El papel de los defensores de derechos humanos en la recuperación de la COVID-19 es fundamental
25 noviembre 2020
“Los defensores de los derechos humanos y del medio ambiente se encuentran en la primera línea de esta lucha para crear un futuro mejor. Desempeñarán una función de liderazgo a escala local y mundial. Todos nosotros —los gobiernos, la sociedad civil, las empresas y los inversores— debemos protegerles del abuso y procurar dar mayor resonancia a sus voces”.
Phil Bloomer, Director Ejecutivo del Centro de Información sobre Empresas y Derechos Humanos, intervino en el Foro sobre las Empresas y los Derechos Humanos de la semana pasada.
La sesión, que se centraba en el papel de los defensores de derechos humanos a la hora de defender los derechos durante la pandemia de la COVID-19 y en el proceso de “reconstruir mejor”, congregó a una variedad de activistas de todo el mundo, así como a expertos de las Naciones Unidas y otras partes interesadas. Anita Ramasastry, Presidenta del Grupo de Trabajo sobre empresas y derechos humanos, calificó el debate como “uno de los más importantes” del Foro.
Desde el inicio de la pandemia, los defensores de derechos humanos siguen sufriendo ataques, y en muchas partes del mundo incluso han aumentado. El Centro de Información sobre Empresas y Derechos Humanos ha constatado 286 casos de ataques de marzo a octubre contra defensores focalizados en actividades comerciales, un aumento del 7,5 % respecto al mismo plazo del año pasado.
Según Bloomer, estas estadísticas apuntan a “la represión oportunista llevada a cabo por las empresas, los gobiernos y otros agentes”.
Con todo, las voces de los defensores de derechos humanos, según los ponentes de la sesión, resultan cada vez más indispensables durante este periodo de crisis acusada. El enfoque central del debate giró en torno a un enérgico llamamiento a las empresas para que consulten a los defensores de derechos humanos antes de embarcarse en una actividad comercial como parte fundamental de su debida diligencia de derechos humanos, así como para que apoyen a los defensores cuando reciben amenazas. La sesión destacó que los Estados deberían velar por que la labor de los defensores de derechos humanos no solo se vea facilitada, sino que sea tenida en cuenta activamente y bien acogida.
La pandemia sirve de impulso a las empresas para cometer abusos
Vann Sophath, defensor de derechos humanos de Camboya, puso el ejemplo de una empresa del sector del caucho que desbrozó tierras indígenas sagradas “so pretexto de la pandemia” y destruyó cementerios, humedales y bosques. Aseguró que el desbroce de las tierras prosiguió pese a una decisión acordada previamente para devolver las tierras a las comunidades, e incluso pese al hecho de que personas buscaron refugio para protegerse del virus.
Subrayó la falta de voluntad por parte de las empresas y del gobierno de oír las preocupaciones de los defensores de derechos humanos.
Desde India, Deepika Rao, de CIVIDEP, una organización que fomenta los derechos de los trabajadores y la rendición de cuentas de las empresas, habló por su parte de los desafíos afrontados por los trabajadores “en los niveles inferiores de la cadena de suministro global”, quienes fueron los más afectados por el confinamiento de 21 días del país. El confinamiento, aplicado en un plazo muy breve, les dejó sin ningún ingreso diario y viviendo en barrios hacinados con el temor acrecentado del virus.
Aunque los activistas de derechos laborales se enfrentaban continuamente a amenazas e intimidaciones de las empresas, Rao declaró que, desde el inicio de la pandemia, las empresas la han usado como excusa para poner en la calle a los trabajadores “problemáticos”. Solicitó que se escuchara y se consultara a los expertos de derechos laborales y a los sindicatos, y subrayó que la pandemia no debería servir de excusa para frenar a los sindicatos.
Y desde Brasil, la historia de la defensora de derechos humanos Antonia Flavia, presentada por Maria-Isabel Cubides, cuenta cómo las empresas de acero y cemento extraían recursos naturales de su aldea. Su comunidad lleva años pidiendo un traslado, al ser inhabitables las viviendas actuales por las graves repercusiones sanitarias y medioambientales. La pandemia ha frenado sus planes y, aunque las empresas continúan con su trabajo, los aldeanos se han visto obligados a enfrentarse a los desafíos simultáneos de aislamiento, contaminación e inundaciones.
“Las decisiones que han tomado la mayoría de las empresas han priorizado los beneficios a costa de la destrucción del medio ambiente y de la salud humana”, aseveró Cubides. “Si se adoptaran las medidas necesarias, se resolvería la disyuntiva del trabajo frente a la salud, y de la conservación medioambiental frente a los beneficios económicos”.
La cooperación entre las empresas y la sociedad civil se ve más dificultada
La perspectiva empresarial la ofreció Lisa Isakson de Greenfood, la cual recalcó la necesidad de que las personas hablen libremente sobre los riesgos relacionados con los derechos humanos que se corren en las cadenas de suministro de las empresas. Advirtió que obtener información se ha vuelto más difícil durante la pandemia. “Dado el riesgo de propagación del virus, no podemos viajar como antes, hay restricciones para visitar los sitios locales, las auditorías e inspecciones de los proveedores han sufrido retrasos o cancelaciones y, al mismo tiempo, sabemos que muchos riesgos son más altos, sobre todo para los trabajadores de las cadenas de suministro agrícola”.
Según Isakson, la cooperación con la sociedad civil y, con ello, el compromiso con los propios defensores de derechos humanos, resultan esenciales para superar estos desafíos.
Las propuestas de los defensores de derechos humanos para una recuperación justa
Con respecto a la cuestión de una recuperación justa de la pandemia, los asistentes pudieron oír a Maja Kristine Jåma, una pastora de renos sami de Noruega y asesora política del Consejo Directivo del Parlamento Sami de Noruega. En su llamamiento para que la sociedad cambie su visión sobre el valor de las tierras indígenas, habló de la pérdida de pastos por la construcción de centrales hidroeléctricas, parques eólicos, carreteras y tendidos eléctricos.
“No se trata de un espacio desocupado que haya que cubrir con más proyectos de infraestructuras, sino de un espacio valioso que resulta esencial para la supervivencia de nuestro planeta, sobre todo a la luz del cambio climático”. Solicitó un pronto compromiso con los usuarios de tierras indígenas a la hora de proceder a examinar proyectos de desarrollo.
Un llamamiento para una mayor colaboración entre los defensores, las empresas y los gobiernos
“Una recuperación justa de la pandemia no es posible si los defensores de derechos humanos no tienen la libertad de expresar su postura”, señaló Anita Ramasastry.
Mary Lawlor, Relatora Especial sobre la situación de los defensores de los derechos humanos, reiteró este punto. “Si realmente queremos reconstruir mejor, los derechos humanos y sus defensores tienen que ser una prioridad para los Estados y las empresas”, afirmó.
Lawlor exhortó a las empresas que están iniciando proyectos a que se comprometan con las comunidades y con los defensores de derechos humanos potencialmente afectados en la fase más temprana posible, y a los Estados a que colaboren con los defensores durante los procesos legislativos.
“Las empresas tienen que dejar la puerta abierta, incluso si las objeciones de los defensores encarecen, restan rentabilidad o incluso hacen inviable un proyecto. El consentimiento libre, previo e informado de la comunidad es indispensable”.
Corroboró que el compromiso es una parte esencial de la diligencia debida y eficaz que se propone en los Principios rectores de las Naciones Unidas sobre las empresas y los derechos humanos.
En la última parte de la sesión, Anita Ramasastry destacó la labor que viene realizando el Grupo de Trabajo de las Naciones Unidas para diseñar un plan de acción sobre los Principios rectores de las Naciones Unidas en la próxima década (UNGPs10+).
Destacó la importancia que tiene la voz de los defensores de derechos humanos en los esfuerzos colectivos para construir el futuro que queremos.
25 de noviembre de 2020