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Hombres y muchachos luchan para eliminar la violencia machista

30 junio 2017

Para poner fin realmente a la violencia y la discriminación contra las niñas y las mujeres, los hombres y los muchachos deben ser vistos como algo más que una parte del problema; tienen que ser vistos como elementos indispensables de la solución, afirmó la profesora Lana Wells, de la Universidad de Calgary (Canadá).

“Necesitamos que se comprometan a frenar la violencia contra la mujer”, dijo la Sra. Wells.

 “Sabemos que los hombres y los muchachos tienen muchos privilegios y mucha influencia, de modo que necesitamos que fomenten y consoliden la igualdad de género, que promuevan relaciones sanas y transformen el concepto de masculinidad”.

La Sra. Wells participó en un debate reciente sobre la manera de incorporar a los hombres y los muchachos a las tareas de prevención y respuesta a la violencia contra mujeres y niñas, que tuvo lugar en el contexto del Consejo de Derechos Humanos. En el debate participaron también miembros de grupos que trabajan con hombres y muchachos a fin de ayudarles a eliminar actitudes muy arraigadas que impiden que las mujeres y las niñas puedan disfrutar de los derechos humanos. 

Cambiar los estereotipos nocivos

La lucha contra la violencia de género ha estado presente durante decenios en los programas nacionales e internacionales, pese a lo cual una de cada tres mujeres declarará haber sufrido violencia a lo largo de su vida, dijo la Alta Comisionada Adjunta de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, la Sra. Kate Gilmore. Una manera de combatir esa violencia consiste en librarnos de los rígidos estereotipos relativos a las funciones de género “que nos despojan de nuestra individualidad, al definirnos únicamente en términos de nuestro sexo”, señaló la Sra. Gilmore.

“Podemos prevenir la violencia de género y defender los derechos humanos de todas las personas, si realizamos un esfuerzo mancomunado para desmontar y modificar estas normas sociales nocivas”, afirmó la Alta Comisionada Adjunta ante el público asistente. “Para hacerlo, debemos usar diversas tácticas. Por ejemplo, es esencial en este sentido velar por que los adolescentes reciban una educación sexual de amplio espectro, que les enseñe el respeto, la autonomía personal y el consentimiento”.

Otra manera de combatir la violencia es promover la masculinidad positiva, haciendo que la mayoría silenciosa de los hombres que no están de acuerdo con las prácticas y las actitudes dañinas expresen sus opiniones, dijo Abhijit Das, fundador de la organización Men’s Action for Stopping Violence against Women in India [Hombres en acción para frenar la violencia contra las mujeres en la India] y copresidente de MenEngage Alliance, una coalición de ONG que trabaja con hombres y muchachos a fin de promover la igualdad de género. En el curso de su labor, el Sr. Das ha constatado que mientras más hombres se manifiestan en favor de la igualdad o la erradicación de las prácticas nocivas, más sencillo resulta persuadir a otros hombres de la comunidad para que cambien sus puntos de vista anticuados y conservadores.

“Un hombre solo resultado abrumado por la presión social”, afirmó. “Pero cuando hay un grupo de hombres que dicen ‘tenemos otra opinión’ o ‘vamos a actuar de otro modo’…. se crea poco a poco una norma social alternativa”. 

Para que los hombres participen en este proceso, es preciso impugnar la idea de que son violentos por naturaleza, afirmó Anthony Keedi, asesor técnico del ABAAD Resource Centre for Gender Equality [Centro de recursos para la igualdad de género] de Líbano.

“Cuando empezamos a poner en tela de juicio qué significa ser un hombre, un ser humano, especialmente en contextos de conflicto, vemos que la violencia no es algo inherente al hombre, sino algo aprendido”, dijo el Sr. Keedi. “Por lo tanto, es posible que los hombres lleguen a ser agentes del cambio, la paz y la igualdad de género, mediante una transformación personal. El objetivo consiste en convertirse en un ser humano auténtico, porque los valores masculinos van más allá de simplemente mantener a la familia o mostrar fortaleza, también pueden consistir en proporcionar cuidados, en ejercer de padres y en mostrar todas las facetas de la vida humana. Así se elimina la excusa que algunos hombres utilizan de que tienen que proteger a la mujer y, por ende, [impedirle] que promueva su independencia”.

A fin de cuentas, la violencia permanente contra las niñas y las mujeres, aun bajo el benigno disfraz de la protección, nos perjudica a todos, afirmó Francis Oko Armah, un joven activista, miembro de la asociación Curious Minds de Ghana. En vez de luchar en un combate externo, en el que usted cree que lo que la mujer gana el hombre lo pierde, los hombres necesitan un cambio de actitud en su fuero interno, dijo.

“Nos corresponde a nosotros aplacar esa lucha interna, de modo que cuando una mujer esté en plano de igualdad con nosotros, eso no signifique que es mejor que nosotros o que nosotros somos menos hombres”, añadió Armah. “Somos seres humanos, y eso es lo que debemos entender. Esta lucha en pro del empoderamiento de las mujeres –para poner fin a la discriminación y la violencia- es ante todo una lucha por la humanidad”.

30 de junio de 2017