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Experto: La memoria es un pilar fundamental para la cicatrización, la democracia y la paz

05 octubre 2020

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Se dice que aquellos que olvidan el pasado están condenados a repetirlo. En contextos de transición con un historial de violaciones flagrantes de derechos humanos, el recordar el pasado es fundamental para el cumplimiento de los derechos a la verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición, declaró el experto de las Naciones Unidas Fábian Salvioli. 

“El reconocimiento de las graves violaciones de derechos humanos y del derecho internacional humanitario es vital para devolver la dignidad a las víctimas y permitir que la sociedad recupere la confianza, y para avanzar hacia una cultura de paz," afirmó Salvioli, Relator Especial sobre la promoción de la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición.

Salvioli realizó sus observaciones durante la presentación de su informe al Consejo de Derechos Humanos. El informe analiza la memoria como componente fundamental, un quinto pilar, de los procesos de justicia de transición.

Existe la idea subyacente en la justicia de transición de que los crímenes del pasado, cometidos durante un conflicto armado o por un régimen represor, han de ser solucionados de forma efectiva con el fin de construir una sociedad democrática, inclusiva y pacífica, afirmaba el informe. Reconocer los crímenes de guerra o las violaciones graves de derechos humanos ayuda a los ciudadanos a recuperar la confianza, tanto en el Estado como unos con otros.

"El deber de llevar a cabo procesos de recuperación de la memoria se sustenta en fuentes principales y secundarias de derecho internacional," declaró Salvioli. "Es una obligación y no una opción para aquellos países en los que se han cometido violaciones de derechos humanos y del derecho internacional humanitario."

Uno de los problemas a los que se enfrenta actualmente el proceso de recuperación de la memoria es lo que Salvioli ha denominado la "militarización de la memoria". Esta supone la tendencia creciente a manipular información y la memoria en detrimento de las víctimas, así como para estigmatizar a determinadas comunidades y propagar el discurso de odio que alienta la violencia.

"Esta se produce en las redes sociales, contribuyendo a polarizar y radicalizar la violencia en el comportamiento de una sociedad", explicó.  "Se necesitan de medidas concretas por parte de los Estados para hacer frente a estos desafíos, adaptando las legislaciones nacionales a tal efecto." 

Las voces de las víctimas deben de desempeñar un papel claro en la construcción de la memoria, destacó Salvioli. Esto contribuye a crear una "verdad dialógica", lo cual significa crear las condiciones necesarias para un debate que permita a las poblaciones afectadas explicar un pasado brutal, sin justificación, "dignificando a las víctimas, aliviando las tensiones existentes y permitiendo a la sociedad convivir de forma pacífica con el legado de antiguas divisiones, sin caer en relativismos peligrosos, formas de pensar homogéneas, o en la negación de las violaciones cometidas." 

Una de las mejores maneras de garantizar que el proceso de recuperación de la memoria es eficaz, es protegiendo los archivos, afirmó Salvioli.  El informe recomienda que se conserven y queden accesibles de forma adecuada los archivos de los organismos del Estado y de las sociedades civiles.

"Proteger y acceder a los archivos es otro elemento clave," aseguró.  "Los Estados a todos los niveles deben garantizar un acceso sin restricciones a archivos documentales, y las Naciones Unidas deben establecer procedimientos para compartir sus propios archivos, lo que es importante para poder aclarar el pasado de muchas sociedades, ayudando de ese modo a hacer cumplir el derecho a la verdad."

5 de octubre de 2020

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