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Ojos que no ven, corazón que no siente: Las muertes en las cárceles de Siria

15 febrero 2016

“Dos detenidos morían cada día”, recordó en Damasco un hombre recientemente detenido en una prisión del gobierno.

El interlocutor recordó cuando sacaron a uno de los presos de su celda para interrogarlo.

“Lo torturaron gravemente y lo golpearon en la cabeza. Cuando lo devolvieron a la celda, me dijo: ‘creo que no voy a sobrevivir. Por favor, cuida de mis hijos’. Murió 15 minutos después. Los guardias se limitaron a entrar y llevarse el cadáver”, afirmó.

Esta terrible historia es una de las 600 entrevistas recopiladas por la Comisión Internacional Independiente de Investigación sobre la República Árabe Siria para su último informe, que estudia los malos tratos y asesinatos de detenidos, cometidos por todas las partes involucradas en el conflicto en los últimos cuatro años y medio, del 10 de marzo de 2011 al 30 de noviembre de 2015.

Hombres, mujeres y niños sirios han sido detenidos en la calle, en sus casas, en el trabajo o arrestados en los puestos de control del gobierno, a fin de trasladarlos a alguno de los numerosos centros de detención oficiales o secretos que el gobierno mantiene en todo el país. A estos detenidos los están matando en masa, en actos que equivalen a un exterminio, siguiendo una política de Estado de atacar a los civiles, lo que constituye un crimen de lesa humanidad, concluye el informe. Entre las personas que murieron mientras estaban arrestados por el gobierno hay niños pequeños, incluso de siete años de edad.

En vez de investigar estas muertes, las fuerzas gubernamentales han ocultado intencionalmente el hecho de que han sido causadas por omisiones o actos deliberados de los altos mandos. 

“Los funcionarios de prisiones, sus superiores jerárquicos, los oficiales de alta graduación de los hospitales militares y la policía militar estaban al corriente de que estas muertes en masa estaban ocurriendo”, afirmó el presidente de la Comisión, Paulo Sérgio Pinheiro. “Casi todos los detenidos que han sobrevivido han salido de prisión tras sufrir malos tratos inimaginables. Para el sirio de a pie, el espectro del arresto o el secuestro, y los horrores casi inevitables que vienen a continuación, han paralizado a comunidades enteras a lo largo y ancho del país”.

Muchos otros detenidos fallecen mientras están detenidos por el gobierno como consecuencia de heridas que no reciben tratamiento, enfermedades y privación de atención médica.

En un centro de detención de Damasco, al menos tres o cuatros presos mueren cada día a causa de la negligencia, según ha manifestado un guardia de seguridad que desertó de la Dirección General de Inteligencia. 

“En su mayoría murieron a causa de la falta de higiene en las celdas atestadas de presos”, declaró el ex guardia.

Las celdas estaban tan congestionadas que los presos no podían moverse. Se les hinchaban los pies y a algunos de ellos se les declaró la gangrena.

“Si el estado de salud del preso era urgente, yo acudía directamente al jefe de la prisión”, explicó. “Pero a nadie le importaba. A veces, un médico iba a examinar el preso enfermo y quizá le formulaba algunas preguntas”.

A los sirios no sólo se les tortura y asesina cuando están detenidos por el gobierno, sino también en centros de detención improvisados por el grupo terrorista Jabhat al-Nusra y otros grupos armados de la oposición. 

“En toda Siria, numerosos civiles han sido ejecutados sumariamente tras juicios ilegales, mientras que otras personas que han sido mantenidas en rehenes por grupos armados han muerto en detención”, dijo Vitit Muntarbhorn, uno de los miembros de la Comisión.

A una mujer de avanzada edad que formó parte de un grupo de civiles de la zona de Jisr Al-Shughour en Idlib que fue rehén de Jabhat Al-Nusra, la retuvieron en una prisión improvisada donde, según recuerda, oía los gritos y alaridos de los hombres sometidos a tortura.

“Podía oírlo todo a través de las paredes –latigazos, palizas y cosas aún peores”, dijo la anciana. “A veces oía los disparos, cuando ejecutaban a los presos”.

El Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIS, por sus siglas en inglés) también somete a sus detenidos a graves malos tratos, entre otros, torturas y ejecuciones sumarias, lo que equivale a delitos de lesa humanidad y crímenes de guerra.

“Los responsables de tratos inhumanos, torturas y muertes de detenidos en todo el país deben pagar por sus crímenes”, declaró la Comisionada Carla Del Ponte. “Todos tienen responsabilidades individuales”, añadió, señalando que, entre sus numerosas recomendaciones, la Comisión pidió al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que refiera la situación de Siria a la Corte Penal Internacional de La Haya.

15 de febrero de 2016