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Mujeres

Tras una moratoria sobre la mutilación genital femenina (FGM, según siglas en inglés) en Liberia, las víctimas siguen buscando justicia

09 junio 2022

Retrato de Deborah Parker, noviembre de 2021 ©OHCHR Liberia

El 28 de septiembre de 2021, la hija de 15 años de Parker fue secuestrada por líderes tradicionales en Liberia, conocidos como los zoes, y llevada desde Mount Barclay, una ciudad cerca de la capital Monrovia, hasta los Sande Bush.  Allí fue iniciada por la fuerza en la sociedad secreta de los zoes.  Para estas mujeres, la iniciación incluye la mutilación genital femenina (FGM).

Desde el momento en que su hija fue raptada, Peter empezó a hacerse oír, atacando una norma no escrita de la comunidad que hacía que no se hablara de estas prácticas dañinas.  Ella fue a ver a la policía, llamó a las puertas de oficinas gubernamentales, y se puso en contacto con diversas ONGs, organizaciones internacionales y oficinas de las Naciones Unidas en Liberia, incluyendo Derechos Humanos, buscando ayuda. 

El 10 de noviembre, Parker se había cansado de esperar y decidió, con la ayuda de una ONG local, intentar recuperar a su hija.  Ella averigüó que su hija junto con otras 42 niñas habían sido desplazadas desde la sociedad Sande Bush a otra ciudad.  Parker se dirigió al lugar donde ahora se encontraban las niñas y pagó por la liberación de su hija. 

La campaña de Parker para denunciar a los zoes y sus prácticas dañinas en Liberia no acabó en el momento en que recuperó a su hija.  En la actualidad, ella sigue contando el relato del calvario sufrido por su hija y otras familias a la prensa así como a cualquier otra persona que quiera escucharla.  Ella incluso fue a ver al Consejo Nacional de Jefes y Ancianos de Liberia para exigir un fin a la práctica de raptar personas para su iniciación por la fuerza en sociedades secretas.  Esta práctica, ella quiso dejar claro, no forma parte de la cultura de Liberia.

A resultas de la petición de ayuda por Parker a la oficina en el país de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, el 10 de febrero de 2022, varios titulares de mandato de Procedimientos Especiales del Consejo de Derechos Humanos remitieron una comunicación sobre su caso al Gobierno.  En esta comunicación, expresaban su preocupación por distintas violaciones de los derechos de su hija, incluyendo su derecho a la vida; a la integridad física; a la libertad; a no ser sometida a tortura u otro trato o castigo cruel, inhumano o degradante. 

En 2018, la por entonces Presidenta de Liberia Ellen Johnson-Sirleaf firmó una orden ejecutiva para prohibir la FGM para niñas menores de 18 años.  A esta prohibición le siguió otra prohibición por un año impuesta en 2019 por líderes tradicionales quienes firmaron la Declaración Ganta, una Declaración Normativa para la suspensión temporal de las actividades de los zoes.  Cuando la hija de Parker fue llevada por la fuerza, las protecciones legales prohibiendo la FGM ya no se aplicaban.  No obstante, la campaña de Parker puede haber sido la responsable de haber empujado al Gobierno y al Consejo Nacional de Jefes y Ancianos de Liberia a anunciar una moratoria de tres años sobre la FGM con fecha de 21 de febrero de 2022. 

Uchenna Emelonye, el representante en el País de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Liberia, celebró este paso. 

«El fin deseado sería la promulgación de una ley que penalizara y aboliera la FGM en Liberia,» afirmó. «Para esto se necesita de la participación del Parlamento, lo que también hace necesario que se implique la ciudadanía en esta petición y así conseguir que el Presidente firme la aprobación de la ley.»

Emelonye subrayó que Parker se había convertido en una portavoz muy influyente contra la FGM.  Ella misma había sido iniciada en la sociedad secreta Sande Bush, aunque en la actualidad es una de las pocas mujeres de Liberia quién, a pesar de la presión social a que es sometida para que permanezca callada, ha sido capaz de hablar en público sobre esta cuestión. 

«Su denuncia de las consecuencias y efectos de la FGM ha tenido eco y ha llegado a muchos rincones de Liberia y del extranjero,» afirmó Emelonye.  «Es gracias a ella que la cuestión de la FGM puede ser debatida y tiene posibilidades de ser abolida.»

La Representante en el País de ONU-Mujeres en Liberia, Comfort Lamptey, aseguró que ella ya ve un final para la FGM en Liberia.  Llevará su tiempo, pero ya se ha están creando las bases, añadió. 

«Necesitamos que más mujeres que hayan sufrido esta práctica hablen públicamente y den fe de sus efectos dañinos,» reclamó.  «Mientras podamos garantizar que existen medios de vida alternativos para muchas mujeres que participan en estas prácticas, y también mientras invertamos en más educación para las comunidades sobre los efectos dañinos de la FGM, y mientras también podamos hacer que los que desafían esta prohibición se enfrenten al rigor de la ley, creo que con el tiempo podremos ver un final para la FGM.»

Víctimas siguen buscando reparación

Cuando se llevaron a la hija de Parker a la Sande Bush, los zoes le dijeron que tenía que pagarles dinero y conseguirles alimentos y otras provisiones todos los días o de lo contrario no darían de comer a su hija.  La sociedad secreta también le exigía 45 dólares americanos para la liberación de su hija.  Hasta el día de hoy, a Parker no se le ha devuelto su dinero ni tampoco ninguna compensación por el daño que se le hizo a su hija. 

Ahora en libertad, la hija de Parker ya no está matriculada en la escuela.  Debido a todo el dinero que tuvo que pagar a los zoes, Parker ya no puede permitirse pagar la matrícula de la escuela de su hija. 

«Por un lado, se hizo justicia conmigo ya que mi hija pudo volver.  Por otro lado, no se me hizo justicia ya que las mujeres que la raptaron no fueron procesadas,» afirmó Parker.  «Aunque las [autoridades] me dijeron que harían que me compensaran, sigo luchando porque estas mujeres sean detenidas y me devuelvan el dinero que les pagué. Perdí el poco dinero que tenía.»

Parker se mantiene vigilante, «por las niñas que siguen en la comunidad, cuyas vidas corren peligro por culpa de los Sande,» explicó. 

Una moratoria de tres años sobre la FGM no es suficiente para Parker.  Ella demanda al Gobierno de Liberia que adopte más pasos para que garantice que las niñas puedan ir al colegio sin miedo a ser raptadas por los zoes. 

«El consejo que puedo dar a los padres que estén pasando por este mismo calvario es que continúen con su lucha.  Aquellos de nosotros que pueden hablar en público deben alzar su voz por aquellos que no pueden hacerlo,» afirmó.  «Nadie debe rendirse hasta que consigamos cambios.