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Declaraciones y discursos Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

La cooperación internacional y una participación significativa de la población contribuirán a reforzar el desarrollo, afirma la Alta Comisionada Adjunta

Declaración de apertura

30 octubre 2023

Pronunciado por

Sra. Nada Al-Nashif, Alta Comisionada Adjunta de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

En

Octava Sesión del Mecanismo de Expertos sobre el Derecho al Desarrollo

Lugar

Ginebra

Estimada Vicepresidenta,

Distinguidos delegados,

Estimados miembros del Mecanismo de Expertos,

Colegas y amigos,

Me complace darles la bienvenida, junto con la Embajadora Macdonal Álvarez, al octavo periodo de sesiones del Mecanismo de Expertos sobre el Derecho al Desarrollo.

Para comenzar, quisiera expresarles nuestra gratitud por el trabajo que ha realizado el Mecanismo de Expertos. Los Estados Miembros, los agentes de la sociedad civil y otros interesados se han beneficiado considerablemente de los análisis y las recomendaciones que este órgano les ha proporcionado sobre toda una gama de asuntos estructurales y de políticas.

Los temas que han surgido reiteradamente en casi todos los debates y estudios temáticos son la importancia de la cooperación internacional y la plena participación de los derechohabientes.

Estimados expertos y participantes:

El derecho al desarrollo es una prerrogativa fundamental para hacer realidad el derecho de la población a un nivel de vida adecuado. En su discurso inaugural ante el Consejo de Derechos Humanos, en septiembre pasado, el Alto Comisionado nos recordó que “las cuestiones relativas al desarrollo subyacen en casi todos los retos que afrontamos” [1]

El desarrollo basado en los derechos humanos propicia el acceso a los alimentos y al cuidado sanitario de bajo costo. Ese desarrollo fomenta también la igualdad de oportunidades, incluso en la educación y las perspectivas económicas, y les consagra una cuota equitativa de recursos. Además, el desarrollo debe venir acompañado de un medio ambiente limpio, saludable y sostenible, y de la libertad de cada persona para tomar sus propias decisiones. El desarrollo debería también facilitar el acceso a la información objetiva y fomentar el Estado de Derecho en todos los países.  

El derecho al desarrollo es el derecho a disfutar de los beneficios del desarrollo, que permite que todos los demás derechos y libertades fundamentales pueden realizarse plenamente. Cuando no se respeta el derecho al desarrollo, el retroceso en los avances duramente logrados acarrea de inmediato consecuencias duraderas: pobreza, hambre, conflictos, inestabilidad, desventajas de quienes quedan rezagados y, a fin de cuentas, perjuicios para todos, tal como expliqué el año pasado en mi discurso ante este Mecanismo de Expertos.

Para hacer frente a esta crisis mundial sin precedentes, necesitamos un grado excepcional de cooperación y solidaridad internacionales. Por desgracia, nos enfrentamos una y otra vez no sólo a la inacción, sino a lo que quizá es peor, acciones y palabras que nos empujan a la división, socavan el Estado de Derecho y nos alejan de nuestros objetivos y programas comunes.

Debemos perseverar. Seguiremos promoviendo el diálogo, las decisiones audaces por parte de los líderes y su capacidad de aplicar medidas ambiciosas que nos conduzcan hacia un orden político, social y económico equitativo.

Este es el momento de invertir en soluciones preventivas basadas en los derechos humanos, redoblar esfuerzos y compromisos para hacer realidad todos los derechos humanos, incluso el derecho al desarrollo. Debemos crear las condiciones necesarias para fomentar la participación activa, libre y significativa en los planes nacionales e internacionales. El derecho a contribuir al desarrollo y a beneficiarse de sus frutos como cualquier ser humano es inalienable.

El mes que viene, en diciembre, celebraremos el 75º aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos. A medida que nos aproximamos a esa conmemoración, en estos tiempos turbulentos, exhorto a todos a que recordemos las fórmulas inspiradoras e inequívocas que figuran en la DUDH, desde el primer artículo -“todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”-, hasta el último, que advierte contra todo acto o actividad “tendiente a la supresión de cualquiera de los derechos y libertades proclamados en esta Declaración”.

Les deseo que sostengan debates muy fructíferos en este periodo de sesiones.


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