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Un clamor de justicia: el sufrimiento incesante de los civiles sirios

22 septiembre 2015

Nadie prestó demasiada atención al grupo de hombres que parecían pertenecer a las Unidades de Protección del Pueblo Kurdo (YPG, por sus siglas en inglés), y que se reunieron en la ciudad de Kobane, provincia de Aleppo, en las primeras horas del 25 de junio.

Nadie tenía motivos para preocuparse, hasta que los hombres empezaron a gritar y a disparar.

“Ustedes son kafirs (infieles)”, gritaban a los vecinos.

“Y [a continuación] empezaron a disparar indiscriminadamente”, declaró un joven estudiante de derecho en una entrevista realizada por la Comisión de Investigación de las Naciones Unidas sobre Siria. “Sé que al menos 90 civiles, muchos de ellos mujeres, niños y ancianos, murieron en el ataque. Pero estoy seguro de que fueron muchos más”. 

Los agresores eran agentes infiltrados pertenecientes al denominado Estado Islámico en  el Iraq y el Levante (ISIS, por sus siglas en inglés). Los militantes se dispersaron por la ciudad de Kobane y durante dos días dispararon constantemente contra la población civil. El relato de la agresión que figura arriba es uno de los centenares de testimonios que aportaron los testigos presenciales y que la comisión utilizó para elaborar su último informe.  

En este décimo informe presentado al Consejo de Derechos Humanos, la comisión centró su atención en las repercusiones del conflicto sobre grupos y comunidades particularmente afectados, entre otros las mujeres, los niños, las minorías religiosas, los asediados, los activistas de derechos humanos, y los abogados, periodistas y profesores universitarios.

 “Los civiles sufren lo indecible, ante la mirada del mundo”, afirmó el presidente de la comisión, Paulo Sérgio Pinhiero. “Si no se despliegan más esfuerzos para lograr que las partes participen en las negociaciones de paz, dispuestas a transigir, el conflicto sirio —al igual que las muertes y la destrucción que causa— no cesará en un futuro previsible”.

Durante casi cinco años, Siria ha estado empantanada en este conflicto, que comenzó en 2011, cuando el gobierno desencadenó una violenta represión contra los manifestantes que pedían más derechos económicos y políticos, y libertades cívicas. Con los años, el conflicto ha crecido en dimensión y complejidad, a medida que  diversos grupos radicales de carácter religioso o ideológico se han incorporado a la lucha por el poder y el territorio a lo largo y ancho del país. Los combates han causado desplazamientos masivos de población civil y se calcula que de los 23 millones de personas que vivían en Siria antes del conflicto, 8 millones se encuentran desplazados dentro del país y 4 millones han huido a países vecinos. Unos 300.000 de ellos han cruzado los mares para tratar de llegar a Europa y otros destinos.

“Preservar la humanidad esencial de las personas afectadas por el conflicto –tanto si han huido como si han tenido que permanecer en el país y afrontar la lucha- es la razón de ser de la investigación que lleva a cabo la comisión”, dijo Pinheiro.

En una conferencia de prensa celebrada recientemente, los miembros de la comisión mostraron una evidente decepción ante la lentitud de las negociaciones encaminadas a lograr una solución política de la crisis y la carencia de dispositivos que permitan llevar ante los tribunales a los responsables de las atrocidades.

“Nosotros investigamos”, señaló la comisionada Carla del Ponte, “pero no ocurre nada. Es decir, que la justicia –que debería ser el primer e importante paso hacia la paz- es ilusoria. En Siria, los crímenes se cometen con total impunidad”.

En el informe se pide la aplicación de medidas urgentes para garantizar la protección del pueblo de Siria. El documento contiene 24 recomendaciones a las partes en conflicto, la comunidad internacional y el Consejo de Seguridad.

 22 de septiembre de 2015