Hacia un Kirguistán más diverso
17 junio 2022
En 2010, las bulliciosas calles de Osh en el sur de Kirguistán fueron escenario de sucesos trágicos los cuales a los residentes les gustaría borrar de su memoria: un conflicto inter-étnico entre uzbekos y kirguisos que se saldó con al menos 426 personas fallecidas, 2.500 viviendas incendiadas y la huida forzosa de miles de personas.
A pesar del deseo de la población de mirar hacia adelante, las redes sociales han mantenido vivas las tensiones, en especial entre algunos de los jóvenes más extremistas. Las autoridades están preocupadas porque a pesar de que la situación está actualmente en calma, la violencia podría desatarse de forma inesperada en cualquier momento.
Hoy, casi el 28% de la población de Kirguistán está compuesta de minorías étnicas: uzbekos, rusos, dungan, kazakos, y otros grupos menores, aunque menos del 5% de los funcionarios provienen de grupos minoritarios.
Institucionalizar la diversidad
En las regiones de Osh y Djalal-Abad de ese país, un programa de prácticas diseñado por Derechos Humanos de las Naciones Unidas ha ampliado las oportunidades para entrar en la administración pública para minorías étnicas, mujeres y personas con discapacidades. A cada becario se le asignó un tutor y recibió formación en derechos humanos y administración pública.
«Lo cierto es que algunos especialistas cualificados no consiguen encontrar trabajo, pero gracias a nuestro proyecto podrían encontrar empleo, incluso las minorías étnicas,» aseguró Anara Temiralieva, una de las tutoras del programa y directora de la Unidad de Familia e Hijos en el Departamento de Trabajo y Desarrollo Social. «Esta iniciativa no solamente ofrece oportunidades a los jóvenes, sino que también les ayuda a encontrar su camino. Algunos terminan quedándose, otros encuentran otros empleos, pero la experiencia tiene un enorme valor añadido.»
A Anara le gustaría que el programa se ampliase por todo el país, sobre todo porque es difícil atraer a los jóvenes a la administración, donde los salarios son inferiores a los del sector privado.
Sorteando obstáculos
Maftuna Mavlyanova es una contable en Osh que rellenó la solicitud para conseguir una de las becas en la administración. Tras haber recibido varios rechazos de otros empleadores, incluso sus amigos se sorprendieron de que fuera aceptada, explicó.
«Yo acababa de casarme,» relató Maftuna, «y existe este estereotipo de que tenía que estar en casa cuidando del hogar, por lo que me cerraron muchas puertas en la cara. Nunca soñé que me aceptarían para esta beca.»
Puede que algunos de los rechazos previos que recibiera eran a consecuencia de ser una recién casada, pensaba Mavlyanova. O por ser mujer. O por pertenecer a una minoría étnica en un mar de solicitantes kirguisos. Cualquiera que fuera la razón, Mavlyanova demostró su valía ya que una vez que acabó sus prácticas, la renovaron.
Otro factor que puede que influya a la hora de contratar en la administración es el idioma. A la vez que el ruso es un idioma oficial y muy hablado, la lengua oficial es el kirguiso, la cual se utiliza para la mayor parte de los trámites oficiales.
El idioma supuso una barrera para Madina Gasanova, una becaria perteneciente al grupo minoritario Dungan, el cual representa el 1% de la población de Kirguistán.
«Yo entiendo el kirguiso sin problemas pero me resulta más difícil poder hablarlo,» explicó, a la vez que reconocía que su falta de fluidez le puso las cosas más difíciles.
El programa le permitió acceder a unas prácticas en una agencia gubernamental para probar a poner su conocimiento en práctica.
El idioma kirguiso se está introduciendo de forma paulatina en todo el sistema educativo, a la vez que se promociona el inglés como un idioma adicional que ayudaría a la integración en la comunidad mundial.
Un comienzo difícil
El programa de prácticas no se ha librado de dificultades. A la vez que las autoridades gubernamentales apoyaron la idea de prácticas para jóvenes profesionales, en 2016 se solicitó una ampliación del programa para que incluyera también a miembros de la mayoría étnica.
Las becas forman parte de un programa más amplio de Derechos Humanos de las Naciones Unidas sobre igualdad judicial y social financiado por la Unión Europea y el Fondo para la Consolidación de la Paz de las Naciones Unidas, destinado a consolidar la estabilidad en el entorno potencialmente inestable de Kirguistán.
Otros factores que añadieron un mayor nivel de complejidad fue por ejemplo la pandemia de COVID-19, la cual obligó a que mucha de la formación para los becarios pasara a hacerse en línea. No obstante, el programa de prácticas ha funcionado tan bien que al Departamento de Personal de la Administración le gustaría expandirlo más allá de las localidades de Osh y Djalal-Abad e implementarlo en la región de Issyk-Kul.
Aprovechando el éxito
Oleg Tarbinskii es el subdirector del Servicio de Personal Estatal, el cual gestiona toda la contratación de personal para la administración. Él explicó que el programa de prácticas abarca mucho más que su objetivo inicial.
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El programa ayuda a atraer y potenciar a jóvenes cualificados en el servicio público y sirve para igualar la brecha existente entre el mundo rural y el urbano al ofrecer igualdad de acceso a todo el mundo.
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Oleg Tarbinskii - subdirector del servicio de personal estatal
«Ayuda a promover cierta coherencia profesional a través de la transferencia de conocimientos y la continuidad, y sirve como examen para medir el compromiso de Kirguistán con los valores democráticos y liberales del estado,» aseguró. «Si Derechos Humanos de las Naciones Unidas puede prestarnos su ayuda y apoyo, podemos intentar institucionalizar estas becas para que se asignen a todo el sistema. De lo contrario, seguiremos trabajando en ellas nosotros solos,» indicó.
La administración pública había intentado proyectos de prácticas anteriormente, pero estas iniciativas fueron solo esporádicas. No obstante, como resultado de su asociación con Derechos Humanos de las Naciones Unidas, el cuerpo de funcionarios ha reforzado y mejorado su propio programa de prácticas ofreciendo por ejemplo remuneraciones para hacer las prácticas más atractivas. Los becarios también están contentos con el resultado.
«Fue una experiencia maravillosa,» afirmó Mavlyanova, la contable procedente de Osh. «Ahora todos mis amigos quieren ser becarios también. Muchos de ellos tienen títulos universitarios pero se tienen que enfrentar a otras dificultades. Cuando no les contratan en empleos buenos, no es nunca por no estar capacitados, sino por «alguna otra razón.»
Esta «otra razón» es lo que el gobierno espera eliminar. A la vez que no todos los becarios terminan trabajando en la administración pública, sí que piensan que la experiencia merece la pena, cualquiera que sea el resultado.
Gasanova, una becaria perteneciente a la minoría Dungan, planeaba volver al sector turístico una vez que acabara sus prácticas. Ella considera que la formación fue muy reveladora y que le será de gran utilidad para su futuro.
«Antes pensaba que las violaciones de derechos humanos solamente podrían ocurrir entre personas. Ahora me doy cuenta que los estados también pueden atentar contra los derechos humanos. La formación fue interesante, interactiva y ha ampliado mucho nuestro pensamiento crítico,» afirmó.
Mavlyanova estuvo de acuerdo: «Este programa es positivo para todo el mundo, no solo para las minorías, sino también para todas las mujeres y jóvenes y todos aquellos que tienen ahora una gran oportunidad.»
«Yo no tendría este empleo sin las prácticas. Simplemente no habría sido posible.»
Esta historia fue publicada originalmente en exposure el 10 de junio de 2021.