Nadie ha salido indemne de la violencia sexual y de género en el conflicto de Siria, señala un informe
28 marzo 2018
“El funcionario escogió a dos jóvenes, las puso bocabajo sobre la mesa y las violó sucesivamente. Las chicas trataron de resistirse, pero no podían hacer nada. Entonces el funcionario me dijo: “¿Ves lo que les estoy haciendo? Pues lo mismo haré con tu mujer y tu hija”.
Este testimonio, que aportó un hombre que estaba preso en la Rama de Seguridad Política de Damasco (Siria) en 2014, fue uno de los cientos de relatos sobre actos de violencia sexual y de género que han tenido lugar en Siria desde el inicio de la insurrección en 2011.
Para miles de hombres y mujeres, niñas y niños, los últimos seis años y medio de conflicto en Siria han sido algo más que bombardeos, destrucción de ciudades y vida en condiciones inhumanas: el conflicto para ellos ha significado que se han visto sujetos a la violencia sexual, las agresiones, las torturas en los genitales y la violación.
“Es en extremo repugnante que en Siria se hayan perpetrado actos brutales de violencia sexual y de género durante más de seis años y medio”, declaró Paulo Sérgio Pinheiro, Presidente de la Comisión de Investigación sobre la República Árabe Siria.
Sus declaraciones tuvieron lugar durante el acto de presentación del informe I lost my dignity: Sexual and gender-based violence in the Syrian Arab Republic [Perdí mi dignidad: La violencia sexual y de género en la República Árabe Siria], el nuevo estudio temático elaborado por la Comisión. Sobre la base de 454 entrevistas a supervivientes, familiares de víctimas, desertores, profesionales de la salud, abogados y otros miembros de comunidades afectadas, el informe examina el uso de la violencia sexual y de género por todas las partes en conflicto.
El informe también señala a algunos responsables y atribuye claramente la autoría de los actos perpetrados a los milicianos, las fuerzas del gobierno y otros grupos armados a los que se investiga actualmente. De esta manera, es posible documentar los delitos para, posteriormente, exigir responsabilidades, declaró la Comisionada Karen Koing AbuZayd.
“Para que se consolide una paz duradera, al margen de victorias y derrotas militares, es preciso establecer un inventario de delitos sexuales y de género…. y que las víctimas puedan influir en el proceso de paz, a fin de velar por la rendición de cuentas y la inclusión”, dijo la Comisionada.
Aunque las mujeres y las niñas siguen siendo afectadas de manera más que proporcional por este tipo de violencia, el informe muestra que también los hombres y los niños han sido agredidos así de forma habitual. Las víctimas masculinas pueden padecer graves secuelas sicológicas, dijo la Sra. AbuZayd. Los jóvenes y los niños que estaban presos expresaron sus temores de que sus padres ya no los respetarían si se enteraban de que habían sido violados, manifestó la Comisionada.
En el informe queda claro que la violencia sexual y de género se está utilizando como un arma en el conflicto. Ha habido abusos sistemáticos de presos en los centros de reclusión, se han usado las agresiones como medio de extraer confesiones y también en los registros domiciliarios y los puestos de control. El uso sistemático e institucionalizado de la violencia sexual y de género contra la población en general constituye un auténtico delito de lesa humanidad, declaró la Sra. Madeleine Rees, Secretaria General de la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad.
“Estos hechos apuntan a que, en realidad, se trata de un problema estructural que afecta a hombres y mujeres, niños y niñas”, dijo la Sra. Rees. “Eso indica que la violencia es consecuencia de la desigualdad cultural, institucionalizada y militarizada”.
La Sra. Serena Gates, asesora de la Comisión en materia de violencia sexual y de género, señaló que, a pesar del carácter horrendo de esos relatos, tanto ella como otros entrevistadores “nunca dejaron de asombrarse de la fortaleza de muchas de esas personas y de cómo han logrado sobrevivir”.
La Sra. Gates dijo que albergaba la esperanza de que la elaboración de informes ayudaría a procesar judicialmente a los autores de esa violencia, mediante la documentación relativa a sus actos, porque es importante que la gente sepa que este tipo de violencia influye mucho en la prolongación de la guerra.
“Para mí, lo fundamental es hasta qué punto la violencia sexual y de género alimenta el conflicto y perpetúa el ciclo de violencia”, afirmó la Sra. Gates. “Dedicamos mucho tiempo y atención a la prevención de conflictos, pero aunque [esta violencia] no es la única causa, sí es un vector importante para la prolongación de los conflictos”.
28 de marzo de 2018