De Benin a la Florida: La lucha mundial de la Dra. Joannie Bewa por la educación de las mujeres
05 marzo 2019
Desde pequeña, Joannie Bewa supo hasta dónde podría llegar mediante la educación. Cuando tenía nueve años, Joannie estuvo a punto de morir a causa de un ataque de asma. La llevaron de prisa al hospital y tuvo la suerte de sobrevivir. “No podía respirar. Solo recuerdo que desperté y sentí mucha gratitud hacia el joven médico que había sabido qué medicinas tenía que administrarme y que se había asegurado de que no iba a morir. Muy pronto supe que yo también quería ser médico y ayudar a los demás”.
Joannie creció y estudió en Cotonú, la ciudad más poblada de Benin, un país donde solo la tercera parte de los adultos sabe leer y escribir.
Pero los padres de Joannie querían que su hija venciera todos esos obstáculos. “Mis padres creían en el poder de la educación y en el poder de estimular a las niñas. Creían que era preciso superar las limitaciones sociales que impedían que las mujeres y las niñas llegasen a ser lo que realmente podían ser”.
“A mí me criaron una madre que tenía un carácter muy fuerte y un padre que me apoyó mucho. Me educaron con una combinación de perseverancia y audacia. Eso me hizo comprender que las mujeres y las niñas pueden lograrlo. Las jóvenes pueden lograrlo”.
Ahora, apenas cumplidos los 29 años, Joannie es la primera persona de su familia que obtiene un diploma universitario y ha cumplido su sueño de llegar a ser doctora en medicina. También se ha convertido en una agente de transformación en el ámbito de los derechos humanos: el año pasado, fue designada Joven Líder de las Naciones Unidas para los Objetivos de Desarrollo Sostenible. En la actualidad, Joannie cursa un doctorado en salud pública en la Universidad del Sur de la Florida.
En su condición de defensora de derechos humanos, Joannie centra sus esfuerzos en la educación y la salud de las mujeres.
Cuando Joannie era adolescente, su mejor amiga murió a consecuencia de complicaciones derivadas de un aborto realizado en condiciones inseguras. Esta trágica pérdida fue la principal motivación que la empujó a cursar estudios de medicina y a especializarse en la salud y los derechos reproductivos de las mujeres.
En la actualidad, la enumeración de los logros de Joannie abarca varias páginas: ha figurado en la lista de Melinda Gates de las seis mujeres más influyentes en el tema del acceso mundial a la contracepción; ostenta los títulos de Women Deliver Leader y de Goalkeeper en la Fundación Gates y recibió el premio Mujer del Año en la iniciativa ONE CAMPAIGN. Además, es miembro del consejo asesor mundial de la iniciativa Merck for Mothers, que promueve la salud de las madres, y con solo 26 años de edad fue la primera y más joven activista de la delegación oficial que el gobierno de Benin envió a las negociaciones con las Naciones Unidas en materia de salud y desarrollo internacional.
Una trayectoria de resultados sorprendentes
Aunque no puede decirse que el camino que Joannie ha recorrido hasta convertirse en una prominente defensora de derechos humanos sea un simple resultado del azar, ella insiste en que la buena suerte ha sido un vector decisivo que la ha empujado hasta donde hoy se encuentra. “Uno nunca sabe qué puerta va a abrir o cerrar, ni qué otra puerta estará detrás de esa”, afirma.
Una de sus primeras presentaciones de importancia fue en una conferencia que tuvo lugar en una embajada acreditada en Benin, que realizó cuando apenas tenía 21 años y estudiaba medicina. La invitaron a participar en el último minuto, cuando ya estaba vestida con ropa deportiva para salir a correr, pero aun así aceptó. Tenía la opción de ir a su casa, cambiarse de ropa y perderse la conferencia, o ir vestida como estaba, con atuendo de jogging. “Sabía que era una situación insólita, pero eso no me inquietó. Presenté la ponencia, compartí mi experiencia y eso fue todo”.
Entre los presentes había embajadores y ministros que quedaron impresionados por su audacia. Tras el acto, Joannie recibió una invitación a participar en la creación de una organización juvenil. En 2010, fundó la Asociación de Jóvenes Líderes de Benin, que centra su actividad en la salud, el liderazgo juvenil, la capacidad empresarial y la igualdad de género.
Justo un año después, la Asociación cosechó una importante victoria contra la violencia de género en Benin: recogió un número suficiente de firmas para contribuir a la campaña que llevó al gobierno del país a aprobar una ley de violencia de género.
Educación para el cambio
A medida que Joannie avanza hacia el futuro, resulta claro que su visión y sus logros contribuirán a reforzar la agenda de derechos humanos en materia de salud, empoderamiento y educación de las mujeres.
“Mi objetivo final es contribuir de manera significativa a forjar una generación de mujeres jóvenes que tengan instrucción y competencias para el empleo, sean saludables y vivan en un contexto en el que cuenten con el apoyo de hombres y mujeres y puedan colaborar con los hombres en la construcción de la sociedad”.
La mortalidad materna es uno de los asuntos que, en su opinión, es posible abordar mediante la educación de las niñas y las mujeres. “Si una mujer recibe educación, sabe que en el primer mes de embarazo debe visitar a un ginecólogo. Si la persona disfruta de autonomía económica, puede permitirse pagar por esa consulta médica. El facultativo puede entonces asegurarse de que la paciente se mantiene en buena salud y así tendrá un riesgo menor de afrontar complicaciones durante el embarazo y podrá dar a luz un bebé saludable”.
Joannie también quiere dedicar algún tiempo a su vida personal. Menciona a los hijos que le gustaría tener en el futuro. “Les transmitiría los valores que mis padres me enseñaron. Tanto si son niñas como si son niños. Les mostraría que disponen de múltiples capacidades y que pueden lograr lo que se propongan.
Tendrían que saber quiénes son y tendrían que tener valores y creer en sí mismos. Les enseñaría que no tienen por qué dejar que el resto del mundo defina lo que ellos son”.
5 de marzo de 2019