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Declaraciones Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

Declaración en RightsCon 2022

06 junio 2022

Pronunciado por

Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos Michelle Bachelet

En

RightsCon 2022, 6-10 de junio de 2022

Declaración Inaugural en Vídeo

Distinguidos Colegas, 

Es un placer poder dirigirme a ustedes hoy. 

Estos tiempos tan precarios pueden resultar difíciles de soportar, con la pandemia que continúa, los conflictos violentos que no paran y las tendencias autoritarias en aumento por todo el planeta. 

Hemos escuchado repetidamente que a la vez que las tecnologías digitales nos han acercado a un avance humano sin precedentes, estas también han traído con ellas nuevos desafíos a la hora de proteger los derechos humanos y la democracia. 

Si queremos hacer frente a estos desafíos de forma eficaz, toda medida debe estar basada en la capacidad de las personas para ser partícipes en la creación de las políticas que afectan a sus vidas.   Aun así, este «espacio cívico», el espacio para que todo el mundo pueda participar tanto en línea como fuera de línea, se reduce cada día un poco más. 

Hoy, quiero recalcar lo importante que resulta vuestra labor, toda vuestra labor en su conjunto, para poder revertir esta tendencia. Permítanme subrayar tres campos donde yo creo que nuestros esfuerzos conjuntos pueden tener consecuencias relevantes: 

En primer lugar, necesitamos afianzar de forma urgente nuestro derecho a la vida privada en el ámbito digital.  Empresas y Estados tienen un acceso sin precedentes a cantidades de datos sobre personas.  Las comunicaciones digitalizadas, así como la integración de mecanismos de seguimiento y vigilancia en nuestras ciudades e infraestructuras de transporte están facilitando la vigilancia a una magnitud e intensidad asombrosas. 

Un reciente informe publicado por el Consejo Irlandés por las Libertades Civiles destacó que la tecnología para publicidad hace un seguimiento y comparte el uso en línea además de la localización real de las personas 178 billones de veces al año solamente en EEUU y Europa. 

Las revelaciones por el caso Pegasus ayudaron a levantar el velo sobre el alcance de la vigilancia digital por parte de los Estados así como sus efectos nefastos, incluyendo para la libertad y las vidas de los defensores de derechos humanos, periodistas y disidentes.

La industria de la tecnología de vigilancia lleva demasiado tiempo sin ser controlada.  Esa es la razón por la que el año pasado solicité una moratoria en la venta de instrumentos de vigilancia.  Hasta que no se apliquen salvaguardias de derechos humanos, debemos trabajar juntos para detener la exportación, venta, traspaso y uso o reparación de instrumentos de vigilancia. 

Con un incremento del seguimiento por parte de empresas y de la vigilancia por parte de gobiernos de la actividad en línea, las personas necesitan de herramientas más poderosas para poder protegerse, incluyendo cuando acceden a redes privadas virtuales.  El cifrado de extremo a extremo también sigue siendo fundamental para proteger los derechos humanos así como a sus defensores. 

En segundo lugar, el derecho a la libertad de expresión debe ser protegido en línea y fuera de línea, además de hacer frente al discurso de odio en línea y a la desinformación.

Somos testigos de cómo periodistas y defensores de derechos humanos son silenciados por gobiernos y cómo grupos en línea organizados tratan de silenciarlos.  Vemos cierres de Internet en todas sus formas, que incluyen ataques contra grupos e interrupciones generalizadas en momentos críticos, como por ejemplo cuando se acercan elecciones. 

Y mientras el espacio público digital mantiene su promesa de inclusividad, las personas marginadas, las mujeres, y todos aquellos que expresan puntos de vista críticos, se enfrentan a amenazas y ataques, lo que reprime cada vez más sus opiniones. 

Un número cada vez mayor de leyes aspira a regular las comunicaciones en línea para prevenir posibles daños.  No obstante, en muchos casos, debido al lenguaje demasiado amplio o vago que utilizan, estas leyes pueden empeorar aun más la situación, erosionando todavía más la confianza en las instituciones públicas. 

La legislación sobre derechos humanos exige que las restricciones a la libertad de expresión cumplan con el criterio triple de necesidad, proporcionalidad y legalidad.  Tanto los Estados como las empresas han de ser más transparentes y asumir responsabilidades respecto de su actividad relacionada con el contenido en línea. 

Finalmente, debemos abordar la brecha digital. A la vez que las economías más avanzadas se dirigen rápidamente hacia la transformación digital, 3,7 mil millones de personas, la mayoría de las cuales son mujeres, y la mayor parte en países en desarrollo, siguen sin estar conectadas.  Mientras se están haciendo esfuerzos para resolver el problema de la conectividad, debemos asegurarnos de que aquellos que necesitan más ayuda no quedan aun más relegados.  Esto supone intensificar nuestros debates sobre la conectividad y los cierres de Internet, recordando que en ocasiones, los obstáculos al acceso digital son impuestos por los gobiernos, no por la propia situación económica. 

Distinguidos Colegas, 

Nos encontramos ante un momento crítico. 

Pero contamos con las herramientas para poder desarrollar soluciones: todos nuestros esfuerzos deben estar arraigados en los derechos humanos, en el respeto por la democracia y en el estado de derecho. Unos mejores instrumentos regulatorios de las tecnologías de seguimiento y de los sistemas de inteligencia artificial que conlleven riesgos elevados son clave.  Los Estados deben trabajar para crear regímenes de control de las exportaciones de spyware además de reforzar los marcos legales para proteger mejor el derecho a la vida personal. 

Debemos insistir en exigir transparencia y responsabilidad a aquellos que ejercen el poder, ya sean gobiernos o empresas, y reclamar reparaciones para aquellos que sufran las consecuencias. 

Todo esto solamente es posible si forjamos coaliciones entre diferentes actores. Las posibles soluciones ante los desafíos a los que se enfrentan las minorías, las mujeres o los niños, por ejemplo, suelen debatirse en silos. 

Para que pueda ser eficaz y sostenible, la regulación en línea debe debatirse no detrás de las puertas cerradas de las empresas u oficinas gubernamentales, sino de forma pública, y compartiendo diversas opiniones en el debate. 

Una parte excesiva del debate se centra en el mundo desarrollado, y en el papel que desempeñan las empresas y gobiernos de EEUU o europeos.  Pero el impacto de la revolución digital afecta a todo el planeta. 

Las medidas que se aprueben en cualquier punto pueden convertirse en modelos a seguir en todo el mundo.