«El hogar son las personas que te rodean»
20 junio 2021
Nhial Deng lleva casi la mitad de su vida siendo un refugiado.
Nhial llegó al Campamento de Refugiados de Kakuma, en Kenya, en 2010, con apenas 11 años de edad. Tras huir de su aldea en Etiopía tras un ataque de las milicias armadas, estuvo caminando cientos de kilómetros durante días, solo y sin familia, hasta que llegó a Kenya.
Joven, perdido, agobiado y asustado, Nhial confiesa que se esperaba lo peor.
«Resulta muy duro para un joven como yo pasar por lo que yo pasé: una guerra y un conflicto, tener que huir,» explica. «Fue un viaje muy traumático.»
A su llegada a Kakuma, Nhial fue recibido por un pastor en la comunidad de refugiados. Este le ayudó a registrarse como refugiado con las Naciones Unidas, y decidió acogerlo.
«Cuando llegué a Kakuma, lo que más me chocó fue que me sentí como en casa,» afirma Nhial. «Él (el pastor) me acogió en su familia como si fuera su propio hijo. Pude ir a la escuela y volví a sentir que pertenecía a una familia.»
Siendo un campamento de gran tamaño en el condado de Turkana en la zona noroccidental de Kenya, Kakuma alberga a aproximadamente 160.000 personas. Fue construido en 1992 tras el conflicto y los disturbios en Sudán, Etiopía y Somalia.
Hoy en día, Nhial lidera la organización Refugee Youth Peace Ambassadors, cuyo objetivo es promover la paz en Kakuma, además de realizar actividades de orientación y empoderamiento para jóvenes.
Nhial también trabaja para cambiar la narrativa sobre cuestiones relacionadas con los refugiados dando voz a las opiniones de otros jóvenes del campamento.
Él cree que el discurso público dominante es dirigido por los medios de comunicación, los gobiernos y las organizaciones internacionales, «pero el modo en que hablan sobre los migrantes y refugiados no es el modo en que los migrantes y refugiados hablan sobre ellos mismos.»
Para hacer realidad un cambio en la narrativa, afirma, es fundamental que los refugiados y migrantes tengan un espacio en estas plataformas. Él anima a los jóvenes a usar el poder de las redes sociales y el espacio digital en la medida de lo posible para entablar conversaciones sobre cuestiones que les afectan a ellos y a sus comunidades.
«Si yo no comparto mi historia, otras personas acabarán por compartirla usando sus propias palabras,» asegura Nhial. «Es el mismo caso que con otros refugiados jóvenes. Si no aprovechamos estas plataformas, serán otras personas las que cuenten nuestra historia, y la moldearán y tergiversarán como ellos quieran.»
Nhial también cree que hacer un esfuerzo por tratar de llegar a conocer a los refugiados y migrantes a nivel personal es otro elemento que puede determinar el cambio de la narrativa dentro de las sociedades.
«No te haría falta leer sobre mí en un periódico o verme en la televisión para poder conocerme como persona,» aclara. «Puedes invitarme a tomar un café y simplemente escuchar mi historia. Te podría sorprender descubrir que tenemos cosas en común, cosas que nos apasionan a los dos. Quizás habría incluso una oportunidad de crear una amistad.»
Comunidad, pertenencia y un lugar al que llamar hogar
Para Nhial, al haber llegado solo a un campamento de refugiados siendo aun un niño, la comunidad ha sido fundamental para su crecimiento y desarrollo y para su sentimiento de pertenencia.
«Cuando llegué a Kakuma, me sentí como en casa porque fui acogido por la comunidad,» explica. «Tenía amigos, me sentía que formaba parte de algo, sentía que pertenecía a este lugar.»
«Las dificultades siempre están ahí,» continúa Nhial. «Todo el mundo se levanta teniendo dificultades, y se va a la cama teniendo dificultades. Pero lo que más me sorprende, es que a pesar de esto, las personas también encuentran algo por lo que sonreir. Independientemente de lo que las personas estén pasando, siempre podrán encontrar a alguien aquí que te salude afectuosamente.»
La familia de Nhial lleva sufriendo los conflictos durante tres generaciones. Su abuelo tuvo que desplazarse debido a los conflictos y su padre huyó de la guerra en Sudán del Sur hacia Etiopía, donde nació Nhial.
«Nadie debería tener que pasar por esto,» asegura. «Las personas necesitan vivir en un lugar digno, no en un campamento de refugiados. Estos lugares pueden acabar con el espíritu humano.»
Lo más importante, afirma, es que las personas cuenten con un lugar al que llamar hogar. Su deseo es que los gobiernos piensen en otras alternativas a los campamentos de refugiados, para acoger a las personas en sus comunidades, donde puedan ir a a la escuela, a trabajar y tener las mismas oportunidades que cualquier otra persona.
«Lo que me gustaría ver en el futuro para mi familia y otros refugiados y migrantes es que tengan un lugar al que llamar hogar, donde su condición no les limite a la hora de vivir una vida con dignidad y respeto.»
Desde que llegó a Kakuma, Nhial ha dado siempre prioridad a su educación, sabiendo que era «la única vía de asegurar un futuro prometedor y esperanzador.» Dentro de dos meses, abandonará Kenya para ir a Canadá a continuar con sus estudios en la Huron University College, donde ha conseguido una beca completa.
Él no está seguro en qué país acabará instalándose, pero sabe que encontrará un hogar si tiene una comunidad.
«Yo no creo que el hogar es el lugar donde uno nace, o de donde proviene,» afirma. «Yo creo que tu hogar son las personas que te rodean. Donde quiera que vayamos, hay un hogar para nosotros, si nos tomamos el tiempo para encontrarlo.»
Derechos Humanos de las Naciones Unidas lanzó la #campaña StandUp4Migrants el Día Internacional del Migrante en diciembre de 2020 para dar una nueva forma a la narrativa sobre la migración. Con adelanto al Día Mundial de los Refugiados el próximo 20 de junio de 2021, comparte con nosotros en las redes sociales tus historias y la visión del mundo que te gustaría ver usando el hashtag #StandUp4Migrants.
Descargo de responsabilidad: los puntos de vista, las informaciones y las opiniones expuestos en este artículo son los de las personas entrevistadas y no necesariamente reflejan la política o la posición oficial del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
20 de junio de 2021