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Documento histórico sobre la lucha contra el racismo, la discriminación y las intolerancias cumple 20 años

24 septiembre 2021

La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos Michelle Bachelet apeló a los gobiernos a superar las controversias del pasado y a unirse para combatir el racismo y la intolerancia conexa.

«Pero dos décadas más tarde, las desigualdades y el sufrimiento que originan para los africanos y los afrodescendientes; asiáticos y personas de ascendencia asiática; pueblos indígenas, migrantes y miembros de minorías étnicas y religiosas, incluyendo a víctimas de islamofobia y de anti-semitismo; continúan retrasando el avance de nuestras sociedades, y dañan tanto el desarrollo sostenible como la cohesión social.»

Declaración de Bachelet durante un evento en conmemoración del 20º aniversario de la Declaración y Programa de Acción de Durban (DPAD) durante la Asamblea General de las Naciones Unidas.  La DPAD es un documento integral y orientado a la acción que propone medidas concretas para luchar contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y la intolerancia relacionada.

Aprobado en la Conferencia Mundial Contra el Racismo 2001, aborda una serie de cuestiones e incluye recomendaciones y medidas prácticas.  

«El racismo y la discriminación racial siguen impregnando las instituciones, las estructuras sociales y la vida diaria de todas las sociedades,» afirmó el Secretario General de las Naciones Unidas António Guterres.  «El racismo estructural y las injusticias sistemáticas siguen denegando a las personas sus derechos fundamentales.»

No obstante, Guterres aseguró que hay esperanza en los movimientos en pro de la justicia y la igualdad raciales que dirigen jóvenes y mujeres, los cuales han emergido con «una fuerza, alcance e impacto sin precedentes».

«Este nuevo despertar ha ido tomando un impulso que debemos aprovechar,» añadió. 

Los acontecimientos actuales muestran como ahora, 20 años más tarde, la DPAD sigue siendo relevante, afirmó Dominique Day, Presidenta del Grupo de Trabajo de Expertos sobre las Personas de Ascendencia Africana.

«Por ejemplo, la mayoría de los Estados ignoraron las señales tempranas de que las personas de ascendencia africana sufrirían más duramente la pandemia de COVID-19, así como las directrices de la DPAD que advertían de las implicaciones que la raza tenía a la hora de crear desventajas en materia de salud,» explicó.  «Hoy en día, disparidades raciales patentes siguen suponiendo más contagios por COVID-19, más casos graves y una mayor mortalidad.» 

Reparaciones y justicia racial para las personas afrodescendientes

El evento se centró en las reparaciones, la justicia racial y la igualdad para los afrodescendientes, una cuestión que muchos de los ponentes afirmaron que se encontraba en el epicentro del documento. 

Millones de descendientes de los africanos que fueron vendidos como esclavos permanecen atrapados en vidas de subdesarrollo, desventaja, discriminación y pobreza, afirmó el Presidente de la República de Sudáfrica Cyril Ramaphosa. Él apeló a las Naciones Unidas a situar la cuestión de las reparaciones en su agenda. 

«Apoyamos la adopción de medidas especiales, que incluyan programas de acción afirmativa y ayuda económica específica, en forma de restitución para las comunidades cuyos antepasados fueron vendidos como esclavos,» indicó.  «Respaldamos también todas las medidas emprendidas para abordar la discriminación histórica y contemporánea contra los afrodescendientes.»

En la DPAD, los Estados acordaron que la esclavitud y la trata de esclavos suponían crímenes contra la humanidad y que siempre deben haberse considerado como tal.  Los Estados también reconocieron que el colonialismo ha conducido a racismo y a discriminación racial y que los africanos y los afrodescendientes, las personas de descendencia asiática y los pueblos indígenas continúan siendo víctimas de sus consecuencias. 

Muchos de los ponentes en las mesas redondas señalaron que la justicia reparatoria es crucial para alcanzar la reconciliación, la prevención de conflictos y la creación de sociedades basadas en la justicia, igualdad, respeto y solidaridad. 

La Alta Comisionada Bachelet instó a los Estados a reconocer la carga continuada de formas pasadas y contemporáneas de racismo y exclusión para los afrodescendientes y que fueran más allá de los gestos simbólicos y analizaran los costes reales políticos, humanos y económicos que serán necesarios para conseguir una auténtica justicia de reparación.

«Para reconocer el pasado y no dejar de verdad a nadie atrás en el futuro, será importante promover la igualdad no solamente dentro de, sino también entre países, transformando nuestro planeta hacia una sostenibilidad social, económica y medioambiental, y yo animaría a que hubiera un mayor compromiso internacional sobre estas cuestiones de justicia de reparación,» afirmó Bachelet.

24 de septiembre de 2021