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Declaraciones Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

El Alto Comisionado envía mensaje en vídeo al Foro de la CEPAL sobre los ODS

26 abril 2023

En

Sexta reunión del Foro de los Países de América Latina y el Caribe sobre el Desarrollo Sostenible (CEPAL, Santiago de Chile, 25-28 de abril de 2023)

Mensaje en vídeo del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk

Reciban mi más cordial saludo. Agradezco a la Argentina y a la CEPAL la oportunidad de hacer uso de la palabra en esta reunión.

La historia de la humanidad está jalonada por millones de momentos decisivos. Uno de esos momentos ocurrió hace 75 años, cuando la Declaración Universal de Derechos Humanos fue aprobada, con el consiguiente reconocimiento de la dignidad y el valor intrínsecos de cada ser humano del planeta.

Este documento sentó las bases de un ideario en el que los derechos humanos fueron el zócalo de la libertad, la justicia y la paz.

Y, al mismo tiempo, la Declaración constituyó un rayo de esperanza para un mundo que empezaba a recuperarse de la destrucción, la desesperación y las penalidades de dos guerras mundiales.

En palabras del abogado chileno Hernán Santa Cruz, uno de los redactores de la Declaración, “los derechos humanos se derivan del hecho de existir” y no son dádivas otorgadas por ningún Estado. 

Esta región ha sido durante décadas adalid de los derechos humanos.

El contingente de países de la región LAC que participó en la conferencia inaugural de las Naciones Unidas en 1945 promovió una agenda de derechos humanos. Luego, la región desempeñó una función esencial al garantizar que los derechos económicos, sociales y culturales fueran incluidos en la Declaración Universal, lo que hizo de la indivisibilidad y la universalidad principios rectores en el marco de los derechos humanos.

Derechos para todos, en cualquier lugar.

Estimados colegas:

La Agenda 2030 -eje de vuestro debate- se basa en la Declaración Universal.

Sin derechos humanos, no puede haber desarrollo sostenible. Hace tres semanas, este hecho fue reconocido por el Consejo de Derechos Humanos mediante la histórica resolución en la que hizo hincapié en la urgencia de integrar los derechos humanos en los planes nacionales orientados a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Esta resolución fue coauspiciada por Chile y Luxemburgo, y contó con el apoyo de otros países de América Latina y el Caribe.

En una época de crisis mundiales múltiples y profundas, esta resolución es fundamental.

Hemos recorrido ya más de la mitad del camino que nos separa de 2030, pero estamos muy retrasados. Los reveses en materia de derechos humanos se agravan en muchos países, especialmente cuando las consecuencias de la pandemia de COVID-19 todavía se dejan sentir.

La región de América Latina y el Caribe ha padecido durante mucho tiempo algunas de las peores tasas de desigualdad socioeconómica del mundo.

La pandemia de COVID-19 agravó estas desigualdades ya que tanto sus consecuencias sanitarias como económicas afectaron de manera más que proporcional a las mujeres, los pueblos indígenas, los afrodescendientes, las personas de edad, los reclusos, los miembros del colectivo LGBTIQ+, los refugiados y los migrantes.

Millones de personas se hundieron aún más en la pobreza extrema, combinada, en diverso grado, con la debilidad de los sistemas sanitarios y de seguridad social, la fragilidad de las instituciones, la escasa diversificación de las economías y el elevado número de trabajadores informales.

La recuperación de la pandemia exige más estabilidad y mayor crecimiento económico. Ese proceso requiere que los esfuerzos económicos orientados a lograr una mejor recuperación se basen en los derechos humanos, lo cual entraña la necesidad de atenuar las desigualdades y realizar plenamente los derechos económicos, sociales y culturales, así como de centrar en los más marginados los presupuestos y las políticas. Y también conlleva la necesidad de otorgar prioridad a la protección social y los cuidados sanitarios universales, el acceso a la educación y la sostenibilidad del planeta.  

Asimismo, debemos superar los promedios nacionales mediante el empleo de datos desglosados. El uso de mejores estadísticas permite elaborar políticas más eficaces a fin de suprimir las desigualdades.

Además, es preciso empoderar a las personas, incluso a las que han permanecido marginadas, con el fin de que puedan participar activamente en los procesos políticos.

Los esfuerzos en el plano nacional deben ir acompañados de la solidaridad internacional, en el espíritu del derecho al desarrollo. A este fin es esencial disponer de una estructura financiera adecuada, que permita a los Estados ampliar el espacio fiscal destinado a los derechos humanos y al derecho sostenible. La Iniciativa de Bridgetown, coordinada por el Primer Ministro de Barbados, es un ejemplo positivo en este sentido.

Estimados colegas:

El 75º aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos es una oportunidad de revitalizar la promesa de derechos humanos para todos. La Iniciativa Derechos Humanos 75 se propone renovar el consenso mundial en torno a la agenda global de derechos humanos.

Espero que podamos cooperar con todos ustedes en la consecución de esta visión crítica y cuento con su apoyo para lograrlo.

Como ustedes saben, los resultados de este foro regional contribuirán a enriquecer el debate mundial en torno a los ODS. En su calidad de líderes de la región de América Latina y el Caribe, sus opiniones son esenciales para recordar al mundo entero que los derechos humanos son las herramientas más poderosas de las que disponemos para salir de la crisis y lograr un nuevo comienzo.

Espero que sostengan debates sustanciales y provechosos.

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