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El respeto de los derechos humanos es clave para prevenir y rechazar el extremismo violento

08 abril 2016

El extremismo violento es un fenómeno mundial, que no es exclusivo de una determinada región, nacionalidad o religión, afirmó el Secretario General de las Naciones Unidas, el Sr. Ban Ki-moon. Pero el objetivo de los extremistas es el mismo: dividir para vencer.

“El objetivo de los extremistas violentos no es necesariamente atacarnos a nosotros, sino lograr que nosotros nos ataquemos mutuamente”, señaló el Secretario General. “Su misión principal no es la acción, sino la reacción. El propósito es dividir a las comunidades. El objetivo es hacer que el miedo nos domine”.

El Sr. Ban formuló estas declaraciones durante la Conferencia de Ginebra sobre la prevención del extremismo violento. El cónclave, de dos días de duración, fue auspiciado por el gobierno de Suiza y las Naciones Unidas, y congregó a expertos principales, representantes de diversos organismos de las Naciones Unidas y funcionarios gubernamentales para debatir sobre cómo aprovechar el Plan de Acción del Secretario General para Prevenir el Extremismo Violento.

En este plan se formula una estrategia de amplio espectro para la acción en los planos mundial, regional y nacional. Los expertos han señalado que en la actualidad hay más de 30.000 combatientes extranjeros que participan en actividades extremistas en unos 100 países. El plan de acción se centra en cinco puntos, entre ellos la prevención, el sentido de pertenencia nacional y el apoyo de las Naciones Unidas.      

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, el Sr. Zeid Ra’ad Al Hussein, afirmó que la manera de luchar contra el extremismo violento no consistía en aplicar más violencia, sino en respetar y promover los derechos humanos.

“Para combatir la violencia, debemos a la larga trascender la violencia, tanto la legítima como la de otro tipo”, dijo el Alto Comisionado. “Si trabajamos con razón y justicia, podremos reconstruir un sentido fundamental de lealtad y pertenencia en todos los sectores de la sociedad. Debemos luchar contra la discriminación y promover la equidad. El acceso equitativo para todos a los derechos económicos, sociales y culturales contribuirá a inmunizar a las personas y las sociedades contra el extremismo violento”.

A fin de potenciar la reciedumbre de las comunidades y su capacidad de resistencia ante el extremismo violento, es preciso alejarse de la estrategia basada en la “seguridad pura y dura”, dijo Zeid. Al centrar la atención en los derechos humanos se logra precisamente eso, porque se fomenta la capacidad de resistencia de las comunidades afectadas y éstas sienten que tienen más espacio para expresarse con libertad y participar plenamente en la vida política y los asuntos públicos.

“El extremismo violento no es invencible”, dijo el Alto Comisionado. “Las condiciones que propician ese fenómeno pueden corregirse… Debemos asegurar que se exige una rendición de cuentas cabal por las violaciones y los abusos de derechos humanos cometidos en el pasado, y asegurar también la reparación para las víctimas, a fin de sanar las heridas que conducen a los agravios y el resentimiento”. 

8 de abril de 2016