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La protección de los derechos humanos de los migrantes en las fronteras europeas

01 noviembre 2017

Una plataforma ferroviaria abandonada en la aldea griega de Idomeni fue durante un tiempo el nuevo hogar de su familia, dijo un hombre que había viajado junto a otra docena de familias desde Kunduz (Afganistán). Todos llegaron a Grecia tras un viaje de cinco meses a través de Pakistán, Irán y Turquía, y se encontraban entonces en tiendas de campaña, cerca de la frontera con la ex República Yugoslava de Macedonia, que había cerrado sus puertas a los recién llegados. Tras huir de la inseguridad prevaleciente en Afganistán, dijo el hombre, ahora vivían en condiciones de hacinamiento, sin comida suficiente y con escasas perspectivas de encontrar empleo o de reunirse con parientes que vivían en otros lugares de Europa.

Desde 2015, miles de inmigrantes han llegado a las costas de Italia y Grecia, tras haber sobrevivido a peligrosas travesías a bordo de embarcaciones irregulares que cruzan el Mediterráneo desde Turquía y el Norte de África. Muchos han viajado por la ruta terrestre de los Balcanes, que atraviesa la ex República Yugoslava de Macedonia, Serbia, Croacia, Hungría y Austria. Hacia finales de 2016, más de un millón de inmigrantes había llegado a Europa. 

Algunos Estados han levantado vallas y han cerrado fronteras en respuesta a los recién llegados y muchos han endurecido las normas sobre el movimiento de migrantes, en medio de la retórica cada vez más xenófoba de determinados dirigentes políticos y la hostilidad de la población hacia los migrantes. Ante el aumento de las preocupaciones relativas a la violación de los derechos de los migrantes en toda Europa, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos envió equipos de observación a los principales puntos de entrada y a zonas de tránsito a lo largo del año 2016, con el fin de examinar los problemas de derechos humanos y las deficiencias en materia de protección que afrontan los migrantes.   

En un nuevo informe en el que figuran las conclusiones de sus misiones de observación a zonas fronterizas de Bulgaria, Francia, Grecia, Italia y la ex República Yugoslava de Macedonia, la Oficina del ACNUDH pide a los Estados europeos que aborden con urgencia la necesidad de proteger los derechos humanos de los migrantes.

“Con suma frecuencia los Estados aplican a la gestión de la migración estrategias centradas en la urgencia y la seguridad”, señala el informe.

“Las leyes y políticas restrictivas y el uso creciente de prácticas de detención, con salvaguardas jurídicas limitadas, tienen una repercusión de largo alcance sobre la seguridad, la salud y la dignidad de los migrantes”.   

Los equipos de observación constataron que la mayoría de los migrantes vivía en condiciones precarias en las zonas fronterizas y disponía de un acceso limitado a la asistencia letrada, la atención médica, la educación y otros servicios básicos. Las entrevistas realizadas a cientos de inmigrantes en diversos puntos fronterizos apuntaron a que la mayoría de ellos carecía de información sobre sus derechos en lo tocante al acceso a servicios,  asistencia para la reunificación familiar y procedimientos de asilo. Los equipos también detectaron la falta de medidas adecuadas para identificar y proteger a las personas con discapacidad y a las víctimas de torturas o violencia sexual.

“Las situaciones que los migrantes afrontan al llegar y durante el tránsito agravan las experiencias traumáticas anteriores que muchos de ellos vivieron en sus países de origen y durante los terribles trayectos hasta llegar a Europa”, dijo la Sra. Pia Oberoi, Asesora sobre migración de la Oficina del ACNUDH. “Habida cuenta de que la gran mayoría de los migrantes se encuentran en esa situación de vulnerabilidad, se necesitan urgentemente respuestas  enérgicas para proteger los derechos humanos”.

Niños que viajan solos

La situación de los niños que viajan solos suscitó especial interés, dijo la Sra. Oberoi, debido a la carencia generalizada de sistemas de protección amplios y eficaces para atenderlos. Los equipos de observación comprobaron que en varios lugares las instalaciones que acogían a los recién llegados se usaban como centros de detención, en los cuales se recluía a los migrantes, incluso a los menores que viajaban solos y las familias con niños.  

Muchos de los menores entrevistados por los equipos de observación habían pasado ya semanas en esos centros de detención y carecían de información sobre los motivos de su reclusión o sobre cuándo y cómo podrían reunirse con sus familiares en otros lugares. Mientras señalaban a las verjas cerradas y el alambre de púas que coronaba los muros, los niños preguntaban: ¿Por qué estamos presos?”.

“El derecho internacional humanitario estipula claramente que los niños, tanto si viajan solos como si lo hacen con un familiar, nunca deben ser detenidos por motivos migratorios”, afirmó la Sra. Oberoi. “La atención a los menores debe basarse en el interés superior del desarrollo y el bienestar de cada niño o niña. Esto nunca puede cumplirse en un contexto de detención por motivos migratorios”.

Los equipos de observación se reunieron con funcionarios de la Unión Europea y con autoridades nacionales y locales, instituciones nacionales de derechos humanos y personal que trabajaba en las instalaciones de acogida de migrantes, campamentos o albergues, a fin de examinar la necesidad de dar prioridad y fortalecer la protección de los derechos de los migrantes.

En un discurso pronunciado recientemente ante los Estados Miembros de las Naciones Unidas, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein, hizo hincapié en la necesidad de aplicar a la migración estrategias basadas en los derechos humanos, en los planos nacional, regional e internacional. Zeid instó a los Estados a que apoyasen los debates internacionales para alcanzar un pacto mundial sobre migración segura, ordenada y regular.

“La Oficina del ACNUDH ha elaborado directrices y un conjunto de prácticas idóneas con el fin de ayudar a los Estados y otras partes interesadas a responder de manera más eficaz y adecuada a las necesidades de las personas vulnerables que se desplazan pero que no cumplen con los criterios vigentes que definen la condición de refugiado y, sin embargo, necesitan que se protejan sus derechos humanos”, dijo el Alto Comisionado.  

La Oficina del ACNUDH ha desempeñado una función de liderazgo al apoyar la histórica negociación encaminada a lograr un pacto mundial sobre migración y mantendrá el diálogo con los gobiernos, las instituciones nacionales de derechos humanos y los interlocutores de la sociedad civil con miras a garantizar la adhesión a las normas internacionales de derechos humanos para defender y proteger los derechos de los migrantes a lo largo y ancho de Europa.

1 de noviembre de 2017