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Región de Asia y el Pacífico

Salvando la brecha entre los derechos humanos y el cambio climático desde el Pacífico

06 agosto 2020

Mientras la crisis climática sigue empeorando aún más en el Pacífico, los nativos del Pacífico ya están observando sus desastrosos efectos en sus vidas diarias. Un acceso reducido a agua y alimentos supone que un número mayor de personas hayan tenido que vivir bajo condiciones extremas y hayan tenido que abandonar sus hogares.

Las predicciones del Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la extrema pobreza y los derechos humanos advierten que el mundo corre el riesgo de un escenario de ‘apartheid climático’ donde los adinerados pagan por escapar del sobre-calentamiento, el hambre y los conflictos mientras que el resto del planeta es abandonado a su suerte. La crisis climática podría conducir a 120 millones más de personas a la pobreza para 2030 y la peor parte de este impacto se la llevarán los países y regiones pobres y aquellos lugares donde los pobres viven y trabajan.

Solomon Yeo es un joven activista contra el cambio climático y por los derechos humanos, que trabaja en el Pacífico. Es el director de la organización liderada por jóvenes Pacific Islands Students Fighting Climate Change. ¿Su visión? “Vivir con dignidad y sin miedo al cambio climático que nos quita a nosotros y a nuestros hijos la libertad.”   

¿Cómo empezaste a participar en el activismo contra el cambio climático?

Mi pasión por ayudar a mis hermanos y hermanas del Pacífico viene en parte de las experiencias y dificultades compartidas a las que nos hemos enfrentado juntos al vivir en el Pacífico.

El cambio climático es una cuestión transversal que afecta a casi todos los problemas que tenemos en el Pacífico y que, sin duda alguna, supone una amenaza existencial para nuestras Islas.

Aunque nosotros no hayamos contribuido en casi nada a este problema, hemos de vivir con esta injusticia cada día.

¿Cómo han servido de motivación tus estudios de derecho para tu trabajo?

En la facultad de derecho, me resultó muy inspirador comprobar cómo las leyes pueden ser un vehículo para acelerar el cambio. Junto con otros 26 estudiantes de derecho procedentes de Islas del Pacífico, buscamos soluciones legales para abordar la crisis climática y fue entonces cuando comenzamos nuestro viaje.

¿Qué tipo de trabajo estáis haciendo en el Pacífico para luchar contra el cambio climático?

Mi función principal es la de dirigir nuestras operaciones en las Islas Salomón, Vanuatu y Fiji. Junto con nuestros miembros hacemos campañas a nivel nacional, regional e internacional.

Trabajamos para influir en las políticas y crear conciencia, centrándonos en la conservación, el cambio climático, la gestión de riesgos de desastres y en el empoderamiento de los jóvenes y las mujeres. 

¿Cómo ha afectado la crisis de la COVID-19 al activismo contra el cambio climático? ¿Tienes esperanzas de que los gobiernos aborden mejor la cuestión climática según entramos en la ‘nueva normalidad’?

Muchas cosas han cambiado debido a la COVID-19, y hacer campaña por el clima puede resultar bastante complicado. Pero somos perseverantes y seguimos comprometiéndonos, por ejemplo, centrándonos ahora en el espacio virtual. Juntamente con otros activistas jóvenes, hemos participado bastante en el activismo en línea regional e internacional. 

El mensaje de los activistas jóvenes del Pacífico es claro: a pesar de la crisis de la COVID-19, el activismo climático debe continuar. El espacio digital ha abierto vías desconocidas pero innovadoras para el activismo climático. Un ejemplo de ello es el 350 Pacific Climate Warriors y su'Pacific Para Up Fellowship,’ en la cual participantes jóvenes refuerzan sus conocimientos, y aprenden más cosas sobre el activismo y la identidad del Pacífico.  

La pandemia de la COVID-19 es un golpe de realidad para las personas y los gobiernos sobre la importancia de nuestro océano, medio-ambiente, sistema sanitario, sectores alimenticios, tierras, bienestar, población indígena, y educación. Cuando volvamos a la ‘normalidad’, creo que muchos gobiernos comprenderán cuáles son sus prioridades reales.

Lo que es más importante, la COVID-19 nos enseña que es posible sacrificar un año y actuar con urgencia para realizar cambios que transformen nuestras sociedades y que vuelvan a poner en sintonía el desarrollo con un futuro sostenible. Mi deseo es que esa sea la nueva normalidad por la que todos podamos trabajar.

Recientemente acudiste a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Madrid, España (2-13 de diciembre de 2019). ¿Cómo fue esa experiencia?

Un día después de graduarme, me uní a la delegación de las Islas Salomón que viajaba a Madrid, España, para participar en la Conferencia. Me encargaron que siguiera de cerca a nuestros negociadores principales en Pérdidas y Daños.

En última instancia, el acuerdo final sobre pérdidas y daños fue inferior a lo previsto. Resultó decepcionante sentarse a la mesa de negociaciones y comprobar que los países más contaminadores continúan con sus tácticas dilatorias y que han rebajado las negociaciones.

Estaba claro: las negociaciones por el clima no deberían convertirse en el único método del que dependemos para seguir avanzando.

Por otro lado, resulta muy estimulante ver un frente unido procedente del Pacífico, Caribe, Latinoamérica, Asia, África y algunos países de la UE, juntos en un solo bloque defendiendo el progreso. Fue admirable observar que los negociadores, aunque se sentían frustrados, no se rindieron en tales circunstancias porque saben que su gente, y sus hijos, dependen de ellos.

¿Cómo incorporas los derechos humanos en tu lucha contra el cambio climático?

El fracaso de los gobiernos para tratar de forma adecuada la crisis climática supone que nuestros derechos humanos queden amenazados. El principal objetivo de nuestra campaña es por tanto el de llevar el cambio climático y los derechos humanos a la Corte Internacional de Justicia. Lo que pretendemos es superar la división entre la legislación internacional sobre el cambio climático y la legislación internacional sobre derechos humanos, las cuales existen en la actualidad de forma paralela. Creemos que la Corte Internacional de Justicia puede conseguir este objetivo y ayudar a canalizar otras medidas muy necesarias para lograr transformaciones profundas.   

¿Cuál sería tu mejor consejo para los niños y la próxima generación en el Pacífico?

No dudes nunca del poder e influencia que puedes tener para lograr cambios. Sé valiente, toma conciencia y respeta tu legado del Pacífico continuando con el espíritu de lucha del Pacífico contra el mayor problema al que se enfrenta nuestra generación.

Descargo de responsabilidad: los puntos de vista, información y opiniones expresados en este artículo pertenecen a las personas que aparecen en esta historia y no reflejan necesariamente la política oficial o posición de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

6 de agosto de 2020