechos, y que no atiende el aumento de solicitudes de cooperación técnica de los países en apoyo de iniciativas nacionales, ambas organizaciones propusieron la Guía como recurso para transformar los sistemas y servicios de salud mental, aumentar la igualdad y la justicia en la atención de salud mental, y prevenir, detectar o remediar las violaciones de derechos humanos en los entornos de atención de salud mental, en consonancia con las normas internacionales de derechos humanos, incluyendo la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad adoptada en 2006.

Las nuevas orientaciones sustituyen al Manual de recursos de la OMS sobre salud mental, derechos humanos y legislación y ofrecen la interpretación más actualizada del derecho a la salud y otros derechos humanos conexos.

"Establece claramente un conjunto alternativo de objetivos para la legislación nacional junto con las disposiciones necesarias para garantizar el acceso a programas y servicios de salud mental de buena calidad, basados en la comunidad y centrados en las necesidades individuales de mujeres y hombres en toda su diversidad, con la debida consideración de la edad y la cultura", afirmó Türk. "Esboza medidas concretas para salvaguardar los derechos humanos, como el derecho de toda persona a tomar decisiones sobre el tratamiento, lo cual eliminaría el riesgo de coacción. Y muestra cómo puede utilizarse la legislación para desmantelar el estigma y la discriminación".

De las experiencias vividas a la defensa de la salud mental

También se invitó a Hauwa Ojeifo, Directora ejecutiva fundadora de la iniciativa de salud mental She Writes Woman, a compartir su experiencia. Comenzó su andadura en la defensa de la salud mental tras sufrir estrés postraumático a causa de una violación. El activismo fue para ella una forma de iniciar una conversación sobre los efectos de los problemas sociales sobre la salud mental. Hace cinco años, se percató de que "todo el sistema tenía que cambiar y eso suponía pasar de no controlar el abuso a las personas con trastornos mentales a proteger la dignidad y la libertad de los usuarios de los servicios".

Ojeifo fundó She Writes Woman en Nigeria en abril de 2016, poco después de un intento de suicidio. Este movimiento sin ánimo de lucro empodera a las personas con trastornos mentales para contar sus historias, encontrar soluciones en conjunto y defender sus derechos.

Portrait of Hauwa Ojeifo, who wears a yellow and pink hijab headscarf and has silver piercings on her left eyebrow and nose. © Hauwa Ojeifo

Hauwa Ojeifo fundó She Writes Woman en Nigeria para que las personas con trastornos mentales pudieran defender sus derechos. © Hauwa Ojeifo

"Durante demasiado tiempo, las personas con trastornos mentales han tenido que soportar que otras tomen decisiones en su nombre, cuenten sus historias por ellas y sean tratadas como objetos de caridad. Esto no debería ser así", afirmó. "Cuando pensamos en salud mental y derechos humanos, debemos replantearnos la idea que tenemos de quién es una persona con trastorno mental y por qué ha tenido que ser todas estas cosas y no el individuo poseedor de derechos que es, así como un titular de sus derechos plenos y absolutos.»

She Writes Woman ofrece una línea de ayuda a la salud mental gratuita las 24 horas del día, los 7 días de la semana, que permite a cualquier ciudadano nigeriano ponerse en contacto con asesores cualificados. También ofrece teletratamiento gratuito e ilimitado de calidad en un espacio digital seguro.

Según Ojeifo, las personas son el vínculo entre los derechos humanos y la salud mental, y esas mismas personas pueden ayudar a promover y defender una mejor salud mental.

"...También pueden empezar a considerar la salud mental más allá del modelo biomédico y vislumbrar el modelo psicosocial de la discapacidad. Podemos empezar a ver cómo ciertas barreras sociales como el desempleo, la pobreza, la inaccesibilidad a la atención sanitaria, las normas sociales nocivas, etc., incapacitan a las personas con trastornos mentales", instó. "Todos y todas podemos ayudar a fomentar y defender una mejor salud mental, pero primero debemos entender qué es la salud mental y quién puede definirla a nivel individual y a nivel sistémico".

Mazel-Carlton, quien trata de adoptar un enfoque basado en los derechos para los servicios de salud mental, se unió a Wildflower Alliance en 2012, después de haber trabajado en entornos clínicos durante varios años. "Quería generar un cambio en esos entornos y mostrar a mis colegas cómo apoyar a aquellas personas que escuchan voces y a los suicidas de forma más eficaz, pero me dijeron que necesitaba un título universitario para hacerlo. Eso no tenía sentido para mí", recuerda.

Portrait of Caroline Mazel-Carlton. She has long, wavy dark hair and wears bright purple eyeshadow around her brown eyes. © Caroline Mazel-Carlton

Caroline Mazel-Carlton empezó a trabajar en Wildflower Alliance para romper con la dualidad "'ayudante' frente a 'ayudado'". © Caroline Mazel-Carlton

Wildflower Alliance fue fundada en 2007 por el Departamento de Salud Mental de Massachusetts. Primero se definieron los principios rectores de Wildflower Alliance, que incluyen la autodeterminación, los entornos sanadores y las relaciones humanas genuinas.

"El objetivo era crear un apoyo sin diagnósticos, evaluaciones, facturación de seguros, burocracia, jerarquía y otras barreras que se encuentran en entornos más clínicos. No habría tratamientos forzados, ni administración de medicamentos, y nuestros espacios serían lo más acogedores y menos institucionales posible", indicó Mazel-Carlton. "Cada puesto estaría ocupado por una persona con experiencia práctica frente a los títulos académicos".

La acción de Mazel-Carlton obedece a que los médicos le dijeran de joven que padecía una "enfermedad mental grave".

"Soy una de los muchos ciudadanos del mundo que luchan contra pensamientos suicidas, experimentan grandes emociones y oyen voces que otros no oyen", señaló. "Personalmente siento que no tuve más remedio que convertirme en defensora de la salud mental. Podía optar por hablar abiertamente de mis experiencias o sufrir en silencio y vivir una vida incierta".

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